Capítulo 6

5000 Palabras
El resto de la semana fue bastante dura para mí, tuve que volver al trabajo y hacerme cargo de todas las tareas. Lo bueno de ello fue que a pesar de que Lea aún debía aprender ciertas cosas, la relación con Theo fue buena y llevadera. Él ahora habla más, pero seguía siendo bastante tímido en su mayoría. Lea tenía que tener bastante paciencia con eso, pero se veía cómoda. El nuevo asunto sería después del lunes, cuando él comience a ir al jardín al que iba Lizz. Era algo que debía adaptarse y creo que son demasiadas cosas para él, pero no queda otra opción ahora mismo. Con respecto a mí, después de estar durmiendo toda la semana con ella tuve que volver a casa él sábado por la noche, Normani me había invitado a salir con su novia y la chica del otro día. Era una buena chica después de todo, no quería rechazar cualquier invitación de la cual estuviera invitada, pero estaba segura de que no quería ir más allá. Siento que cada día me siento peor con respecto a mis sentimientos con Lea, ahora ni siquiera puedo evitar dejar de mirarla y pensar en cuanto me gustaría besarla. Estoy bastante mal. Sé que debo olvidarme de ella y tratar de buscar por otro lado, pero todo de mí apunta hacia ella y me está matando. ¿Cuánto tiempo dura un enamoramiento? ¿Se supone que voy a sufrir de está manera siempre? —¿En qué piensas? ¿Estás bien? —pregunta Normani una vez que bajamos del auto. —Estoy bien, si. Solo estaba pensando en un caso —trato de convencerla y parece que lo logro. —Deja el trabajo a un lado, hiciste demasiado esta semana. Disfruta un poco, hay buena música y bebida, relájate. Doy un largo suspiro y asiento. Sé que ella tiene razón, tengo demasiadas cosas en la cabeza y solo terminaré volviéndome loca. Necesito una noche para mí, sentirme tranquila y disfrutar. Con Normani nos vamos hacia la barra, seguida de ambas chicas que luego se quedan en la pista de baile moviendo sus caderas. —¿No pasa nada con ella? —pregunta Normani en mí oído mientras esperamos que nos den los tragos. —¿Con Shirley? —ella asiente—. No, nada de nada. —Pensé que había estado todo bien el otro día. Me lo hubieras dicho y no la invitaba. —No te preocupes, me agrada de todos modos —levanto los hombros, restándole importancia—. Podríamos.... —Hola preciosa. Escucho aquella voz particular y una mano caliente el la parte descubierta de mí espalda que me hace girar. Me encuentro a Karla con una sonrisa en su rostro mientras que bebe un trago. —Karla ¿Cómo estás? —la saludo con un beso en la mejilla. —Sorprendida de verte, pero de buena manera. ¿Y vos? ¿Cómo estás? —Muy bien. Tratando de distraerme un poco del trabajo. Vine con una amiga —dije girando para señalar a Normani —Oh, la conozco. Hola Normani —saluda ella agitando la mano en el aire y mí amiga la imita—¿Quieres tomar algo Ori? —Si, me encantaría. Aunque ya pedí el mío. —Okey, entonces espérame que hablaré con mí amigo en la barra y ahora regreso. Asiento y le doy una sonrisa antes de que ella se vaya hacia la otra punta. Cuando miro a Normani ella está con una ceja levantada y una sonrisa burlona. —¿Me parece a mi o ella quería con vos? —No lo sé ¿Ella lo está haciendo? —Si, ella lo está haciendo —asegura—. Entonces... ¿Que te parece? —Ella es hermosa. Es todo. —Está bien —acaricia mí cabello y suspira—. Podes ir con ella, no hay problema con eso. Tampoco te hataré a mí. —Creo que tomaremos algo y ya, pero por las dudas revisa tu celular. —Si, no te preocupes. Pero si te vas a ir me avisas, no quiero estar buscándote con todos lados mientas amenazo a todo el mundo como la última vez. —Lo prometo. Justo cuando me giro para ir a buscarla la encuentro