Punto de vista Skyler
—¡Solo quiero saber cómo está mi hijo! —escucho que grita desde el otro lado.
—Anna, soy Skyler. Escúchame, tu hijo está bien, pero esto es una locura. ¿Lo sabes? —no hay respuesta del otro lado— ¿Dónde estás?
Hay silencio y la llamada se termina, la mujer no quiere tener una conversación conmigo, pero a su hermana le está haciendo daño.
Es difícil aconsejarla de cómo lidiar con esto, pero lo único que puedo ofrecerle ahora es mi experiencia con niños, siempre cuidé a mi sobrina cuando mi hermana trabajaba. Estaba claro que todos no eran iguales, pero tampoco era imposible acostumbrarse a alguien nuevo.
Cuando regreso a la habitación con el teléfono en la mano, observo como el niño se ríe mientras mira un video en el televisor de la habitación, Oriana está acostada a su lado, intentando tener un vínculo. Ella me entrega mi teléfono y me guiña un ojo, por lo que sonrío y decido ir a preparar un desayuno para el niño.
Mi teléfono suena y veo que tengo un mensaje nuevo de Keana, lo cual me resulta extraño.
*Hola, Sky. ¿Hoy estás disponible?*
*Ey, Keana. No, me tomé unos días. ¿Cómo estás?*
*Estoy bien, pensé en hacer algo esta noche. ¿Qué dices?*
El mensaje me hace pensar. Hay algo que pasó con Keana en el pasado que lo mantuve en silencio por alguna razón.
En una de nuestras charlas en la cafetería de la universidad Keana me invitó a una fiesta y acepté. No pasó más que eso, en ese momento estaba insegura para ir más allá, pero me gustó. Nos dimos algunos otros besos furtivos, pero perdimos el contacto con el tiempo. Ella regresó ahora, y me está invitando de nuevo, lo cual un poco me hace pensar en el pasado.
Por alguna razón aplacé mi encuentro con ella.
Tuve que hacer unas llamadas, y mi amigo Matthew estuvo dispuesto a atender a Theo en el transcurso de la tarde. Ayudé a Oriana para bañarlo y elegirle la ropa más presentable que tenía dentro del bolso.
Cuando Matthew nos recibió con una sonrisa, noté la mirada con la que observó a Oriana. Mi estómago se revolvió, él era exactamente el tipo de hombre que a ella le gustaba, pero era incómodo saber que lo conozco, por alguna extraña razón me siento incómoda con eso.
—¿Cuándo fue la última vez que te vi? —él me regala una sonrisa, ajeno a mis pensamientos.
—Mucho tiempo, supongo —aclaro mi garganta—. Ella es Oriana.
—Un placer conocerte, Oriana —el hombre toma su mano y deja un beso allí, ganándose una sonrisa de ella.
—¿Él es tu sobrino? ¿Cómo se llama?
—Él es Theo
—Y ella debe ser tu novia, supongo —Matthew sonríe y me mira.
—Oh, no. No soy su novia, nosotras estamos casadas —levanto una ceja en dirección a mi amiga, quien parece sonreírle de cierta manera, tocándose el cabello.
—¿Tu esposa? —su ceño se frunce.
Oriana se ríe y toma mi rostro, agarrando ambas mejillas con una sola mano mientras acerca su rostro a mi.
—Nosotras estamos casadas desde hace tiempo —la mujer se ríe—. Skyler es mi mejor amiga, pero es la relación más larga que he tenido.
Por alguna razón por tonterías como esta me congelo cuando estoy con ella. Sé que Oriana está bromeando, incluso podría jurar que de cierta manera comenzó a coquetear con Matthew mientras la consulta fluye. Me quedo sin palabras, sintiéndome una estúpida por esta clase de actitudes.
La situación con ella se está poniendo intensa y no me gusta, no quiero sentir esto.
No me doy cuenta de que estoy metida en mi propio mundo, queriendo convencerme a mí misma de que no debo actuar como una idiota, pero entonces me siento celosa.
—¿Me estas escuchando? —Oriana pone los ojos en blanco.
—Lo siento, si. —dejo salir un suspiro cuando pongo otra bolsa de compras dentro del auto
—¿Entonces que opinas?
—¿Con respecto a qué?
—A Matthew. Te dije que me invitó a salir, ¿Que hago?
