Capitulo 4

1880 Palabras
Los días comenzaron a pasar, y aunque intenté evitar todo el asunto de Oriana con Normani, las cosas entre nosotras estaban bien. Aquella noche quería tener una distracción y decidí ir a un bar para tomar algo después del trabajo. —Hola preciosa. Aquella voz femenina me distrae y entonces veo a Keana allí, la mujer me está mirando con una sonrisa. —¿Cómo estás? —dejo un beso en su mejilla—. ¿Viniste sola? —Si, solo quería distraerme un rato, ¿Y tú? —Estoy igual. ¿Por qué no te sientas conmigo? ¿Qué quieres tomar? —Pídeme lo que tu quieras. La mujer me regala un guiño y se sienta a mi lado. No puedo evitar pensar de que es preciosa, ella es muy agradable y no me importaría pasar mi tiempo libre con su compañía, nos divertimos juntas. A Keana la había conocido en la universidad, ella trabajaba en el buffet de allí así que prácticamente nos veíamos todos los días. A veces salíamos pero desde hace algunos meses había perdido contacto con ella hasta que fue al estudio buscándome para que sea su abogada. Estaba acostumbrada a tomar mucho, pero de alguna manera el alcohol me estafa afectando el doble, quizás porque había olvidado cenar y tenía el estómago vacío. No podía dejar de reír con las cosas que ella me contaba de su ex novio, era un idiota y yo estaba demasiado ebria. —¿Porque no vamos a bailar? —pregunta tomando un shot de tequila —Vamos, necesito moverme un poco. La tomo de la mano para ir al centro de la pista, mientras me reía de cosas que ella mencionaba al oído. No hubo ni una sola oportunidad en donde no la pasáramos bien, ahora recuerdo porqué me gustaba salir con ella. La respiración de Keana chocaba contra mi oído mientras escuchaba su pequeña risa. —Eres preciosa —susurró— ¿Puedo confesarte algo? —Puedes —le sonrío —Quiero besarte ahora mismo. Sus labios chocaron con los míos de una manera deliciosa, sentía como chupaba mi labio inferior para después soltarlo y repetirlo. Mi manos recorrieron su cintura mientras ella me sostenía de la nuca. —Dime que vienes conmigo —murmura ella—. Hay una fiesta cerca de aquí. —No estoy para fiestas, pero puedes acompañarme a mi casa si quieres. —Lo aceptaré otra noche, pero le dije a mi primo que lo vería tocar la guitarra —ella sonríe—¿Quieres que te lleve? —¿A mi casa? —me río, recordando que no traje el maldito auto—. Esa opción sería la mejor, olvidé mi auto. Unos minutos más tarde terminamos subidas a su auto, ella buscando la dirección que me había preguntado con anterioridad. Me sentía como en una nube, el alcohol subió muy rápido por mi sistema y creo que estoy demasiado ebria ahora mismo. Me acerqué a ella y le dejé un beso en la mejilla para luego sonreírle. Cuando llegué a mi piso saqué las llaves de mi cartera y la quise poner en la cerradura, pero no entraban. Al menos diez minutos estuve intentándolo hasta que alguien me abrió la puerta y casi me muero del susto. —¿Oriana? —¿Skyler? ¿Qué haces aquí? —Vine a mi casa —respondo sin entender Escuché su hermosa risa y noté que ella estaba envuelta en una bata y no entendía que hacía en mi casa desnuda, pero me agradaba de todas maneras. —Es mi departamento, Sky ¿Estás borracha? —Solo un poco, quizás —me río, mirando sus expresiones— ¿Porque estas desnuda en mi casa? —Viniste a mi departamento, Skyler. Entra, hace frío —me tomó de la mano empujándome hacia adentro— ¿Porque has venido aquí? —Quizás quería verte. Estás hermosa —le digo mientras acaricio su mejilla—. Nunca puedo decirte esto, carajo. —Es mejor que te metas a la ducha, estás delirando —me responde con diversión Esas imágenes me azotaron como una cachetada y me agota muriendo de vergüenza ahora mismo sabiendo que le propuse tal locura. Ella debe estar pensando de que estoy mal de la cabeza. —Oh mierda —susurré —Te dejo unas pastillas para la resaca —habló de nuevo—. Iré a ver a Theo. La puerta del baño se cerró y sentí vergüenza en ese momento. ¿Como me había atrevido a decirle que me besara? Entré en pánico, quería salir de allí y refugiarme en mi cama al menos por una semana. ¿Como se suponía que debía enfrentar a Oriana? ¿O quizás lo mejor sería que hiciera como si nada hubiese pasado? Me vestí rápido, creo que lo mejor era huir, definitivamente. Volver a mí departamento era la mejor opción. Oriana me había dejado un pantalón de gimnasia junto con una camiseta porque seguramente mi ropa apestaba horrible. Bajé descalza mientras pensaba preguntarle si podía prestarme unas zapatillas al menos para bajar y tomarme un taxi, pero el aroma a comida casera entró por mi nariz, haciendo que cerrara mis ojos al instante. —¿Porque no te sientas a comer? —preguntó ella mientras aún seguía de espaldas. ¿Acaso tenía ojos en la espalda o era adivina? Creo que será mejor que le evite la mirada. Ella no sabrá que lo sé si no me mira. Quizás lo olvidó. —Mhm creo que me iré. Tengo que volver a casa. —¿Porque? —Quiero