a unos pocos pasos de mí. Me entregaron el trago y nos fuimos hacia un costado para poder bailar. A Karla la había conocido en la universidad, ella trabajaba en el buffet de allí así que prácticamente nos veíamos todos los días. A veces salíamos a bailar pero desde hace algunos meses había perdido contacto con ella. Volví a reencontrarme cuando apareció por el estudio y no podía estar más contenta, ella era un muy buena compañía para salir, siempre nos divertíamos. Estaba acostumbrada a tomar mucho, pero de alguna manera el alcohol me estafa afectando el doble, quizás porque había olvidado cenar y tenía el estómago vacío. No podía dejar de reír con las cosas que ella me contaba de su ex novio, era un idiota y yo ya estaba demasiado ebria. Terminamos apartadas a un lado mientras bailábamos de vez en cuando y charlamos. Aunque a esta altura no sé ni de que hablamos, por momento me pierdo en la conversación mientras pienso en otras cosas. —Estas realmente preciosa con ese vestido —ella me guiña un ojo antes de tomar otro trago—. De hecho deberíamos aprovechar esta noche. —¿Y cómo? —¿Porque no vamos a bailar? —preguntó tomando lo que queda de su vaso. —Vamos —sonreí—. Necesito moverme un poco. Tomo lo último de mí bebida y la agarro de la mano para llevarla más hacia el centro de la pista. No recuerdo cuando fue la última vez que salí, pasó tiempo pero no se siente tan ajeno. Las luces y el calor de los cuerpos de todas las personas a nuestro alrededor me hicieron sentir aún más mareada, pero comencé a mover mi cuerpo al ritmo de la música. Este es el punto en donde mí cerebro sabe que estoy borracha, pero aún tengo algo de claridad para resolver las cosas, aunque por supuesto, con más lentitud. Incluso no me di cuenta que terminamos casi al lado de Normani, su novia y Shirley. No sé si fue una buena idea, pero me distraigo mucho más rápido de lo que desearía. Siento una mano en mí espalda y me giro, encontrándome con Shirley. Ella tendió su mano y me invitó a bailar mientras veía a Karla divertida a mi lado. Nomani nos miró por un momento cuando notó de que estábamos juntas, pero puse los ojos en blanco dándole mi respuesta. Simplemente bailé con ella porque no quería ser vulgar, aunque tampoco la estaba pasando mal. Lo que sea que ella esté haciendo lo ignoro y disfruto con ambas, a Karla tampoco parece importarle que prácticamente esté entre medio de ambas. —Te ves preciosa hoy —susurró en mi oído. —También te ves bien —dije con una sonrisa. Ella si era bonita, no podía negarlo. Pero la idea no era ilusionarla, sabía con qué intensiones estaba y prefiero ahorrarme un problema. Cuando miro a Karla ella me guiña un ojo y me sonríe, como si supiera lo que está ocurriendo. —Oriana, ¿Me acompañas al baño? —Normani apareció y me susurró al oído, haciéndome señas para que la siguiera. La seguí entre la multitud mientras seguía bailando. Una chica me tomó por la cara y casi me besa si no es porque alcancé a girarme. Ni siquiera tuve tiempo de decirle algo porque Normani me tenía agarrada de la mano y me llevaba hacia un costado, alejándome de las personas. Entramos al baño y veo como ella me mira un poco rara. Creo que estoy bastante ebria como para darle mucha importancia. —¿Que haces? —preguntó con una pequeña risa. —No lo sé, estoy borracha. ¿Que hago? —ella se ríe y niega con su cabeza. —Puedo notarlo —dice mirándome— ¿invitaste a Karla para que bailara al lado de Shirley con vos? ¿En serio? —No, la he encontrado aquí. Yo no la invité ¿Es con vos con quién la encontré? —No estás entendiendo nada —ella tapa su rostro mientras se ríe—. Todavía no puedo entender cómo aún así te sigues viendo