Camino a casa estaba más pensativa de lo normal, se había podido librar de la presencia de Aaron, pero todo lo que veía a su alrededor le hacía preguntarse demasiadas cosas y profundizaba sus pensamientos de forma analítica, como si necesitase respuestas totalmente lógicas y creíbles para poder estar tranquila.
“Pero qué le pasa a ese chico —se decía. —por poco y me engaña y lo peor es que está con mi hermana y quizá la esté engañando también, y no puedo decir nada ya que podría herir los sentimientos de mi hermana, cómo decirle que me acosté con su novio, él dice que la ama, pero no sé, aunque cuando me lo dijo se veía tan serio, quizá si sea cierto. Me siento feliz y rara, feliz por mi hermana que se ve que lo quiere mucho y sonríe cuando está a su lado, pero rara ya que de alguna forma vi algo especial en él”.
El día se convertía en noche, y todos esos pensamientos que Samantha tenía pasarían a formar parte de un pequeño pasado que traería cargando constantemente con el comienzo de la mañana todos los días de su vida a partir de ahora. Al despertar no hubo nada que decirse o aconsejarse, el poco miedo que le mantenía al margen se hacía cada vez más grande y poder imaginar una manera diferente de afrontar las cosas era imposible. Se sentía tan atrapada por dentro que solo ella misma podría liberarse de esa presión interna que le sostiene y le ahoga. Parada frente al espejo no puede diferenciar entre las ganas de salir de casa, y las ganas de salir huyendo provenientes de ella, por lo que decide bajar las escaleras hasta la planta baja y decidir luego de estar frente a la puerta de salida.
—Samantha —se había metido una cucharada de yogurt en la boca, esperó tragar para luego continuar hablando. —despertaste temprano, ¿A dónde vas tan deprisa y sin haber desayunado? —preguntó Amanda levantándose de la mesa para ir a la cocina en la búsqueda del desayuno de Samantha.
—Hoy iré a caminar —suena como si hubiese llegado borracha el día anterior y estuviese agotada. Su voz fatigosa no engaña a su hermana Amanda, sabe que lo que realmente expresa con ese tono de voz es tristeza. —antes de ir a la universidad necesito pensar algunas cosas, nos vemos allá —y sin darle tiempo de responder Samantha salió de casa dejando a su hermana con las palabras en la boca y con el desayuno en sus manos. Amanda se sentía mal de solo ver como la tímida de su hermana que había dejado de serlo hace tiempo volvía a sus expresiones comunes de chica asocial y alejada de las personas una vez más. No dejaría que las cosas pasaran a mayores, no con lo que le había costado a Samantha poder salir de su cascaron.
Pero Samantha no era la única pensativa, Nathan se veía envuelto en las voces de su cabeza que le traían atormentado a cada minuto.
“Ojalá Drake pueda convencerla —pensaba, se encontraba en el cruce peatonal esperando que el semáforo se pusiese en verde para los peatones. —la verdad no quisiera perder a alguien como ella, no debí mentirle tenía que decirlo todo, pero igual creí que entendería, ojalá Drake pueda hacer algo. Quisiera tener el valor para hablarle, pero no puedo, no quiero que me odie más de lo que quizás lo hace. Solo he sido un estúpido, ignorarla de la manera que lo hago es de cobardes. No merezco ni verla después de todo”.
El día avanzaba rápido y las clases ya habían terminado, Aaron se dirigía a buscar a Amanda luego de haber quedado en que le llevaría al cine.
“j***r mejor me doy prisa para llevar a Amanda al cine —observaba la hora en su reloj. —ya hace como una hora que terminaron sus clases, para la próxima que vaya al club tendré que medir el tiempo —seguía caminando de manera apresurada hasta que a lo lejos su mirada dio con Amanda y un chico con el que ella conversaba. —¿Con quién estará hablando? —se pregunta, pero antes de responderse prefiere acercarse y averiguarlo por cuenta propia”. —Perdón por llegar tarde —se dirige a Amanda.
—Está bien —ella le sonríe, y no parece preocupada o molesta.
—Está bien amor —dijo Aaron. Luego volteó un poco para ver al chico con quién hablaba Amanda.
—Mira, te presentaré a Drake, un gran amigo de Samantha con el que hemos compartido desde que nos mudamos aquí a España —dice Amanda.
