—Dijiste que estarías bien —reclamó Diego tras haber logrado que esa chica le abriera la puerta, a pesar de que tenía medio día sin responderle las llamadas. —Hubo un inconveniente —informó Sofía volviendo a llorar. Diego respiró profundo, verla herida le mataba, sobre todo porque no sabía la razón detrás de ello, por eso la tomó con un poco de fuerza por los hombros y le obligó a escuchar su petición. —Dime qué demonios está pasando contigo, Sofía Lucio. Los labios de la mencionada temblaron con fuerza y el llanto le ahogó de nuevo. El día anterior había aceptado al fin todo lo que se había negado a aceptar, así que estaba destrozada internamente; además, el día anterior había perdido al único hombre que se había atrevido a amar, aunque no lo hubiera dicho jamás. Alan Carvajal le

