Capítulo 10. Un vacío desolador... ¿asi se siente el verdadero amor? Sabía que él me odiaría por lo que hice, fui una presa fácil de conseguir, alguien de quien podía aprovecharse, pero al final resulté más difícil de lo que esperaba. Sin embargo, en el fondo, también sabía algo más profundo... Francisco nunca volvió a mirarme igual desde aquella noche. Por eso firmó, sin leer. Por eso dudó y... Por eso me perdió. No sentía culpa, ni tristeza. Solo un vacío distinto… el vacío que deja la libertad cuando nos llega demasiado tarde. Cerré los ojos y apoyé la cabeza contra la almohada, papá dormía en la habitación de al lado, no podía sentir su respiración, pero podía sentir su presencia, y con eso me bastaba... -- Ya está, papá – susurré apenas mientras los ojos se me cerraban. --