—¿Matthew te invitó a salir? ¿En qué momento? —frunzo el ceño
—Cuando estaba terminando la consulta, me pidió mi número. ¡No me escuchas! —se queja—. Envió un mensaje, dijo de tomar algo en la noche.
—Ah —pongo todo mi esfuerzo para no poner los ojos en blanco—. Si te gusta, está bien.
—Él es lindo, me gusta mucho. ¿No viste los brazos que tiene? —ella muerde su labio inferior—¿Crees que puedo gustarle?
—Defintivamente le gustas —digo de manera seca
—Si, pero no puedo. Ahora tengo al niño.
Por primera vez en mi vida no abrí la boca para solucionarle el asunto, tampoco me veía cuidando al niño cuando apenas lo conozco, eso solo iba a ser un completo desastre.
—¿Qué me dices de ti? —frunzo el ceño ante su pregunta
—¿De qué hablas?
—Hablo de tu cita de ayer, no mencionaste nada. ¿Con quién? ¿La conozco?
—No lo creo. Es una amiga de la chica con la que Normani tenía una cita ayer.
—¿Y entonces? ¿Cómo estuvo?
—Bien, supongo. No hay muco qué decir. La chica era linda, pero no me interesa.
—Es imposible, ¿Estás enamorada de alguien? —aclaro mi garganta mientras ella parece divertida con su pregunta—. Porque hace tiempo que no te interesas por nadie, ¿Estás secretamente interesada en alguien?
—¿Qué? ¡No! ¿Por qué debería?
—No lo sé, nunca hablas de mujeres.
—No estoy en un punto de querer estar con alguien, eso es todo.
Evito las conversaciones de ese tipo con ella desde hace unos meses, no quiero mentirle, y tampoco sé que responderle al respecto. Ni siquiera tengo claro lo que pasa en mi cabeza, y Oriana no tiene que saberlo tampoco.
No quiero que ella me vea de otra manera. Se supone que estos sentimientos habían desaparecido desde hace tiempo.
Cuando me siento en el sillón a medianoche, siento que ella se acerca a mi, por lo que levanto la mirada. Las ojeras que tenía bajo sus ojos eran evidentes, no había visto tan cansada a Oriana desde hace tiempo.
—Se durmió —anuncia ella, acomodando su cabello con frustración— ¿Vamos a la cama?
—Tengo que ir a casa, O.
—Por favor, quédate. Te necesito.
Maldita sea, ella sabe que me mira de una forma particular que me hace romper cualquier decisión.
Unos minutos después estamos acostadas en la cama, buscando una película en el televisor después de habernos puesto el pijama. Terminamos eligiendo la serie que mirábamos con frecuencia, sobre dos mamás que crían a hijos adoptivos y le dan un hogar transitorio.
—¿Sky? —escucho su voz después de un largo tiempo, justo cuando estaba a punto de dormir.
—Dime.
—¿Crees que Lion era gay? —me río ante su pregunta sobre nuestro amigo en común.
—¿Lion? ¿En serio? —ella se ríe—. Si, definitivamente. ¿Por qué?
—Nunca lo dijo.
—Tú sabes porqué.
—Si. Recuerdo que tenía una familia muy cerrada, su hermano era quién más lo juzgaba con respecto a eso. Mirando estas series pienso en eso, ¿Sabes? El porqué.
—Lion era alguien a quien le importaba mucho la opinión ajena. Sabes cómo era, siempre quería satisfacer a todo el mundo, incluso en su personalidad. Él quería ser lo que todo el mundo quería que sea.
—No entiendo por qué lo hacía
—Porque siempre lo catalogaban como el chico perfecto, y él no quería no serlo. Su familia esperaba cosas de él y Lion se esforzaba por no decepcionarlos. ¿Por qué preguntas?
—No lo sé, solo estaba pensando en eso. ¿Y cómo fue cuando se lo dijiste a tu madre?
—Ya sabes, estabas conmigo. Solo se lo dije como si nada, cuando me enamoré de mi primera novia.
—¿Y no tenías miedo de que ella no te aceptara?
—No sé si miedo, pero entendía que si ella no lo hacía, solo se enojaría por un tiempo. Si mi madre me amaba realmente entonces en algún momento se iba a dar cuenta de que no tenía sentido. Además, no puedes estar toda la vida pretendiendo ser alguien solo para que los demás te acepten. Lion es un buen chico, pero solo se está decepcionando a él mismo, no a los demás.