hermosa. —¿Borracha? ¡Bah! —ella pone los ojos en blanco y comienza a mirarse al espejo —¿Que pasó con Karla? —Nada, solo hablamos —le resto importancia y me miro al espejo—. Aunque debo decir que está buenísima. Creo que estuvo tirándole onda. —¿Y que mierda haces bailando con Shirley? —se ríe—. Disfruta con Karla. —¿Y que se supone que haga? —¡Agh! Oriana ¿Cuantos años tenés? ¿15? No lo sé, baila con ella, bésala. Dile que te parece bonita, qué se yo. —¿Que la bese? —pregunto confundida —Si idiota, bésala. Dijiste que te gustaba, solo alcanzala. Asentí algo aturdida y caminamos nuevamente hacia donde estaban las chicas. Tomé a Karla de la mano y la invité a bailar conmigo, poniendo mi mano en su cintura. Lourdes, la novia de Normani, le dijo algo al oído que me dejó bastante curiosa. No tengo idea de lo que estar pasando s mí alrededor, y Karla tampoco me lo deja saber porque me distrae. —Tengo que decírtelo —dice ella acercándose a mí oído—. No puedo evitar dejar de pensar en vos desde que te vi en la oficina. Y no te estoy pidiendo matrimonio, solo quiero que lo sepas, sos muy hermosa. —Gracias por eso y tambien pienso lo sumo sobre vos. Sos preciosa. —¿Puedo besarte? Mí mente entra en colapso por unos breves segundos. Por un lado lo queiro hacer porque es linda y ya, solo es un beso, pero también siento como que estoy traicionando a mí corazón y creo que estoy siendo estúpida. Aún más sabiendo lo que hay del otro lado. —Si —mi boca se mueve por mí cuenta y la respuesta se escapa. Sus labios chocaron con los míos de una manera deliciosa. Sentía como chupaba mi labio inferior para después soltarlo y repetirlo. Mi manos recorrieron su cintura mientras ella me sostenía de la nuca. Nos miramos y nos sonreíamos cuando el beso acabó, era preciosa, pero no sentí nada. No lo que esperaba, aquella adrenalina y la satisfacción que creía. Un solo maldito beso lo logró y hasta el día de hoy nadie más pudo. Pero no quiero encerrarme en ello, Karla era linda y a pesar de ello su beso había sido bueno, por lo que intenté mantenerme alejada de los malos pensamientos. Continuamos bailando como si nada, ella ni siquiera notó que mí mente estaba en cualquier parte. No sé ni cuánto tiempo pasó, pero tomamos algunos tragos más hasta que Normani se acercó otra vez. —Nos vamos a una fiesta ¿Quieren venir con nosotras? —ella tenía esperanzas, podía notarlo. —Yo no, gracias —responde Karla —Creo que iré a casa, me siento un poco mal —respondí siendo sincera —Vení conmigo y te llevo —se ofreció Karla con una sonrisa Que me sentía mal era cierto, creo que no debería haberme tomado los últimos tragos. Ahora solo quiero estar en mí cama, durmiendo y a pocos metros del baño. Normani me obligó a poner la ubicación en tiempo real en nuestro chat por alguna cosa, así que después de eso nos despedimos y prometí dejarle un mensaje un cuánto llegara y ella dijo lo mismo. Karla me sostuvo por la cintura y nos fuimos caminando hasta la esquina. Había un taxi allí y lo tomamos rápido. —¿En donde quedaba tu departamento? —preguntó ella — Aimé Painé 1169 —le digo sin ánimos, ya me sentía peor. —¿Estás bien? —pregunta. —Si, solo un poco descompuesta. ¿Y vos? ¿Porque tenes que irte? —le pregunté —Mañana tengo una reunión, en realidad solo iba a salir por un rato, pero luego te encontré. —A las cinco tienes que ir al estudio —le recuerdo. —No lo olvidaría. Pero de todas formas eso es el lunes —guiñó un ojo—. Hemos llegado. —Gracias por traerme Karla —le sonrío—. Nos vemos mañana a la tarde. —Hasta el lunes, Ori. Avísame cuando estés en tu casa. Después de dejarle un beso en la mejilla hago todo el esfuerzo posible para no parecer una estúpida y caerme delante de ella. Aseguro mí bolso y camino hacia la entrada. El portero me saludó y en el camino al ascensor estaba pensando que quizás lo habían cambiado porque no conocía a ese chico.  ¿O si? Bueno no lo recuerdo, tengo mucho alcohol en mí sistema ahora mismo. Doy una larga respiración cuando salgo del ascensor, agradezco no haber vomitado allí. Cierro los ojos por un momento antes de meter la mano en mí bolso y buscar las llaves de casa, pero incluso cuando intentó ponerla en la cerradura, alguien abre la puerta desde adentro y me hace dar un susto de muerte. —¿Lea? ¿Qué? Ella me mira confundida al principio, solo se queda mirándome y no entiendo lo que pasa, pero sé que ella está demasiado hermosa con ese pijama puesto. —¿Oriana? ¿Que haces aquí? —Vine a mi casa —respondo sin entender—¿Hace cuanto viniste? Escuché su hermosa risa y noto como abraza su cuerpo. No entendía que hacía en mi casa desnuda, pero me agradaba de todas maneras. —Es mi departamento, Ori ¿Estas borracha? —No... bueno quizás un poco —me río de algo que no entiendo, pero sé que es gracioso— ¿Porque estas desnuda en mi casa? —Viniste a mi departamento, Ori. Entra, hace frío—me toma de la mano y me arrastra hacia adentro— ¿Porque terminas en mí casa? —ella tiene una sonrisa divertida ahora y no me puede parecer más hermosa. Normani, ella me dijo que si me gustaba que la besara. Ahora mismo sus labios rosados son tan lindos que es inevitable pensar en como su boca envolvería la mía. He fantaseado con esto desde hace tiempo, solo una vez tuve es gloriosa oportunidad y ahora mismo me siento más cerca que nunca. No sé es porque estoy borracha o qué, pero a veces si me doy cuenta que ella me mira de una forma particular, pero jamás dice nada. Eso me confunde terriblemente. Y no quiero ponerme a pensar en ello, ahora doy más valiente que nunca y la quiero besar. —Sé porque he venido —respondo mirándola En mi cabeza vino la imagen de Normani en el baño cuando me dijo "Baila con ella, bésala" Y es que no pude pensar en otra cosa mientras bailaba en la pista. Que quería bailar y besar a la chica de la que estoy enamorada era claro, el problema es que ella no estaba allí. Ahora sí, Lea estaba delante de mí. —¿Quieres bailar conmigo? —pregunté de repente. Ella me mira, junta las cejas y comienza a reír. No sé si hoy soy una buena comediante, pero podría aprender de eso si es que ella se ríe así cada vez. —¿Que? —Lea, quiero que me beses. —Oriana, estás muy ebria —dijo acariciando mi hombro—. Ve a dormir, ni siquiera sabes lo que dices. Apoyé mi mano en su cintura y me acerqué a ella hasta tenerla a solo unos centímetros. Podía sentir su respiración mientras nos mirábamos a los ojos. Sentía como sus manos agarraban mí cuello y la punta de sus dedos acarician mí nuca. —Oriana —susurró— ¿Que haces? —Lo siento —relamí mis labios—. Eres muy linda —dije perdiéndome en su boca Mi boca estaba casi rozando la suya y ella no se movía ni un solo milímetro. En mi interior estaba saltando de alegría, ella ni siquiera me rechazó. —No puedo hacerlo ahora —dije susurrando—. Lo haré cuando esté sobria, necesito acordarme de esto. No puedo hacerlo y después solo olvidarte. Lea sonrió tiernamente y se puse de puntitas de pie para dejarme un suave beso en la frente y luego tomarme la mano para llevarme hacia la habitación. Mí mente se desconectó luego de eso, la verdad es que no sé que ocurrió. Me renuevo en la cama y noto que estaba abrazada a un cuerpo caliente. Intenté varias veces abrir los ojos y luego de unos minutos lo logré, mirando a mi alrededor. Mi cabeza estaba apoyada sobre el pecho de Lea mientras escuchaba de fondo el sonido del televisor. Tenía