—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Lucas al encontrarse con Sofía. Sofía sopló un poco del aire que había estado conteniendo. No se sentía del todo bien, su soñolencia era incontenible, tanto que se preguntaba qué era lo que le estaban administrando para dormir, pues en todo el día era lo mismo. —Igual que siempre, como la mier... —Ahorrémonos los insultos —interrumpió el joven—, ¿lograste comer algo hoy? Sofía asintió con la cabeza sin que le extrañara la pregunta. Ella estaba somatizando de tal manera sus malestares emocionales que no le permitían comer nada, no al menos sin odiarlo primero y luego de eso lo comía con asco, porque en serio tenía hambre, pero al final, casi el cien por ciento de las veces, lo vomitaba. —Desayuné huevo y avena, luego lo vomité... y luego comí un poco