dormir. —Está bien, pero primero come algo y después te dejamos en tu casa. Me mantuve en silencio mientras comía, hasta que mis ojos se enfocaron en ella y justo la atrapé mirándome. Bajé la mirada y solo se escuchaba la música suave del ambiente. Ella sentó al niño a nuestro lado y comenzó a darle de comer, mientras pensaba en la mala idea que había sido tomar la noche anterior. De alguna manera Oriana me convenció de quedarme por el resto del día, ni siquiera tenía fuerzas suficientes para volver a casa. Terminamos en el sillón, mirando una película y con el bebé quedándose dormido en el carrito a nuestro lado. La noche estaba fría, incluso Oriana había traído unas mantas para las dos. Escuché que ella se levantaba del sofá para que segundos después se sentara a mi lado, su fría mano tocó mi tobillo, ya que me había recostado. Intenté ignorarla, incluso saqué mi celular para distraerme de pensamientos estúpidos, pero cuando ella comenzó a dar un pequeño masaje en mi pierna, no pude evitar la mirada. Reprimía una sonrisa mientras miraba la pantalla, si no la conociera tanto, ni siquiera me hubiese dado cuenta de aquello. Cuando las letras del final aparecieron no me quedó más remedio que levantarme para irme, aunque sinceramente no quería moverme de allí, me encantaban sus masajes. Cuando la película terminó, supe que era mí hora de huir antes de quedarnos solas. Theo se había dormido y ella estaba a punto de llevarlo a la cama. —Ni se te ocurra moverte, me esperas. Siento pánico, no quiero que ella mencione eso. Se supone que estaba borracha y no sabía lo que decía, esto ni siquiera puede ser real. Creo que me sumergí demasiado en mí mente porque ella ya está de regreso y ni siquiera me puse de pie. —¿Quieres tomar un café? —Mhm no, gracias. Creo que será mejor que me vaya. Un fuerte trueno nos hizo saltar del lugar y maldije al cielo por estar tan en mi contra, la lluvia comenzaba a golpear violentamente contra los ventanales. —Ya deja de ser tan rara y dime qué te sucede. —¿De qué hablas? —De que has estado evitándome desde que te despertaste, ni siquiera me miras a la cara. —No es así- —¿Porque eres tan negadora? —No lo soy. —Si, lo eres. Oh espera... ¿Es por lo de anoche? —¿Q..que? —Claro, era eso. ¿Como no lo pensé antes? Estás enojada porque le hablé mal a esa tal... ¿Shirley? —¿Shirley? —Mira Oriana, lo siento. Pero no podía dejarte ir con una tipa en medio de la madrugada cuando estabas tan borracha. Si te la quieres coger ve y llámala ahora, pero no puedes enojarte conmigo porque le he cortado la puta llamada. —No sé de qué hablas, no me enojaría por eso —suspiré—. No es nada. Creo que iré a dormir. Me di la vuelta y comencé a caminar, necesitaba terminar esa conversación. Me siento ahogada en mis propios actos, soy una estúpida y no se cómo mierda terminé en su departamento estando tan borracha. —¿Entonces estás enojada porque te he negado un beso? ¿Ella acaba de decir eso? ¿En serio lo gritó en medio de la sala? Me di la vuelta y la miré. Ella tenía sus brazos cruzados y su rostro no era muy amistoso que digamos. —¿Que? —¿Que diablos te pasa Skyler? ¿Porque querías que te bese? —No sé de qué estás hablando. —Te conozco ¿Sabías? Así que deja de hacerte la estúpida conmigo. —Me confundí. —¿Que? —Lo siento, creí que eras Keana. —¿Keana? —ella me mira y comienza a reirse—. Eso era más fácil de decir a que me evites ¡Idiota! —Tenía vergüenza. —Skyler, dormimos semi-desnudas y eso no te avergüenza, así que cierra la boca. —Tu eres la sucia que duerme así. Y eso no tiene nada que ver. —¿Tú no duermes en camiseta y una tanga? Es lo mismo —suspira y pone los ojos en blanco—. Me había asustado. —¿Que cosa? —Imagínate que estés enamorada de mi —tragué saliva—. Bueno en realidad eso no sería lo malo, sino sería raro ¿No crees? —¿Porque? —Somos amigas desde siempre, enamorarse sería algo estúpido. Arruinaríamos todo. —Es cierto —simulé una sonrisa—. Además, no eres mi tipo. —Ni tú el mío. ¿Vamos a dormir? —Si... —sonrió de lado—. Pero iré a la otra habitación. —Ya no hay otra habitación, Theo duerme ahí, así que mueve tu trasero y ven a la cama. Esa conversación fue una de las más incómodas entre nosotras luego de aquella de adolescentes, cuando hablamos de sexo por primera vez. Oriana se dio la vuelta para dormir está vez, me sentía extraña, no había podido dejar de pensar en lo que sucedió la noche anterior y tenía una sola pregunta rondando en mi mente ¿Que hubiese pasado si la besaba? Porque por un microsegundo me había olvidado de que la chica que tenía enfrente era mi mejor amiga. Y siendo sincera, todo lo que le había dicho hace unos segundos era más para autoconvencerme. Oriana era mi mejor amiga, solo mi amiga, pero mi cerebro parecía querer jugarme una mala pasada cuando me recordó que eso lo había vivido hace un tiempo atrás.
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