Capítulo 2

818 Palabras
Al entrar en la universidad lo primero que miro es el horario. Me decepciono al ver que no tengo francés. Genial, era lo único que podía alegrarme el día. Voy a mi primera clase, donde me siento al lado de un chico. Es el típico chico guapo de universidad que tiene a todas las chicas detrás. -Hola. - Dice el chico. Lo miro extrañada. -¿Hola? -Me suenas mucho, ¿Estabas aquí el año pasado? -Sí. -Soy Ethan. -Alissa. - Miro el boli mientras doy toquecitos en la mesa con él. -Bonito nombre. - Sonríe. -Gracias... supongo. El resto de la clase atiendo todo lo que dice el profesor y apunto todo lo que me da tiempo a escuchar. Horas después acaba el horario de clases, pero hoy decido quedarme en la biblioteca para empezar a estudiar. De camino a la biblioteca choco con alguien, provocando que todos los libros y las hojas que llevaba caigan al suelo. Me agacho para recogerlo, al igual que la persona con la que he chocado. Al levantar la mirada unos ojos marrones se encuentran con los míos, dejándome sin aliento. -P-perdón. - Consigo decir y ella me responde con una cálida sonrisa. Parezco una tonta mirándola. -No importa. - Aparto la vista y recojo todos los folios y libros esparcidos por el suelo. Al darle los libros sus manos rozan las mías, haciendo que un escalofrío agradable recorra todo mi cuerpo. Ella mira sus manos, como si también lo hubiese sentido. - Tú eres alumna mía, ¿Verdad? -Sí, soy Alissa Navarro. -¿Vas a la biblioteca?- Meto mis manos en los bolsillos del pantalón mientras apoyo todo mi cuerpo en una sola pierna. -Sí.- Muerdo mi labio inferior. Estoy demasiado nerviosa, ella hace que esté nerviosa. Su mirada baja hasta mis labios y después vuelve a mis ojos. -¿Podrías acompañarme? Si no es molestia, claro. Soy nueva y aún no me conozco este sitio. -Claro. -Merci, Alissa. - Dice en un perfecto francés. Me encanta cuando habla en francés, su voz suave y el acento francés la hacen más sexy. Espera... ¿Acabo de decir que la hace más sexy? - ¿Y qué estás estudiando? -Veterinaria. -Vaya, yo quería hacer eso cuando era pequeña. Luego me fui por filología francesa. - Cuando la tengo a mi lado me doy cuenta de que es más o menos de mi estatura, aunque lleva tacones. - Espero que te guste el francés, aún que sólo sea por mí, por ser una buenísima profesora. - Se ríe. Tú ya me gustas, el francés es otra historia. Me sonrojo ante mi pensamiento. Vale, Alissa, cálmate. -Siempre me ha llamado la atención el idioma. - Sonríe y yo, como una tonta, me pierdo en su sonrisa. En la puerta de la biblioteca está Jud esperándome. Miro de reojo a Hayley y veo que me está mirando. Que bien, esto no ayuda en nada. Llegamos junto a Jud y la mirada de Hayley se fija ahora en ella. -Tú también eres alumna mía, ¿No? - La pregunta. -Sí, Judith Pardo. - Contesta. La profesora vuelve a mirarme. -Muchas gracias Alissa. - Entra en la biblioteca, dejándonos a Jud y a mi solas. Me quedo quieta, mirando la puerta por la que acaba de entrar. -Tierra llamando Alissa...- Dice Jud mientras chasquea los dedos delante de mi cara para que reaccione. -Vamos. - Entramos en la biblioteca y busco con la mirada a Hayley. Está en una mesa sola, mordiendo un lápiz mientras mira el libro que tiene delante. Nos sentamos en una mesa vacía, aún que no es tan dificil encontrar una, no está muy llena la biblioteca. Miro hacia delante y la profesora está enfrente nuestra. ¿No podría haber una pared en medio o algo? Sus ojos marrones se encuentran con mis ojos azules. Mierda. Bajo la mirada hasta los libros que tengo en la mesa e intento estar así durante toda la tarde, aún que alguna que otra vez desvío mi mirada de los libros para mirarla. Su rostro es demasiado perfecto, puedo estar exagerando, pero lo siento así. -Alissa. - Dice Jud a mi lado. - Son las diez de la noche, es mejor que nos vayamos. - Asiento con la cabeza. Salimos de la biblioteca no sin antes mirar por última vez a la profesora. Caminamos hacia la salida de la universidad, en silencio, hasta que ella decide romperlo. -Tienes que decirme quien te está volviendo loca. -¿Eh?¿Qué dices?- Frunzo el ceño. -Lo que oyes. No dejabas de mirar hacia delante en la biblioteca, apenas has estudiado. -Bueno... -Venga, dímelo. -No me gusta nadie. - Ruedo los ojos. -Sabes que voy a sacártelo, ¿No? -Sí, sí... Esta noche vuelvo a dormirme pensando en su sonrisa perfecta y sus intensos ojos marrones. No sé lo que me está pasando, pero me gusta.
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