— ¿Se va a ir?
— No, ¿Y usted?
— Yo tampoco, así que esa es la única solución que tenemos, cuando se desocupe el otro apartamento yo me cambiare, ¿Le parece bien?
— Muy bien, al menos no estaré completamente solo y eso va a ser de mucha ayuda.
Él se miraba un poco entusiasmado con la idea de vivir conmigo, aunque al inicio mis planes eran completamente diferentes pues no estaba tan mal eso de compartir un cuarto con alguien.
— Ahora vamos a dividir el apartamento.
— ¿Qué dice? — él me miró sorprendido — ¿Dividir el apartamento? ¿Cómo piensa hacerlo?
— Lo que escucha, cada uno va a tener su lado, la cama es mía, eso sí y calma piojo que ya va a ver cómo le voy a hacer.
— Está bien, no pienso discutir con usted.
— Espere un momento, no pienso tardar.
Me fui a mi cuarto y empecé a buscar una cinta para dividir el apartamento, una vez que la encontré puse manos a la obra y dividí todo.
— Usted escoge el lado que quiere, aunque en la habitación, mi lado es donde está la cama.
— Muy bien.
El escogió todo su lugar, entonces los dos nos ubicamos, cuando llegó la hora de almuerzo, yo salí para buscar comida, finalmente encontré un puesto callejero y almorcé, además lleve la cena, no quería salir en la noche, ya había sido un día agotador, al llegar al apartamento puse la comida en la cocina del lado que me correspondía, entonces él salió a mi encuentro, me asusto, pero tenía que acostumbrarme.
— Disculpe que la moleste pero, ¿Fue a comprar comida?
— Si, ¿Por qué?
— No, por nada, solo preguntaba.
Él me evitó entonces yo me quedé dudosa, ¿Será posible que no haya comido? Ya era algo tarde para almorzar, no había visto ni un solo empaque de comida rápida, peor alimentos crudos que pudiera preparar.
— Le tengo una pregunta y quiero que sea sincero conmigo — lo miré y él asintió — ¿Ya almorzó?
— Si, ¿Por qué?
— ¿Está seguro? Yo lo miro como que tiene hambre — él me miraba dubitativo, en efecto no había comido, tomé la bolsa con mi cena y se la di — tómelo como una disculpa por el golpe que le di, además de una bienvenida más normal, espero que nos llevemos bien.
Él tomó la bolsa y se sorprendió entonces me sonrió, maldición, que maldita sonrisa la que posee, probablemente derrite a más de una mujer, es demasiado apuesto. Paige, ¿En qué estás pensando? reacciona, solo falta que pierdas otra tuerca más de las que has perdido.
— Muchas gracias, pero, ¿Usted, que va a cenar?
— No se preocupe, saldré a comprar más comida — quise irme a mi cuarto pero él me detuvo — ¿Sucede algo?
— Disculpe, pero, ¿Cómo se llama?
Le dije mi nombre entonces volvió a sonreír, esa sonrisa me ponía demasiado nerviosa, sin embargo él no parecía darse cuenta del efecto que tenía en mí.
— No me lo tome a mal, pero, no vuelva a sonreír, se lo pido.
— Está bien, disculpe si eso la molesto.
— No es eso, como le dije, no me lo tome a mal.
Él no dijo más nada, yo decidí irme a mi cuarto antes de seguir metiendo la pata, estaba revisando las redes cuando entró al cuarto, se sentó en el suelo a comer, en realidad tenía hambre.
— Por cierto, ¿Cuándo traen sus cosas?
— Espero que pronto, ¿Y las de usted?
— Dijeron que las iban a traer después de medio día, así que no deben de tardar.
— Quiero pedirle un favor.
— Si puedo hacerlo no se preocupe, que lo haré.
— Deseo que no le diga a nadie que me encuentro aquí, mi paradero debe ser desconocido.
— Está bien, supongo desea privacidad y es normal, cuando vengan los de la mudanza quédese aquí para que no lo miren.
