—Debe haberla echado mucho de menos cuando ella se fue. —No sólo la eché de menos, sino que sufrí mucho porque nunca contestó las cartas que le envié. Carmela no supo qué responder, por lo que permaneció en silencio. —Cuando me enteré de que había muerto y de que no me había dejado un centavo, aunque fuera como recuerdo de la gran amistad que nos tuvimos, no podía creerlo. —No me parece que la abuela se haya acordado mucho de sus amistades en su testamento— observó Carmela para consolarla. —Ya lo sé— fue la respuesta—, te dejó todo a ti. Debes considerarte muy dichosa de tener una fortuna tan grande, y en cambio se ha ignorado al resto de la familia. La voz de la tía Louise era mordaz y Carmela se preguntó cómo se había enterado de la fortuna de la Condesa, ya que Emily y el Conde ha