a garganta seca y mi cabeza parecía que iba a estallar. Me quedé unos minutos mirando la piel de su cuello hasta que todo dejó de dar vueltas. —Lee —susurré —Duerme un poco más —respondió de la misma manera. —Necesito un poco de agua. Siento el movimiento de su cuerpo y veo su mano estirándose para tomar algo que está al costado de la cama. Ella me deja ver una botella grande de agua y es como si hubiera estado caminando por horas en un desierto. —Gracias —susurro. Sus dedos acariciaban mi cabello y después de darle la botella me quedé dormida de nuevo. Fue como revivir para tomar agua y no morir. Volví a pagarme y me quedé dormida. Me despierto a oscuras ésta vez, ella ya no está a mí lado y el sol brillante no adorna el paisaje. En su lugar la brillante luna se asoma y ni siquiera tengo idea de que hora es. Me levanté hasta el baño notando que solo traía ropa interior, así que prendí la ducha y me quedé allí por varios minutos. Necesitaba recomponerme y recuperar mí cuerpo, lo sentía bastante fatal. La puerta del baño se abrió y sentí unos pasos del otro lado del cristal. —¿Como te sientes? —pregunta ella —Fatal —dije sin ánimo— ¿Como llegué aquí? —No lo sé, dijiste que una amiga te trajo ¿Karla? ¿Karina? Algo así. —Oh si —dije cerrando los ojos y recordando lo que había pasado la noche anterior. —¿Quieres bailar conmigo? —¿Que? —Lea, quiero que me beses. Esas imágenes me azotaron como una cachetada y me agota muriendo de vergüenza ahora mismo sabiendo que le propuse tal locura. Ella debe estar pensando de que estoy mal de la cabeza. —Oh mierda —susurré —Te dejo unas pastillas para la resaca —habló de nuevo—. Iré a ver a Theo. La puerta del baño se cerró y sentí verguenza en ese momento. ¿Como me había atrevido a decirle que me besara? Entré en pánico, quería salir de allí y refugiarme en mi cama al menos por una semana. ¿Como se suponía que debía enfrentar a Lea? ¿O quizás lo mejor sería que hiciera como si nada hubiese pasado? Me vestí rápido, creo que lo mejor era huir, definitivamente. Volver a mí departamento era la mejor opción. Lea me había dejado un pantalón de gimnasia junto con una camiseta porque seguramente mi ropa apestaba horrible. Bajé descalza mientras pensaba preguntarle si podía prestarme unas zapatillas al menos para bajar y tomarme un taxi, pero el aroma a comida casera entró por mi nariz, haciendo que cerrara mis ojos al instante. —¿Porque no te sientas a comer? —preguntó ella mientras aún seguía de espaldas. ¿Acaso tenía ojos en la espalda o era adivina? Creo que será mejor que le evite la mirada. Ella no sabrá que lo sé si no me mira. Quizás lo olvidó. —Mhm creo que me iré. Tengo que volver a casa. —¿Porque? —Quiero dormir. —Está bien, pero primero come algo y después te dejamos en tu casa. —Oriana, ven —Theo palmeó el asiento junto a él y giró para mirarme. ¿De qué me perdí? ¿Porqué él está hablando como si nada? —Hola Peque ¿Que haces en pijama tan temprano? —Tengo una pijamada —levantó sus hombros— ¿Puedo invitarla? Lo último se lo había preguntado a Lea en susurros y tapando su boca, como si no pudiese darme cuenta de la situación, era adorable. —¿Queres mirar el rey león con nosotros? —preguntó luego de que ella asistiera. —¿El rey león? Wow, es la mejor oferta que me han hecho en mi vida —sonreí—. De acuerdo, pero elijo el sillón grande. —¡Ese es mi lugar! —dijo con una sonrisa y corrió a sentarse. —Pero ya lo usaste la otra vez, es mi turno. Además de que ese sillón era mío primero. —Está bien, te lo presto. Eso había aprendido en estos días. Theo era un niño de sillón, él podía estar horas allí, jugando, mirando libros, el televisor, lo que sea. Si, solo tenía cuatro