— Eso haré, muchas gracias.
Después de un rato llegaron los de la mudanza, tal y como le había dicho a él se quedó en el cuarto, luego que dejaran todo me puse a acomodar las cosas.
— ¿Ya se fueron? — él se asomó con cautela — ¿Puedo salir?
— Si, puede salir, no se preocupe — le sonreí como una persona normal — no entiendo qué necesidad tiene de ocultarse, en fin, sus motivos tendrá y no soy quien para juzgar o inmiscuirme.
— Gracias por eso.
Después me fui al supermercado y compré todo lo que necesitaba, además de lo que él quería y que me había pedido el favor, la cajera me miró ya que llevaba afeitadoras y desodorante para hombre pero no le hice caso, solamente pague, luego que llegue al apartamento le entregue sus cosas.
— Muchas gracias señorita Paige.
— No me diga señorita, solo dígame Paige.
Después de acomodar la comida me fui a mi cuarto y él entró, se dirigió al baño, escuche que abrió la ducha, me puse a revisar la sección de empleos ya que necesitaba un trabajo cuanto antes, estaba así cuando alguien golpeo la puerta, decidí ir a abrir, al hacerlo mire a un señor algo mayor y con sobrepeso.
— Disculpe, creo que me equivoqué de apartamento.
Se estaba retirando cuando lo detuve entonces me miró confundido, mi sexto sentido me decía que este hombre andaba buscando a Marcus y también el sentido común al verlo tan bien vestido.
— ¿A quién busca?
— A una persona que se mudó a este edificio hoy, pero se debió equivocar al darme el número del apartamento.
— Pase que no se equivocó, es aquí.
Salí y lo empuje hacia adentro ya que no quería entrar, una vez ahí se sorprendió, lo hice sentar para después entrar a mi cuarto, aun él no había salido de la ducha pero golpeé la puerta.
— Disculpe que lo moleste, pero afuera hay un señor que lo busca.
— En seguida salgo, que me espere.
Me dirigí a la sala entonces le di el mensaje, después de unos minutos él salió del baño, ahí fue cuando me retiré. Comencé a desocupar algunas cajas que tenía en mi cuarto, ahí fue donde saque la primera muñeca que papá me había obsequiado, él quería que fuera una mujer fuerte, pero a la misma vez no deseaba que perdiera las etapas de mi vida, tuve un excelente padre, su pérdida aún me dolía, cuando falleció se llevó una parte muy importante de mí, jamás olvidaré ese día, lo tendré siempre presente, así pasen mil milenios, después de todo hay cosas que pasas en tu existencia que son imposible de olvidar, desde lo bueno hasta lo malo.
Pero no podía darme el lujo de derrumbarme, no al menos completamente, no cuando tenía a mamá que me necesitaba, sin embargo esa mujer logró sorprenderme, ella fue muy fuerte hasta el último momento, y lo sigue siendo, pero a pesar de todo ambas lloramos a papá, era lo más sano.
Estoy segura que papá me cuida desde su otra vida, esa a la que todos vamos a llegar, unos mas antes que otros, después de todo es lo más seguro que tenemos en esta existencia, y a la misma vez que eso era una certeza, era un bálsamo para las heridas del alma que llevamos desde el momento que un ser querido se nos adelantaba.
— Tengo que conseguir empleo si o si — miré una oferta que me interesó — mmmm, la paga no está mal, ganaba menos en ese sitio. Bueno iré mañana mismo a ese sitio.
Marcus
Después de que Paige se marchara quede hablando con mi abogado, al explicarle la situación se sorprendió, me dijo que si ella habla todo esto será en vano.
— No te preocupes Damon, si ella quisiera hablar lo hubiera hecho desde hace mucho, confío en que Paige va a guardar el secreto muy bien, no es la típica mujer que me acosa a más no poder, me trata como a un ser humano.
— Sabes que la prensa paga muy bien para saber cosas de ti, y ella prácticamente vivirá contigo, será la persona que más contacto tendrá con el gran Marcus Blackmont.
