Capítulo 9. El regreso a casa
La residencia Montes desaparecía detrás del vidrio del taxi como un mal sueño.
No miré atrás. No quería hacerlo.
Tenía el sobre del divorcio en las manos, arrugado de tanto apretarlo, como si necesitara sentirlo para creer que era real.
Por primera vez en tres años, no iba a ninguna parte por obligación, esta voz lo hacía por mí, porque quería volver a casa, a ver a mi papá.
Igual que la última vez que estuve allí, pedí un taxi para que me lleve, pero esta vez no sería testigo de ningún accidente, ni tendría que ayudar a nadie. Esta vez volvía a casa.
Le pedí al chofer que me llevara a la dirección que nunca había borrado de mi memoria, aunque había jurado no volver jamás, que idiota fui en ese momento, ahora pienso como habría sido mi vida si hubiera ac
