Capítulo 51. Ariadna... una mujer que es mejor no conocer.
Ariadna
El avión descendía entre la neblina, y con él mi paciencia.
Cerré el estuche de mis lentes oscuros y tomé el periódico que me extendió Olga mi asistente.
Todavía podía oler la tinta, fresca, con olor a madrugada.
Y los nombres estaban allí impresos.
Mark Leclerc y Camille Marchand, pase mi dedo por ellos. Incluso podía cerrar los ojos e imaginarlos, como si estuvieran escritos en braille... podía verlos allí tomados de la mano, rodeados de cámaras, de sonrisas falsas y de esa luz que siempre creí algún día sería mía.
Los titulares me arrancaron una carcajada seca:
“Compromiso de las familias más poderosas del país... Marchand-Leclerc: la unión más poderosa del país.”
Qué frase tan bonita para describir una traición