años. La última semana intenté estar lo más cerca de ellos posible, sabía que no sería fácil para Lea, pero con la ayuda de Tamara, él comenzaba las clases el lunes, así que todo se iba acomodando de a poco. Lea parecía más tranquila, a su manera intentaba tener una relación con él e ir conociéndolo poco a poco. Lea se sienta a mí lado y es inevitable pensar en ella. Mi mente estaba en la noche anterior, exactamente en la conversación que  había tenido con Lea y para ser sincera no entendía como aún no había sacado el tema, ni siquiera para burlarse de mí. Mis ojos se enfocaron en ella y justo la atrapé mirándome. Claro que se hizo la que nada había pasado y siguió mirando la película como si nada. La noche estaba fría, incluso Lea había traído unas mantas para todos. Escuché que ella se levantaba del sofá para que segundos después se sentara a mi lado, su fría mano tocó mi tobillo, ya que me había recostado. Intenté ignorarla, incluso saqué mi celular para distraerme de pensamientos estúpidos, pero cuando ella comenzó a dar un pequeño masaje en mi pierna, no pude evitar la mirada. Reprimía una sonrisa mientras miraba la pantalla, si no la conociera tanto, ni siquiera me hubiese dado cuenta de aquello. Cuando las letras del final aparecieron no me quedó más remedio que levantarme para irme, aunque sinceramente no quería moverme de allí, me encantaban sus masajes. Cuando la película terminó, supe que era mí hora de huir antes de quedarnos solas. Theo se había dormido y ella estaba a punto de llevarlo a la cama. —No de te ocurra moverte, me esperas. Siento pánico, no quiero que ella mencione eso. Se supone que estaba borracha y no sabía lo que decía, esto ni siquiera puede ser real. Creo que me sumergí demasiado en mí mente porque ella ya está de regreso y ni siquiera me puse de pie. —¿Quieres tomar un café? —Mhm no, gracias. Creo que será mejor que me vaya. Un fuerte trueno nos hizo saltar del lugar y maldije al cielo por estar tan en mi contra, la lluvia comenzaba a golpear violentamente contra los ventanales. —Ya deja de ser tan rara y decime qué te sucede —¿De qué hablas? —De que has estado evitándome desde que te despertaste, ni siquiera me miras a la cara. —Nada que ver. —¿Porque sos tan negadora? —No lo soy. —Si, lo sos. Oh espera... ¿Es por lo de anoche? —¿Q..que? —Claro, era eso. ¿Como no lo pensé antes? Estás enojada porque le hablé mal a esa tal... ¿Shirley? —¿Shirley? —Mira Oriana, lo siento. Pero no podía dejarte ir con una tipa en medio de la madrugada cuando estabas tan borracha. Si te la quieres coger ve y llámala ahora, pero no puedes enojarte conmigo porque le he cortado la puta llamada. —No sé de qué hablas, no me enojaría por eso —suspiré—. No es nada. Creo que iré a dormir. Me di la vuelta y comencé a caminar, necesitaba terminar esa conversación. Me siento ahogada en mis propios actos, soy una estúpida y no se cómo mierda terminé en su departamento estando tan borracha. —¿Entonces estás enojada porque te he negado un beso? ¿Ella acaba de decir eso? ¿En serio lo gritó en medio de la sala? Me di la vuelta y la miré. Ella tenía sus brazos cruzados y su rostro no era muy amistoso que digamos. —¿Que? —¿Que diablos te pasa Oriana? ¿Porque querías que te bese? —No sé de qué hablas —Te conozco ¿Sabías? Así que deja de hacerte la estúpida conmigo —Me confundí. —¿Que? —Lo siento, creí que eras Karla. —¿Keana? —rió—. Eso era más fácil de decir a que me evites ¡Idiota! —Tenía vergüenza. —Oriana, dormimos semi-desnudas y eso no te avergüenza, así que cierra la boca. —Tu eres la sucia que duerme así. Y eso no tiene nada que ver. —¿Tú no duermes en camiseta y una tanga? Es lo mismo —suspira