Theo
Después de pasar gran parte del día en la empresa decidí pasarme directamente hacia el bar donde me vería con Mikhail.
Era el mismo de siempre, el de pocas luces, madera oscura y silencios que se entienden sin palabras.
Mikhail ya estaba ahí, con un vaso de whisky frente a él y esa expresión suya de que algo me estaba leyendo el alma sin que yo hablara.
—Te ves jodido —dijo sin rodeos.
—Lo estoy. — Solté una risa sin humor.
Pedí un vaso de whisky y bebimos un momento en silencio, solo con el ruido de fondo, la música baja, las conversaciones lejanas… todo parecía un murmullo lejano comparado con el caos que traía dentro.
—¿Adriana te tiene así? —preguntó al fin.
—Siempre Adriana. — Asentí y me pasé una mano por el rostro. — Está empezando a confiar… y eso me aterra. — admití