—Mucho gusto soy Drake —no se molesta en extenderle la mano, y continúa viendo a Amanda como si le estuviese hablando.
—Sí, yo Aaron —él si le clavaba una mirada nada amistosa.
—Bueno, no sabes nada entonces de ¿Por qué rompieron? —le pregunta Amanda a Drake.
—No, la verdad no —contesta Drake. —lo siento Amanda —se podía notar que escondía algo en la mirada.
—Bueno ya vámonos mi amor se nos hace tarde —Aaron no solo se hacía notar apresurado, también quería salir de la vista de ese chico que le daba una mala espina.
—Vale tranquilo, iré a por mí bolso y vendré en seguida —le contesta.
—Bien, luego nos vemos Amanda —Drake sabía lo que Aaron intentaba decir con aquellas palabras.
—Oh espera Drake quisiera pedirte un favor antes de que te vayas, es que Samantha es capaz de hacer cualquier cosa por estar deprimida y aunque no sé por qué ella y Nathan terminaron, no puedo obligar a Nathan a que vuelvan, pero me gustaría que tú estuvieses pendiente de ella y la cuidaras, sé que ella te gusta desde hace tiempo, sé que te negarás por ser la ex novia de tu hermano pero es que no quiero que esté sola de nuevo, ella es un poco tonta con sus sentimientos y sé que si Nathan no pudo estar con ella tú si lo harás, confío en ti, vamos no seas tímido —Amanda sabía que ella misma no podría acercarse fácilmente a los sentimientos de su hermana, por lo que algo de ayuda le vendría bien.
—No sé lo que dices yo... Samantha.... solo es mi amiga nada más —tartamudea y se hace el desentendido.
—Anda inténtalo, tengo fe en ustedes dos —Amanda tiene como meta convencerlo de una forma u otra. —De hecho, tengo más fe en ti que en Nathan, ya que él siempre me decía que estaba enamorado, aunque dudo que esa chica fuera Samantha, pero bueno inténtalo al menos —luego de decirle eso se dirige al aula de clases a por su bolso dejando a los dos chicos con esa extraña sensación de inquietud entre ambos.
—Ya te puedes largar y quita esa cara de idiota —dice Aaron con una expresión de desagrado hacia Drake.
—Como siempre tan amable, pero hoy no estoy con tiempo de tus idioteces así que mejor adiós Aaron, ¿O prefieres Mike? —le tutea. —de hecho, me gusta más como Mike ya que Aaron es nuevo para mí, aunque sea tu nombre real.
—Ni se te ocurra decir algo porque nada bueno podría pasarte tío —le responde con menos amabilidad.
—Sabes que no temo a tus amenazas —niega con la cabeza. —la verdad no sé qué hagas con Amanda, pero si tocas a mi Samantha te irá muy mal —decidió encaminarse a otro sitio, dejando a Aaron detrás suya.
—Vaya el gran Drake se enamoró —dice Aaron sonriendo sarcásticamente. —Para ser muy diferentes cojeamos del mismo pie, ¿O no crees eso Drake? —vuelve a captar la atención de Drake quien voltea como cansado ya de las innecesarias palabras provocadoras de Aaron.
—No me interesa lo que digas ya te advertí —dijo Drake, se voltea y sigue caminando. —Si dañas a Samantha te mataré —se hace escuchar ya que estaba a unos metros de Aaron. —te haré sufrir, pero si dañas a Amanda te las veras con alguien peor.
“¿Que habrá querido decir con eso? —se preguntaba Aaron”. Se sentó en la esquina de la jardinera y esperó por Amanda mientras revisaba su celular. Le llegó una foto de una chica semidesnuda a una de sus r************* , una chica con la que había estado anteriormente, aunque sin mantener nada de comunicación después. Comenzó a pensar en las palabras de Drake mientras a lo lejos desde la salida de la facultad veía como su novia se encaminaba hasta donde él se encontraba con una sonrisa plasmada en su rostro, brillaba y enamorada brillaba aún más de lo que se podía esperar. Ella lo veía como si no hubiese nada más, como si su mundo se centrara en solo una persona. Aquella que se encuentra delante de su mirada, solo esa persona a quien puede abrazar cálidamente sin sentirse sola.
