Cabreada, celosa y peligrosa

1558 Palabras

Amanda se preguntó si podría confiar en esa mujer, lo primero que debía hacer era preguntarle por el padre del niño y de quién se encargaba de traerle las provisiones. Así que aprovechando que las niñas seguían dormidas, bajo hasta la cocina para interrogar a Micela. Necesitaba un poco de paz si le tocaba pasar un buen tiempo en aquella isla… Al llegar a la planta de abajo encontró a la chica con su enorme barriga sacando unas cosas de la nevera. —Micela, me gustaría preguntarte algo. —Pregunte lo que quiera señora Natalia. Le sonríe la muchacha. —¿Qué edad tienes? —Veinticinco años. Ella amplia la sonrisa. —¿Dónde está el papá de tu bebé? La sonrisa de la joven se borró en el acto, y Amanda pensó que se había pasado de la raya. —Disculpa, yo no quise… —No, está bien. Nosotros hace m

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