y pone los ojos en blanco—. Me había asustado. —¿Que cosa? —Imagínate que estés enamorada de mi —tragué saliva—. Bueno en realidad eso no sería lo malo, sino sería raro ¿No crees? —¿Porque? —Somos amigas desde siempre, enamorarse sería algo estúpido. Arruinaríamos todo. —Es cierto —simulé una sonrisa—. Además no eres mi tipo. Pov Lea —Ni tú el mío. ¿Vamos a dormir? —Si... —sonrió de lado—. Pero iré a la otra habitación. —Ya no hay otra habitación, Theo duerme ahí, así que mueve tu trasero y ven a la cama. Esa conversación fue una de las más incómodas entre nosotras luego de aquella de adolescentes, cuando hablamos de sexo por primera vez. Oriana se dio la vuelta para dormir está vez, me sentía extraña, no había podido dejar de pensar en lo que sucedió la noche anterior y tenía una sola pregunta rondando en mi mente ¿Que hubiese pasado si la besaba? Porque por un microsegundo me había olvidado de que la chica que tenía enfrente era mi mejor amiga. Y siendo sincera, todo lo que le había dicho hace unos segundos era más para auto-convencerme. Oriana era mi mejor amiga, solo mi amiga, pero mi cerebro parecía querer jugarme una mala pasada cuando me recordó que eso lo había vivido hace un tiempo atrás. Flashback El ritmo de la música hacia que mis piernas se movieran solas, como si ya no tuviese control sobre ellas. El alcohol que llevaba encima ayudaba un poco, no era una buena bailarina. Era el primer sábado que podía salir luego de este casi un mes y medio encerrada aprendiendo leyes. Oriana estaba frente a mi con un trago en su mano, sonreía como si ese fuese el mejor día de toda su vida. —¡Oriana! —grité— ¿Porque no bailas conmigo? Ella sonrió y comenzamos a bromear con nuestros pasos de baile que eran realmente ridículos, no podía dejar de reír y el corazón me latía a mil. No estaba segura si era producto del tequila de hace un momento, pero me quedé mirándola, ella se veía diferente esta noche. Su cabello estaba más oscuro de lo normal, las luces del lugar hacían que sus ojos se notarán aún más claros y su piel se viera perfecta. El último trago fue el que me dió la valentía para hacer lo que deseaba en ese momento y entonces me acerqué a su oído mientras la tomaba por la cintura. —Oriana, bésame. —¿Que? Era inútil intentar explicarle algo que solo podía resolverlo con una acción. Acerqué mis labios a los suyos y atrapé su labio inferior para comenzar a chuparlo y ¡Dios! Eran tan suaves como se veían y el gloss le daba un sabor exquisito. Pude jurar esa misma noche, que jamás había tenido un beso tan increíble cómo ese. Y lo sostengo hasta el día de hoy, nadie me ha besado así de nuevo. Sé que pensar en ella de está manera es una locura, pero mí secreto mejor guardado es de ella y yo aquella noche. Jamás me arrepentí de ello, en ese momento lo deseaba y solo sucedió. Oriana me lo había permitido y fue distinto. Ninguna de las dos volvimos a hablar de ello y la noche anterior casi vuelve a suceder lo mismo. Si no fuera porque ella, incluso borracha, logró recapacitar sobre ello, no tengo idea de lo que hubiera pasado. Comienzo a frustrarme una vez más con este tema, yo no tengo que ni siquiera estar pensando en esto. Es una locura que tenga este tipo de pensamientos de mí mejor amiga mientras está durmiendo en mí cama. ¿Tengo ganas de hacer cosas que no debería? Si y muchas. Anoche ni siquiera pude dormir con ella a mí lado y abrazándome. ¿Cual es mí mejor opción? Definitivamente olvidarme de este asunto absurdo y volver a ser las mismas de siempre. no puede pasarme nada con mí mejor amiga, eso tiene que hacerme entrar en razón en algún momento.
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