—¿Y Daniela? —cuestionó Sofía al ver entrar a Diego en su oficina. —Se fue a arreglar la cena de celebración —informó Diego. —¿Cena de celebración? —preguntó la chica. La pregunta de Sofía era necesaria. No creía que Daniela tuviera que celebrar su embarazo, porque en realidad no eran tan amigas como para que se molestara de esa manera. A menos que la celebración fuera porque Diego le hubiera dado un ascenso y estaba tan feliz que se le había olvidado el embarazo de Sofía. —Habla conmigo —pidió Diego—, ¿nos vemos en tu casa? —Yo no traigo mi auto —informó Sofía—. Si vas a ir a mi casa, llévame contigo. Sofía, aunque incómoda, intentaba que el trato entre ellos siguiera de la manera más normal posible, para que, cuando la incomodidad se fuera, ellos pudieran ser amigos. Diego as

