mala noche

1705 Palabras
Es increíble lo rápido que llega a oscurecer cuando tienes prisa o tal vez solamente sean efectos del alcohol circulando por mis venas, eso quiero creer puesto que cuando entré en el ascensor aún podía ver la luz de la tarde y luego cuando volví a entrar estaba oscuro y ahora está cada vez más oscuro tanto así que el ascensor necesita iluminación, aunque la iluminación no me molesta, me ayuda mucho para ver mi hermoso, bello y perfecto rostro. –dijo para sí misma mirando su reflejo al espejo, olvidada por completo que aún estaba en el ascensor y regresaba en busca de su pulsera. Pegada a la pared del ascensor con la mirada al suelo, intentaba mantenerse en pie pensando únicamente en la pulsera que su madre le había dado, era su motivación para que en el preciso momento en que las puertas se abrieran ella saliera y empezar a buscar su pulsera hasta de con ella. Una vez que Jetro dejó a Enzo, empezó a caminar, pero notó que tambaleaba demasiado y le parecía algo vergonzoso y aberrante, por lo que empezó a mirar al suelo vigilando sus pasos muy detalladamente, ya que no quería seguir viéndose ridículo al caminar como una hoja en el viento, de un lado al otro, aunque al dar un paso más cerca del ascensor notó una pulsera en el suelo, era absurdo, él reconocía esa pulsera, era la pulsera de Isabella y él lo sabía, pero... ¿cómo podía estar ella en ese hotel si nadie había subido a la suite, más que las bailarinas? Algo desconcertado tomó la pulsera apoyándose en la puerta del ascensor para no caer al suelo y se levantó cuando las puertas empezaron a abrir, Tan pronto como puso un pie dentro del ascensor vio a Isabella, quien también lo vio, pero no supo cómo reaccionar. Lo único que llamó la atención de Isabella en Jetro, fue ver que en su mano traía la pulsera. Estaba demasiado ebria como para ponerse nerviosa, sentir miedo o retraerse de alguna manera, por otro lado, Jetro no dijo ni una sola palabra, solo se limitó a cerrar la puerta del ascensor y cuando se habían cerrado, el silencio inmaculado entre los dos fue denso. Isabella pensaba en pedirle la pulsera, pero la manera en la que él la miraba era extraña, de alguna manera la miraba fijamente y pese a que ella usaba lentillas él podía atravesar su mirada. Jetro pensó en todas las cosas que dijeron los sus amigos cuando estaban en una habitación, como todos hablaron de sexo y acostarse con las chicas y él ahora tenía a una de ellas en el ascensor. Era en lo único que podía pensar. Isabella sin vergüenza alguna y nada retraída se acercó a él lentamente, ya que la única manera en la que le podía quitar la pulsera era al distraerlo por completo, así cuando le quitara la pulsera de su mano y las puertas del ascensor se abrieran nuevamente ella podría salir corriendo sin mirar atrás. –¿Q... qu... qué? –preguntó cuando lo vio acercarse, entonces lo vio tocar el botón del ascensor sin quitarle la mirada. –¿cuánto quieres para pasar la noche conmigo? –preguntó y por solo un segundo Isabella estalló en rabia internamente, ¿cómo se atrevía este patán a tratarla de tal manera, a creer o pretender que ella era una prostituta?, pero en el siguiente segundo pensó que sería un excelente idea darle un precio, acompañarlo a su habitación, enviarlo a bañarse y quitarle la pulsera para salir de la habitación, tal vez incluso hasta con su billetera, parece una buena idea, sobre todo porque él no tenía ni idea de quién era ella, porque aún conservaba todo su personaje de bailarina exótica. –$25,000. –se burló muy tranquila, como si se tratara de algo con lo que podrías comprar un sándwich, solo era un tonta broma para ella, pero su quijada cayó al suelo cuando Jetro se acercó a ella aún más, la miró de pies a cabeza, era como si la desnudara con la mirada, y sonrió. –Ven conmigo. –dijo y las puertas del ascensor se abrieron en el precioso instante en que él tomó su mano. Sin importarlo ebria que estaba, esto le causó un torbellino de emociones y un choque de electricidad en todo el cuerpo como si todo su sistema colapsara al mismo tiempo e hicieran una fiesta. Con la pulsera en una mano y con Isabella de la otra, él caminó muy seguro de sí mismo hasta la habitación que había reservado Baram. Aunque en su estado de ebriedad en lo único que podía pensar era en Isabella. Ella no dijo nada ya que había usado todo su ingenio posible para fingir una voz que no era suya, puesto que había muchas veces hablado con Jetro y sabía que de no hacerlo le reconocería la voz, así que solo se limitó a caminar de su mano acompañando a su habitación. Definitivamente no pensé mucho cómo sería el plan de quitarle