CAPITULO 1

1058 Palabras
- Señorita Johnson, diríjase a la dirección - una y otra vez se repite la misma frase por el megáfono de la escuela. Me levanto un poco tímida y le pido permiso a la profesora para dirigirme a la coordinación. Después de unos cincuenta pasos llego, algo extrañada de que se hayan tomado el trabajo de llamarme por el megáfono de la escuela. Toco la puerta con tres golpes, tal y como me enseñaron en casa desde muy pequeña, escucho un: siga por favor y abro la puerta. —Buenos días, señor director —asomó mi cabeza por la puerta algo tímida. -¡Señorita Johnson! - el director se levanta, como si le alegrara muchísimo de verme y frunzo un poco el ceño, preguntándome que bicho le pico al señor Bran - la estábamos esperando - me dice y me doy cuenta de que no estamos solos en la habitación - Él - señala a un chico con la capucha del suéter sobre la cabeza - es el joven Teodoro Saumel, tu nuevo compañero de curso - miro a los ojos a mi coordinador queriéndole preguntar, que tengo que ver con esto exactamente, el señor Bran me deja parada mientras se sienta frente a su escritorio - necesito que le muestres la escuela y le ayudes a ponerse al día con sus pendientes. —Señor Bran, - hago una pausa. - Estamos en exámenes finales, no tengo tiempo para perder, mostrando la escuela al nuevo estudiante - no me importa que el chico esté frente a mí y el otro señor. - Señorita Johnson, es su deber como presidenta de la clase - Me dice algo alterado. - No creo haber firmado ningún contrato donde diga que tengo esa responsabilidad - pongo mis manos en mi cadera. - Señorita Johnson, se lo pido como un favor especial para el director, usted es la mejor estudiante de la universidad y el señor —señala al tal Teodoro - necesita ayuda especial. - Discúlpeme, señor Bran, pero la que se encarga de la caridad. Es mi madre. Si me disculpa, necesito llegar a mi clase de matemáticas. Trato de salir lo más rápido que puedo de dirección, no quiero tener nada que ver con esto, no quiero involucrarme con nadie, no quiero tener que ver con nadie. - ¿Qué quieres? - ¿Ah? Me detengo en la puerta —pregunté... ¿Qué quieres para que apoyes a mi hijo? — El señor acudiente o padre, no tengo ni idea, está de pie casi frente a mí. ¿Preguntándome qué quiero? -¿Qué está dispuesto a darme? - No me malinterpreten, las oportunidades, se dan una sola vez en la vida. —Puedes pedir, lo que quieras - mete las manos en sus bolsillos. He visto esa expresión de su rostro en papa, cuando hace negocios que no quiere perder. - Déjeme pensar - me devuelvo y doy unos pasos leves por la oficina del director... ¡Algo que quiero realmente! - Quiero estudiar artes y no quiero que mi familia se entere, además de eso, no quiero que me den favoritismo por ser una Johnson - miro directamente a los ojos al director. - Señorita Johnson, ya estudia cinco carreras. No puede hacer una más y, encima de eso, enseñarle al señor Teodoro. - ¿Acaso tiene una lista de las capacidades que puedo y no puedo desarrollar? Discúlpeme, señor Bran, usted sabe que tiene mi respeto, pero está faltándole el respeto a mi cerebro. - Señorita Johnson - el señor equis me llama - ¿Acaso su familia no la deja seguir estudiando? - suspiró. - Papá quiere que sea abogada. Me refiero a una simple abogada —lo miro—, ¿me entiende? - ¿Cuál es el problema?—suspiró. - Discúlpeme ¿señor? - espero a que me diga su nombre, pero no capta la indirecta - ¿puedo sentarme? - me siento en la silla libre para seguir hablando - mi papá, es el señor Johnson y él quiere que sus preciadas hijas gemelas ocupen el lugar de la presidencia cuando él quiera dejarnos la empresa - me detengo un momento - tengo una gran idea - me levanto de la silla - puede llamar a mi hermana señor director, ella de seguro no le dirá que no - pongo mis manos en el escritorio dándome algo de espacio para negociar - mi hermana es igual a mí - hago un gesto con la mano - la inteligencia solo es mía, pero estará encantada de mostrarle la escuela, ella a diferencia de mí lo hará gratis - sonrió - todos ganamos, ¿No le parece señor director? - asiento con mi cabeza - ella es solo un poco diferente a mí y también es un poco inteligente, sí, no necesita nada más, ¡Me retiro! Salgo de la oficina del director como alma que lleva el diablo, por supuesto que mi hermana puede ayudar con eso, además es la chica más popular de la escuela y la más tierna, ella podrá con el tal Teodoro y más. Llego al auditorio donde están dictando la clase de abogacía y me siento en silencio, apartada de todo mundo, mientras hago algunos trabajos de la facultad de medicina. Por Dios, tenemos una cirugía esta tarde y no podemos perderla. La clase se termina y todos mis compañeros se levantan para cambiar de clase, mientras me quedo sentada esperando a que mis compañeros y profesor llegue, ya que tengo otra clase en este mismo auditorio. - ¡Vita! - mi hermana grita desde la puerta del auditorio y acomodo mis audífonos, haciendo como si no la hubiera escuchado. - ¡Vita! - Grita más fuerte, pero esta vez frente a mí y le sonrió. - ¡Oh! Hola, querida Mel, ¿cómo estás el día de hoy? —sonrió, lo más sínica que puedo. - ¿Me puedes explicar, por qué el señor director me busca para que le muestre la escuela a un nuevo estudiante? - cierro el libro y el computador, para prestar más atención a la charla y verme interesada. Mientras cruzo mi pierna. - No tengo idea, Mel. ¿Acaso hay alguien molestándote? - cruzo mis brazos en mi pecho y miro hacia arriba, directamente a los ojos de mi hermana.
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