Devora —¡Devora Wigmore está en la casa! El grito de Nicole se anticipó a las copas en el aire y a las gotas de alcohol que cayeron en mi cabeza. En otra ocasión las hubiese asesinado por eso, acababa de ducharme, pero no mostraría mi pésimo carácter, no llevando a Katherine de la mano y evitando que el desastre cayera sobre ella y su cabello. Pero seguramente si las ahorcaría por estar mirándome así. Era como si acabara de aparecer el asesino serial en la película de terror o peor, como si estuviera llegando al bar con una chica que no solo llevaba mi ropa, sino que también sostenía mi mano. —¡Kelly! —grité una vez que llegué a la barra y junté mis manos en forma de plegaria—. Por todos los c

