7.

1965 Palabras
Chen’s POV Caminaba por el pasillo, era martes y la profesora de español me mandó a entregarle una carpeta al profesor de deportes, entonces fui hasta la cancha, ahí estaban todos los de once, las chicas jugaban fútbol en la primera cancha y los chicos también en la segunda. Estos últimos bebían agua, al parecer estaban en descanso. Vi a Hugo, estaba junto a unos chicos y me miró de reojo cuando pasé a hablarle al profesor. Quise meterme dentro del sobre o correr, pero traté de mantener la compostura. Esto que ocurrió la noche ese sábado daba vueltas y vueltas en mi cabeza, esa imagen nunca dejó de perseguirme y quiero enloquecer, esto es demasiado. No puedo con estos sentimientos, Hugo no ha salido de mi cabeza, recuerdo sus manos sobre mí, su olor, la forma en que me miraba… pero desde esa noche, él se dedicó simplemente a ignorarme, como si eso nunca hubiese ocurrido y yo quería morirme. -Dígale a la profesora que gracias. -Dijo el profesor y caminé de regreso. A tan sólo unos metros detrás estaba Hugo y me miraba fijamente...¿se acordó… de mí? Mi corazón se aceleró. El llevaba su sudadera, una camiseta blanca y estaba despeinado, sudaba un poco por el ejercicio, pero aun así se veía precioso. ¿Cómo es que pudiste meterte tan fácil en mi cabeza? ¿es esto normal? ¿perdí la razón? Me hizo señas de que me acercara. Lo hice de inmediato, no pude evitar sonreír al ver que él quería hablarme. -Hugo, ¿cómo estás? -Agarré su mano, él la soltó alterado. Miró hacia los lados avergonzado, no entendí por qué hizo eso. -Mierda Chen, no vuelvas a hacer algo así. -Se quejó, bajé la mirada. -Te espero a dos calles de la escuela a la salida. Espero no tardes. Lo vi alejarse, sonreí. ¿Será que… quiere pasar la tarde conmigo? ¿ahora sí quiere? Caminé de regreso al aula de clases, con muchos pensamientos encima, también pensaba en el trabajo de inglés que debo entregar. Es en pareja, debía hacerlo con Samuel, hice mi parte hace una semana y él es la hora y no me entrega su parte. Es mi amigo y lo quiero, pero la inteligencia se aleja tanto de él como Barranquilla está lejos de Tegucigalpa. Además, sé que lo intenta, pero su cerebro solo se actúa en función de Alex, pero todos los otros temas los desconoce, así como le imposibilita concentrarse en traducir la tonta novela y en cambio, dibuja su rostro en el cuaderno de inglés. Revisé mi teléfono cuando sentí que agarraron la manga de mi camisa antes de entrar al salón de clases. Era un chico que no conocía, solo sé que se sienta en la mesa de Hugo y Alex, pero no sé quién es. Me intimidó de inmediato, me sucede con cualquier desconocido. -Flaco, ¿qué tal estás? -Preguntó. -¿A qué…te refieres? -Dormiste como bebé en mi cama el sábado. -Bajé la mirada, avergonzado. Recordaba haber dormido en una cama, pero no sabía dónde había sido. -Me disculpo, soy Rubén. Te presté la cama porque estabas mal la otra noche, ¿estás mejor? -Creo que sí… lamento haberte incomodado. -No te preocupes. ¿Cómo te llamas? -Preguntó, ahora recuerdo que este chico tiene un gemelo, es el tonto al que le hice una vez un ensayo del renacimiento porque iba perdiendo historia y él, bobamente olvidó entregar el ensayo. La diferencia entre ambos es que este chico que tengo en frente es la versión más decente del otro y mejor parecida, Julián es un poco cutre para vestir y hablar. -Chen. -Curioso nombre. -Comentó y sonrió. -Me gusta. -No es un nombre bonito. -Te queda bien a ti. -Gracias… -Respondí avergonzado. Miré la hora en mi reloj, eran las 08:30am. -¿No deberías estar en clase de deportes? -No, yo no entro a esa clase. Me dan la hora