—Si.... —hay una larga pausa, donde pienso que ella terminará el asunto—. Él volvió a hablarme hace unas semanas, tomamos un café en una oportunidad. No lo veo bien, ¿Sabes? Él mencionó sobre salir con nosotras en alguna ocasión.
—Lion me cae bien, así que por mí no hay problema.
Dejo la conversación allí.
Entonces justo antes de quedarme dormida, siento que me abraza por la cintura y su cuerpo me envuelve. Mi corazón se acelera, aunque intento camuflarlo, esto siempre de alguna u otra manera me pone nerviosa.
Había pasado una semana sin muchas noticias, me quedé en su casa todo lo que pude y el niño terminó adaptándose a ella de cierta manera. Volver al trabajo fue lo más difícil con el cansancio que cargaba en este momento.
—Has estado evitando mis llamadas todos estos días —dice Normani cuando entra con un café en su mano
—Ya sabes, no fue una buena semana.
—Skyler, eso lo vienes diciendo desde hace tiempo. ¿Por qué no quieres salir?
—No quiero tener citas con nadie, me haces sentir una solterona de mayor edad.
—Solo quiero que te diviertas, porque no te veo bien. ¿Esto es por Oriana?
—¿Qué? —respondo con incredulidad
—Vamos, Sky. ¿Cuándo pensabas contarme de que estás enamorada de ella?
—Oh, vamos —me quejo mientras me levanto de la silla—. No empieces con eso, Normani.
—No entiendo porqué no se lo dices.
—¿Para qué? ¿Para que nuestra relación se termine rompiendo? —me río con nerviosismo—. Esto es algo pasajero, ni siquiera sé lo que estoy sintiendo por ella. Las cosas se confundieron un poco. No tienes que preocuparte.
—Me preocupa porque está volviendo a pasar lo de la secundaria. Sufres por ella mientras está con alguien más pero no le dices nada.
—Oriana nunca sentiría nada romántico por mi. ¿Por qué decirle?
—Por que es lo que sientes. ¿O quieres pasar más años mirando como ella está con otros?
—No quiero hablar sobre esto.
—Skyler...
—Normani, ¿Qué quieres que le diga? A ella ni siquiera le gustan las mujeres y yo solo estoy confundida.
No estaba preparada mentalmente para hablar abiertamente de lo que me está sucediendo con Oriana. Es por eso que ahora mismo me encuentro huyendo del edificio, buscando una cafeteria para enfriar un poco mi mente.
Todo comienza a estar en un segundo plano cuando alguien se mete en mi campo de visión.
Era Anna pero se veía totalmente diferente a lo que recordaba.
Se paró a hablar con un tipo en el medio de la calle, al parecer él estaba muy nervioso y no la trataba del todo bien, lo podía notar por el fuerte agarre que ejercía sobre el brazo de ella.
En el transcurso de ello, el hombre se subió a un auto y la dejó allí, mientras terminaba los pocos metros que nos separaban.
—¿Qué haces? —fue lo primero que salió de mi boca en cuanto llegué hasta ella
Su movimiento fue lento, podía notar lo mal que se encontraba, sus ojeras eran realmente oscuras y su boca se notaba seca. No se parecía en nada a la hermana de Oriana que yo recordaba.
—¿Quién diablos eres tú? —dijo entrecerrando sus ojos
—¿Es una puta broma, Anna?
—¿Skyler? —preguntó sin entender— ¿Qué haces aquí?
—No ¿Qué haces tú aquí? ¿No estabas en una clínica? —la mujer niega con su cabeza y me da la espalda.
—Lárgate —responde de mala gana, haciéndome señas para que me alejara
—¿Que te ha pas...
—Vete de aquí Skyler, ahora mismo —dice al girarse de nuevo hacia mi
—¿Qué es lo que pasa contigo? ¿Porque le estas mintiendo a Oriana de esta forma?
—¡Cállate! —me desafía con la mirada mientras me apunta con su dedo—. No vuelvas a mencionarla y lárgate de aquí.
—¿Está todo bien? —preguntó una voz masculina detrás de mi
—Si, ella ya se iba. Solo estaba preguntando por una calle.
Anna me miró de tal manera que no dije nada cuando ella agarró el brazo del hombre y lo sacó de allí.
No le mencioné nada a Oriana de todo esto.