“Yo jamás le haría daño —se decía. —¿Verdad? —veía de reojo la imagen de la chica de su celular y luego a Amanda hasta que decidió borrar la foto poco tempo antes de que ella llegase hasta donde él se encontraba sentado”. Verla sonreír del modo que lo hacía le recordaba el por qué la había elegido, y aunque no lo estaba haciendo nada bien se esforzaba en mantener viva esa sonrisa que tanto apreciaba tener. Las cálidas manos de Amanda le tomaron para que se colocase de pie y le siguiese, y sin decir nada Aaron solo le siguió. Callado, sintiendo un gran peso de culpa interna por engañar a la chica que tanto le quería, a la primera persona sincera que ha conocido en tanto tiempo y que realmente le quiere con todo el corazón. Cada vez que ella volteaba a verle él solo le sonreía, se veía emocionada al ir caminando del brazo de un chico tan apuesto y atento como Aaron. Ella evidenciaba la suerte que tenía de poder estar junto a él solo con esas pequeñas acciones como ir de la mano, y tener ese resplandor especial en los ojos donde si ves de cerca un montón de universos pasarán a través de tus retinas.
“No podré seguir con esto demasiado tiempo —piensa mientras que Amanda decide qué raspado comprar en la pequeña tienda al lado de la parada de autobús. —ella no merece un tipo como yo, que solo la engañe mientras que ella piensa que soy el mejor de todos y se esfuerza en mantenerse al límite y ser mejor que nadie solo por mantenerme cerca de ella”.
Era una difícil decisión que tomar, pero cada vez que volteaba a verla y ella le sonreía era imposible no pensar en amarla, en desearla y tenerla por toda una eternidad. Aaron sabía que era débil, que era un cobarde que no confesaba la realidad que pasaba ante sus ojos y se reprimía intentando hacerse parecer que todo estaba bien y que nadie saldría herido, sin darse cuenta de que esa luz se apagaba cuando estaba en casa sometido a los pensamientos nocturnos que la comodidad de su cama le ofrecía por las noches.
—Jamás te dejaría —le dice Amanda que se apega a él y la distancia que había entre ambos en la banqueta de la parada se acorta lo suficiente para que sus cuerpos se encuentren juntos.
—¿A qué te refieres? —le pregunta él cuando sale de sus pensamientos y le dirige la mirada. Ella observaba el horizonte y seguía comiéndose el raspado sin responderle. —No deberías pensar…
—Quiero seguir a tu lado por siempre —le interrumpe y Aaron se queda en silencio una vez más intentando contener sus piernas que intentaban sacarle corriendo del sitio. Dio un pequeño suspiro de desaliento y fue cuando captó la atención de Amanda. —Si estás cansado podemos irnos a casa —sonríe. Aaron vuelve a ser vulnerable ante ella, se pasa toda la vida cuestionándose y mintiéndose. Pero la verdad que tiene ante él es tan poderosa que le obliga a aceptarla. Se inclina para abrazarla tan fuerte que el raspado de Amanda cae sobre él. —¡Te ensucié! —dice preocupada.
—Da igual —responde Aaron. —son solo unos vaqueros, tú eres más importante.
—Tiemblas —le dice Amanda luego de unos momentos cuando siente que Aaron parece querer llorar.
—Yo… no quiero perderte —hace una pequeña pausa. —pero tampoco pretendo lastimarte —cuando volvieron a verse, Aaron se tragaba sus lágrimas literalmente. Y Amanda solo volvía a sonreír como siempre lo hacía a pesar de aquellas palabras nostálgicas llenas de lluvia y días obscuros.
—Lo sé —responde ella, saca un pañuelo de su mochila y limpia un poco la mancha del pantalón de Aaron. —eres un buen chico, solo te hace falta sonreír un poco más —seguía tallando para quitar la mancha. —Estarás bien cariño, solo debes seguir siendo lo que eres y estarás bien.
“Estaré bien… —pensaba y se le partía el pecho desde adentro. —si ella… si ella lo dice estaré bien”. Ese sería un día que le marcaria por siempre, una sonrisa que quedaría plasmada en su memoria y unos sentimientos que él no correspondía, sentimientos que jamás volverían luego de la verdad. Palabras que quedarían vacías en el aire y se las llevaría la fría ventisca de invierno que lo abrazaría, matándolo del frío.