mi pulsera a este imbécil, pero no puedo creer que tome mi mano tan idiota. –pensó Cuando Jetro pasó la tarjeta y abrió la puerta el corazón de Isabella ebrio y algo atontado empezó a latir muy fuerte, demasiado fuerte que incluso en su embriaguez parecía que iba a salir saltando como una rana por todo el pasillo del hotel, pero debía mantenerse serena, y tranquila ya que su única intención era quitarle la pulsera sin que él supiera que era de ella y huir. Isabella no contaba con el pequeño detalle de que si Jetro guardara esta pulsera en su pantalón, ahora tenía que esperar que se lo quitara, lo que le parecía algo desconcertante porque ya no lo estaba viendo como el bastardo por el que su padre lo reemplazó, sino como el idiota que besó en el hospital y el idiota que la salvó de los delincuentes. Lo veía como lo que era, un alto, apuesto, sexi y perturbador hombre frente a ella. –Quítate la ropa –le ordenó con una voz ronca soltando su mano. Isabella miró a su alrededor, una enorme cama en una enorme habitación oscura con las cortinas cerradas y escasa iluminación, no parecía tan buen plan ahora. Nerviosa y asustada delo que podría pasar, se está arrepintiendo de seguir el plan, ya que además su teléfono no para de vibrar. Sabe que es Lana, o tal vez Mauricio, así que lo ignora, y ahora con la propuesta de Jetro, se asustó. Negó con la cabeza aferrándose a su abrigo. –Bien. –bufó cansado. –entonces vete. –dijo quitándose la ropa y los zapatos, empezaba a desnudarse frente a ella y esto fue aún más desconcertante para ella, ya que no estaba más su enemigo, estaba un hombre muy sexy y gruñón semidesnudo. El pantalón que empezaba a que empezaba a quitarse era lo único que ya necesitaba para recuperar su pulsera, así que en contra de su voluntad y algo satisfactoriamente muy en contra de su voluntad se acercó a él y abrió su abrigo. –¿cómo sé que me pagarás? –dijo con un voz muy seductora, y suave, sabiendo que tenía que aprovechar que él estaba dispuesto a darle todo el dinero que ella pidiera, sabiendo que ese dinero le pertenecía a ella más que a él. Jetro sacó de su bolsillo todo el dinero que tenía en la billetera y la volvió a guardar en su pantalón. –Allí hay 35,000 en efectivo, quítate la ropa y el dinero es tuyo. –le ordenó autoritario. Isabella automáticamente dejó caer su abrigo, haría hasta lo imposible por conseguir todo el dinero que pudiese y más si todo ese dinero era solamente para ella, y no tendría que darle nada de comisión a Román. –ven a la ducha conmigo. –dijo caminando hacia una puerta e Isabella se limitó a mirarlo, no podía ducharse con él, de hacerlo él notaría que ella traía peluca y se lavaría su maquillaje, entonces estaría al descubierto, ahora debía pensar en algo más. Isabella, se forzó a sí misma a callar, así que debía ingeniar para que el entendiera sin hablarle. y empezó a contonearse tanto como podía, ya que lo único que podía pensar era en recuperar su pulsera y salir de ahí, aún cuando él realmente le atraía y se odiaba por eso. Jetro con algo de fastidio y un par de gruñidos regresó sus pasos y se sentó al filo de su cama para observar el baile que Isabella hacia para el. Mientras pensaba en Isabella, la ladrona mentirosa que él había intentado ayudar. El tenerlo ahí frente a ella, observándola cada uno de sus movimientos era alucinante, como él la miraba, esto lo motivó cada vez más hacer más sutiles, más suaves y más sexys movimientos sólo para él, sin darse cuenta que ella empezaba a acercarse. Antes de que Jetro pudiera pestañear una vez más ella estaba frente a él a unos escasos centímetros, bailando suavemente con sus manos recorriendo partes específicas de su cuerpo que llamaban su atención. Él estaba demasiado excitado como para pensar en una ducha, o en cualquier otra cosa, entonces se levantó de la cama y se puso frente a ella, lo que la obligó a levantar la mirada ya que él era mucho más alto que ella y la sonrojó, hasta el punto de intimidar. Isabella al estar tan cerca de él intenta tocar el pantalón, estaba junto a la cama y quería aprovechar eso para mientras que distraía a Jetro tomar la pulsera, fingir que no se sentía cómoda e irse, tal vez con el dinero, o tal vez no, pero tendría su pulsera. Cuando él estaba prendido en su mirada y ella con su mano derecha lo acariciaba y con su mano izquierda intentaba tomar el pantalón, él la tomó por la cintura y le alzó para que sus rostros quedaran frente a frente y como si de algún tipo de hechizo se tratara él le sonrió, y ella no pudo resistirse más y lo besó, siendo este beso su perdición.
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