— Debes tratar de tener un poco más de fé en las personas, no todas se dejan llevar por el dinero.
— Está bien pero ten cuidado, tus cosas no tardan en venir los de la agencia se están encargando de moverlas.
— Está bien, pero que traigan solo lo necesario ya que no tengo mucho espacio que digamos.
— Tu cama es enorme, puedes enseñarme el espacio donde la pondrás.
Le mostré el espacio, entonces no podía creerlo mi cama no iba a alcanzar ahí era más que obvio, finalmente tomé la decisión de dormir en un colchón inflable, luego de que se marchara, las cosas llegaron y me puse a acomodarlas.
— ¿Quiere que le ayude? — preguntó Paige llegando — usted me ayudó con las mías después de todo.
— Está bien, muchas gracias.
Ella empezó a ayudarme, al terminar ambos terminamos agotados, se levantó para comer entonces la acompañé.
— Pero todo esto es comida rápida.
— Si, lo sé, tendré que acostumbrarme a comerla, la cocina no es mi fuerte.
— ¿Es en serio?
— Si, lo positivo de todo esto es que si quiere matar a alguien con un potente veneno, solo dígame que cocine eso es todo.
Me reí al escucharla, es una persona bastante agradable, luego que calentara su cena yo hice lo mismo con la mía y los dos comimos juntos.
— Ese señor parecía confundido.
— Si, lo que pasa es que aún no había dicho nada, me contó todo, muchas gracias por no dejarlo ir.
— Sabía que era usted pero no quise mencionar su nombre.
— Eso también se lo agradezco.
— Es lo que haría cualquier persona normal, no se puede andar diciendo que aquí vive alguien, nunca sabemos cuándo se va a presentar un loco intentando matarnos con una sierra.
Después de que termináramos de cenar los dos nos fuimos a la habitación, cada uno se acostó de su lado y ella se durmió rápidamente, hice lo mismo.
Al día siguiente que me desperté escuche que Paige se estaba duchando, decidí levantarme para que se vistiera tranquila, la puerta del cuarto se abrió y salió, iba vestida con una falda gris y una camisa blanca.
Ella se despidió alegremente y se marchó, quedé solo en el apartamento, no sabía que hacer, un mensaje de Damon me sacó de mis cavilaciones.
— ¿Cómo van las cosas con esa chica? — escribió preocupado — se me hace que estas cometiendo un error al confiar en ella.
— Por favor no te alteres demasiado, Damon, ella es una buena chica e incluso estoy seguro que no tiene una idea de quién soy, sigue con su vida normalmente, además me hace algo de compañía, en estos momentos me encuentro solo y créeme que es demasiado aburrido.
— ¿Adónde fue esa chica?
— No tengo idea, no me meto en su vida así como ella no se mete en la mía. Dime cómo van las cosas en la empresa, ¿Qué te ha dicho la de recursos humanos?
— Nuevamente hubieron bajas, por suerte hay personas que están viniendo a las entrevistas pero todos se van cuando son hostigados por la prensa. El salario no es el mejor y lo sabes, recuerda que estamos atravesando por una gran crisis gracias a Lorelei.
— Lo sé, creo que es una mala idea permanecer siempre en este sitio. Tengo que dar la cara en algún momento y no estar escondiéndome en un sitio como si hubiera hecho algo.
— Por el momento no es conveniente y lo sabes, ya una vez que logre remediar un poco las cosas es que voy a decirte que vengas.
— Extraño trabajar y lo sabes.
Perspectiva de Paige
Llegué a la empresa y miré que estaba desolada, esperaba que el anuncio no fuera una farsa pero no lo creía, este sitio se miraba bastante serio y el anuncio era igual.
Caminé a la empresa y me dieron una tarjeta de visitante, la mujer de recursos humanos me recibió, sin hacer muchas preguntas más que las básicas fue que me extendió la mano.
— Bienvenida a las empresas Blackmont…