libre. -¿Por qué? -Mmm. -Se recostó a la pared. -Tengo problemas del corazón, no es nada grave. -Sonrió de nuevo. -Los martes y jueves que tengo una hora libre de deportes, me dedico a pegar carteles por la escuela, no saben que yo los pego. Mira. -Me señaló detrás de mí un cartel en el tablero de noticias semanales, era un dibujo de un río entre las montañas, estaba muy bien hecho en verdad, tan bien que siempre creí que esos dibujos que rondaban eran impresiones de computadora, pero no. -¿Por qué haces eso? -No lo sé. -Sonrió de nuevo. -Deberías entrar a la clase. -Gracias por dejarme dormir en tu cama y perdón. -No hay problema, solo espero no verte llorar de nuevo, “Chen”. -Señaló entre comillas, escuché su risa. Rubén se reía muchísimo, parecía ser alguien muy alegre. -¿Por qué lo pones entre comillas? -Para recordarlo. No creo que lo olvide. A la salida, esperé a Hugo a la hora acordada: 12:30pm que es la hora de salida. Lo esperé por cinco minutos, luego diez, luego quince. Apareció cuarenta y cinco minutos después en su auto, tocó la bocina dos veces y me indicó que me subiera rápido. Empezó a manejar un poco deprisa, lo hacía al mismo tiempo que fumaba un cigarrillo y tarareaba canciones de Daddy Yankee que sonaban muy fuerte en la radio. Mis manos sudaban, lo miraba de reojo a veces, pero tardaba poco porque no quería que lo notara. Él no me había dirigido la palabra, solo se limitó a conducir muy rápido y quejarse de los autos que lo cerraban. Condujo hasta mi vecindario, pensé que me llevaría a mi casa, pero luego descarté esa idea porque sé que no él sabe que vivo aquí, no le he dicho y no creo que Samuel lo haya hecho. Pasamos justo en frente a mi casa, pero siguió conduciendo por unos diez minutos hasta que llegó a la parte en que solo hay conjuntos de edificios cerrados. Dio un par de vueltas y se detuvo justo donde ya no había más edificios ni parques, era solo la carretera, un par de edificios detrás y luego, nada. Solo la vegetación que no había sido derribada aún para construir, era un poco tenebroso aquí, no había nada ni nadie cerca, ni autos. -¿Qué hacemos aquí? -Aquí nadie va a vernos. -Lo miré desconcertado, no sabía a qué se refería. -Quiero follarte la boca. -Me puse nervioso a mil al escuchar eso y mi corazón se agitó, no sabía qué debería decir. -Yo… no lo sé. ¿Puede ser en otro lugar? -Sí quería hacerlo, moría por hacer esto de nuevo con Hugo, pero no quería que fuera así, no aquí, como si estuviéramos huyendo. -No. -Lo vi desabrochar sus jeans y bajarlos un poco, no tardó en asomarse su enorme erección y mordí mis labios, quería probarlo, necesitaba hacerlo. -Ven. -Sentenció y de inmediato lo hice, me incliné e introduje todo su m*****o en mi boca. Estaba duro, estaba tan duro que me encantaba. Hugo sujetó de nuevo mi cabello muy fuerte e inclinó su cadera, empezó a moverse tan rápido que me impedía respirar y sentía que no lo podía soportar. Sus embestidas eran rápidas, profundas y salvajes, era todo tan abrumador e incluso, doloroso. Quería que se detuviera, no estaba acostumbrado a esto, pero no podía hablar y él se sujetaba tan fuerte que me impedía moverme. Esto duró por unos minutos y pensé que se correría porque lo escuché jadear muy fuerte, pero luego sin previo aviso, sacó su m*****o de mi boca. -Desnúdate. -Ordenó. -Si pasa un auto podrían verme. -¿Acaso te lo pregunté? -Bajé la mirada y miré mis manos. Temblaban, me sucedió lo mismo la vez anterior debido a lo fuerte que sujetó mi cabello, hacía que mi cabeza doliera. Me desnudé por completo, estaba muy avergonzado, pero Hugo me dijo que me sentara sobre él, pero