- ¿Me estás diciendo, que no fuiste donde el director y me ofreciste como tributo? - sonrió de medio lado.
- Bueno... Tributo, tributo, ¡no fue! Simplemente, le dije al director que tú, lo harías mejor que yo —ella levanta las cejas de una manera muy exagerada.
- ¿Estás sugiriendo que tengo todo el tiempo del mundo? - Voy a responder, pero me señala con el dedo - ¿Sabes que estoy estudiando otra carrera, aparte de derecho? ¡No tengo tiempo!
- Hermanita, ¡tú, puedes con todo! ¡Como papá siempre lo dice! — Tomo mi libro, haciéndole entender que necesito que termine esta conversación.
- Vita, eres... - me señala con el dedo - algún día voy a enterarme de que haces en todo el día y le voy a decir a papá para que te encierre en la casa o peor aún, con un matrimonio arreglado - sonrió.
- Eres la mayor, Melody. Si eso sucede, tú serías la del matrimonio arreglado y, en el peor de los casos, seré una solterona por siempre que lleve la empresa de papá.
Después de eso, hace una tremenda rabieta, pero como siempre. Termina aceptando ayudarle al nuevo alumno como se llame.
Mi día continúa y continúa entre trabajos y exámenes. La cirugía fue un éxito y aprendí muchas cosas más.
—Hola, Gref — saludó al conductor que papá designó para mí —. ¿Cómo estuvo tu día?
Gref, es mi amigo y me cubre en todas las horas en las que estudio para que papá no se entere y, como siempre, este día no fue la excepción.
Gref me cuenta el día tan aburrido que tuvo, mientras me lleva a la academia de Ballet, porque me encanta bailar. Pero como siempre, papá, no lo puede saber, no quiero que lo añada a la lista, para posibles pretendientes.
Miro la hora en mi reloj y es muy tarde. Definitivamente, odio los lunes, es el día más largo de la semana y tengo que retomar el día a las seis de la mañana, posiblemente duerma unas cinco horas.
- Gref, gracias.
Le tiré un beso mientras entró a la casa, sin hacer ningún ruido para poder llegar a mi habitación.
Suelto mi mochila, saco toda mi ropa y la depósito en un tarro especial, para que mi nana, la lave y no levante sospechas de papá al ver mis uniformes de ballet y de medicina.
Acomodo mis puntas y todo lo demás, tomo un baño rápido y me acuesto a dormir hasta que suena la alarma y empieza un nuevo día.
- Perdí, la señal de tu GPS a las siete de la noche ayer - me dice papá mientras llega a la cocina donde estaba con nana tomando el desayuno.
- Hola, papá. Buenos días, yo amanecí muy bien, gracias por preguntar. Respondiendo a tu pregunta. No tengo idea de como perdiste mi señal, siempre llevo mi teléfono conmigo - levantó los hombros.
- Pequeña listilla — papá, besa mi frente —es raro que pase eso, siempre a las siete en punto todas las noches. ¿No crees? —Asiento.
- Creo que tienes que revisar muy bien la empresa a la que contrataste, creo que pueden estar robándote el dinero por esos GPS malos - termino mi jugo de naranja y le doy un beso en la frente a mi nana - voy tarde, nos vemos papá. - beso, su mejilla.
Salgo de la casa corriendo para subirme al auto, mientras Gref se sube en el volante.
- ¿Cómo dormiste, Gref? - pregunto mientras cambio mi ropa por mi uniforme.
Estoy tan acostumbrada a Gref, que no me avergüenzo de que me vea en ropa interior.
- Muy bien, señorita - me responde - ¿Y usted?
- Ya sabes Gref, cualquier hora que pueda dormir, la agradezco muchísimo.
- Sabe, que existe una vida normal, en la que no tiene que estar corriendo para poder vivir.
- Esa vida es para otras personas - termino de acomodar mi mochila - a mí me toco esta y te arrastro conmigo porque te quiero mucho, pero cuando papá me encuentre un esposo, todas estas cosas terminarán.
- El hombre que se case con usted, será muy afortunado - sonrió.
- ¡Ay, Gref! ¿Afortunado o desgraciado? - niego - todo va a depender de los ojos en que lo mire. Prefiero renunciar a mi herencia y apellido si el hombre me corta las alas - tomo la puerta para abrirla - ¡Que tengas un buen día, Gref! Recuerda que te quiero un montón.
Salgo del auto corriendo para llegar rápido a la facultad. Necesito comer mejor esta vez, para no vomitarme encima del paciente de nuevo.
Voy corriendo por los pasillos de la clínica y alguien abre una puerta y me chocó, justo caigo sobre mi trasero.
-¡Maldita sea! - me levanto rápido para recoger todos mis libros y mis cosas, mientras la persona que me choco me ayuda a recogerlos.
-Disculpa, realmente tienes que mirar por donde caminas - ¡que!
— ¡Tú me chocaste cuando abriste la puerta! - respondo sin mirarlo. No me interesa perder mi tiempo, además voy tarde para la clase.
- No tengo vista de rayos X - Me contesta y lo miro a la cara.
- ¡Pues deberías! - arrebato mi libro de sus manos y continuo corriendo hasta llegar al casillero para dejar mis cosas y buscar a mis compañeros.
La mañana es muy trajinada y realmente estoy cansada. Estuvimos haciendo rondas en cuidados intensivos y dos pacientes entraron en paro cardiaco. Reanimar es una mierda que te cansa y la maldita canción no sale de mi cabeza.
Pasé tarareando esa canción todo el día, And we’re stayin’ alive, stayin’ alive. Ah, ha, ha, ha, stayin’ alive, stayin’ alive.
-¿Qué cantas? - Quito mis audífonos para contestar.
-¿Preguntaste algo? Traía los audífonos, lo siento - respondo siendo amable.
— Te acabo de preguntar, ¿qué escuchabas? —Levantó mis cejas al darme cuenta de que es el señor con el que me choqué. Pero no es eso lo sorprendente, sino el tono de voz en que me habla.
Lo miro y acomodo mis audífonos, para continuar caminando por los pasillos.
Ahora no tengo tiempo para idiotas