Katherine Había terminado de asear cuando vi a Devora correr descalza y envuelta en una toalla blanca con dirección a su pieza. Desde ahí me gritó que fuera a ducharme y la urgencia en su voz me recordaba que estaba atrasada y fundamentalmente era mi culpa. Sin cuestionar mucho el acto corrí a la ducha porque la carne no era un muy exquisito perfume que digamos. De repente me sentí muy extraña al estar desnuda bajo el chorro de agua que estaba volviéndose café y haciéndome oler como una barbacoa. Me preguntaba si podía vivir con eso y no hacía referencia a la salsa de carne corriendo por mi cuerpo, sino que a mostrarme tal y como era porque, hasta ese momento, solo me mostraba así con Teresa e Ian y