dándole la espalda. Me dijo que me inclinara hacia el volante. Esta posición me dejaba muy vulnerable, no sabía que iba a suceder. Sus manos recorrieron mi espalda haciéndome estremecer y sin previo aviso, apretó fuertemente mis glúteos y me palmeó muy fuerte, tanto que grité. -Gritas como la putita que eres. -¿Por qué tienes que decir estas cosas Hugo? Volvió a golpearme no solo una vez, lo hizo dos, luego tres, luego cinco y luego nueve veces. -¡Me duele! -Me quejé. -Quiero que te duela. -Jaló fuertemente mi cabello acercándome a él. Sentí su respiración en mi cuello, mi respiración estaba agitada y mis ojos lloroseaban, no sé por qué me hacía esto, no lo entiendo. Sentí sus dientes en mi cuello, me mordió tan fuerte que grité, pero no me soltaba, sentía que me desgarraba la piel, dolía demasiado. -¡Hugo detente! -Mordió más abajo mi cuello haciéndome gritar de nuevo y con sus manos, recorrió mi pecho hasta encontrar mis pezones. Apretó la punta de ellos con sus dedos y volvió a morderme. -¡Hugo detente! -Intenté alejarlo, lo empujé, pero me aprisionó con sus manos. Cada vez que intentaba alejarme golpeaba mi espalda o mi rostro, esto era horrible. Me empujó haciéndome apoyar sobre el volante y sentí sus dedos en mi entrada, estaban humedecidos de lubricante. Yo no quería hacer esto, estaba tan adolorido que no podía sentir placer y lloraba tanto que me impedía esto respirar, nunca había sentido algo como esto. -No quiero hacer esto… Sentí que uno de sus dedos entraba y mordí mis labios. A pesar de todo esto… esto sí se sentía maravillosamente bien. Lo introdujo por completo, pero no lo movía. Esto era una tortura, una dulce tortura. -Hugo… -Te gusta mucho, ¿no es así? -Por favor… sigue. -Quiero que tú te muevas, quiero que tu mismo te folles con mis dedos. -Hugo… -Introdujo otro y no pude evitar gritar, esto era… era tan caliente que incluso pensar en detenerme era imposible. Empecé a moverme y no podía evitar gemir, me encantaba… me encantaba tanto que me movía cada vez más rápido porque necesitaba más, más, más, pero esto no era suficiente, necesitaba… necesitaba su erección dura dentro de mí-Hugo… fóllame. -Ruégame. -Por favor… lo necesito. -Sonrió y grité muy fuerte cuando sentí su m*****o caliente en mí. Esto se sintió tan maravilloso que pensé que podría correrme con solo una embestida. Hugo sujetó mis caderas haciéndome mover más y más rápido, me costaba respirar, se sentía tan bueno que podría morir por esto. -Chen… Chen… -Lo escuché gemir y luego, sentí que un líquido caliente me llenó y exhalé fuertemente. Cerró los ojos y dejó de moverse. Yo no quería acabar, aún no había terminado y moría por hacerlo, entonces seguí moviéndome, pero Hugo me hizo a un lado. Me dijo que me bajara y me vistiera. -Quiero acabar… -Estoy cansado y ya debo irme. -Hugo… -Me ignoró y se vistió rápidamente, no tuve otra opción más que vestirme. No entiendo por qué debes ser así, esto es tan frustrante que me hacía sentir miserable y vulnerable, sé que esto era como la mierda, pero sé que mentiría si dijera que el mañana me pide de nuevo subirme en su auto diría que no, sé que no le diría eso. No lo entiendo, no sé de dónde surgió esta necesidad, esta horrible necesidad por él que quiero que se detenga, no sé qué podría sucederme si esto sigue avanzando, temo imaginar que llegue a enamorarme de alguien como él. Estando ya vestidos por completo, Hugo encendió su cuarto cigarrillo de esa tarde y también su auto. Me preguntó dónde vivía y condujo hasta mi casa. Me bajé y antes de despedirme, él ya se había marchado.
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