Capítulo 3

2368 Palabras
Por fin viernes, por fin fiesta. Me encantan las fiestas universitarias, me gusta bailar al ritmo de la música con el chico de turno y beber para olvidar, que es justamente lo que haré esta noche. El año pasado también fuimos a la fiesta de principio de curso, que normalmente es organizada por los alumnos de último curso. Llego casi corriendo a clase, ya que a primera hora me toca francés, y no lo hago a posta, es como si mi cuerpo actuase por sí solo. - Todos los días tardas como cinco horas en llegar a la universidad y hoy estás corriendo para ir. - Oigo a Jud detrás de mí. - Tengo ganas de ir a la fiesta, cuanto antes acaben las clases antes iré. - Me excuso. Entramos en la clase de francés, siendo las primeras alumnas en llegar, la clase está desierta. - Te dije íbamos muy rápido. - Gruñe Jud. - Hola chicas. - Escuchamos la voz de la profesora detrás nuestra. - Bon jour, professeure. - Como siempre, Jud haciendo la pelota a los profesores. Pongo los ojos en blanco. Hayley sonríe y después posa su mirada en mí, y, como no, me quedo hipnotizada, mirándola como una tonta. Se acerca y pone su mano en mi brazo mientras nos mira a las dos. Mi corazón late con fuerza ante ese gesto, ante su mano posada en mi hombro, tanto que tengo miedo de que me salga del pecho. - Sentaos, los demás vendrán pronto. Vamos hasta nuestros asientos mientras los demás alumnos van entrando en la clase.  - Me cae bien la profe, la del año pasado era demasiado borde. - Dice Jud. - Menos mal que no estuve el año pasado. - Contesto. Miro a Hayley, sentada en la silla del profesor, y al parecer mirando en nuestra dirección hasta que la he mirado. Según termina el horario, como ayer, decidimos ir a la biblioteca unas horas antes de la fiesta, así tengo que estudiar menos para el fin de semana.  Camino por el pasillo mirando el móvil, esperando a que Judith responda a un mensaje, hasta que choco con alguien y hace que casi se me caiga el móvil de las manos. Alzo la vista, encontrándome con unos ojos marrones que ahora me miran divertidos. - Espero que nuestros encuentros en los pasillos no siempre sean así. - Dice con una sonrisa. - P-perdón, soy...un poco patosa a veces... - Muerdo mi labio inferior, agachando la cabeza, sintiéndome muy avergonzada en estos momentos. Su mano vuelve a estar en mi hombro, y eso hace que el calor de mis mejillas aumente aun más. - No importa. - Quita su mano de mi hombro. - ¿Otra vez a la biblioteca? - Sí. - Pues vamos. - Empieza a caminar. Esta vez lleva zapatos planos, por lo que veo que es un poco más baja que yo. - ¿Y cómo te fueron las notas el año pasado? Si pasas la tarde en la biblioteca, debes de ser una alumna ejemplar. - Casi todo con notables. - Sonrío tímidamente. Yo no diría que soy una alumna ejemplar, solo que me esfuerzo por conseguir las notas que necesito para un futuro. - Seguro que vas a ser una buena veterinaria. - Me mira con una sonrisa. Distingo a Judith, esperando en la puerta de la biblioteca, que, al verme de nuevo con la profesora, alza una ceja.  Después de un par de horas de estudio vamos a nuestro apartamento para arreglarnos. Doy saltitos de alegría por el pasillo mientras Jud me mira como si estuviera loca. -¿No estás contenta?- Alza una ceja. -No sé qué tienes con las fiestas. -Hay alcohol, música, chicos...- Se ríe. -Quedémonos en chicos. Después de la ducha decido alisarme el pelo, me gusta más como me queda liso, también es que mi pelo es rizado y estoy un poco harta de los rizos. Me maquillo haciéndome la raya, un poco de rímel y pintalabios rojo intenso. Voy a mi armario y cojo unos vaqueros largos con una blusa transparente negra y un top del mismo color, con unos tacones de aguja también negros. Cuando ya estoy vestida salgo de la habitación y veo que Jud está mirándose en el espejo. Lleva un vestido de manga corta, azul claro y en algunas partes con tonos más oscuros, ajustado a la cintura y luego suelto hasta media pierna, con unos tacones blancos de aguja. Su pelo n***o le cae en ondas por los hombros y sus ojos verdes resaltan más a causa del maquillaje. Me ve a través del cristal y da media vuelta. -Wow, estás increíble. - Dice mirándome de arriba a abajo. -Lo mismo digo. - Sonríe. -Hay que hacerse una foto. - Coge su móvil y se pone a mi lado. - Ya podemos irnos. En quince minutos estamos en la casa donde se hace la fiesta, tampoco es muy difícil diferenciarla, tiene un gran cartel que pone "que viva la fiesta". Aparcamos un poco lejos de la casa, ya que está la calle llena de coches. Cuando entramos, la música retumba en mis oídos. Está bastante llena, casi no puedo pasar entre todas las personas que están bailando como si no hubiese mañana. Jud y yo buscamos las bebidas, que están en la cocina junto con los vasos. No he visto tanto alcohol junto en toda mi vida. Cojo dos vasos y echo tequila en ellos. -Empezamos fuerte. - Dice Judith cogiendo el vaso. -Siempre hay que empezar fuerte. - Nos bebemos el vaso de un trago. El alcohol quema mi garganta, pero no es del todo desagradable. -¿Otro? -Otro. - Nos bebemos el segundo vaso. Miro el alcohol que hay y veo vodka n***o. Adiós control. Echo en un vaso vodka y después fanta de naranja. -¿Quieres?- Niega con la cabeza. -No quiero emborracharme, alguien tiene que conducir. - Me guiña el ojo. Un chico viene hacia nosotras con la mirada puesta en Judith. Alguien ha ligado. -Hola, sé que puede sonar descarado, pero... ¿Bailas? - Le pregunta el chico. Ella sonríe ampliamente y le agarra el brazo, sin dudarlo un momento. -Vamos. Los dos desaparecen entre la multitud, dejándome sola con el vaso de vodka en las manos. El alcohol, mi amigo fiel. Bebo del vaso mientras miro a la gente bailando por toda la casa. -¿Estás sola?- Escucho detrás de mí una voz . No puede ser. Me doy la vuelta y la veo ahí parada, con una sonrisa. Lleva puesto unos vaqueros ceñidos rotos y una blusa blanca también ajustada que deja a la vista el ombligo, y con escote, mucho escote. Sus labios están pintados de rojo intenso, al igual que los míos, nunca me había fijado en lo apetecibles que son. -Profesora...- Joder, ¿Enserio? Le acabo de decir profesora. Pone su dedo índice en mis labios, haciendo que deje de respirar por un momento. -Hayley, no profesora.- Sonríe de nuevo.- Ahora respóndeme, ¿Por qué estás sola? -Mi amiga ha ligado.- Alzo los hombros y le doy otro trago a mi vaso.- ¿Tú qué haces aquí? Nunca había visto a un...- Vuelve a poner su índice en mis labios. Se acerca a mi, quedándose a centímetros de mi cara. Necesito un médico, no puedo respirar. -Hayley, no profesora.- Quita su dedo de mi boca.- Tengo amigos aquí, y respondo a tu siguiente pregunta, tengo veinticuatro años.- Muerdo mi labio inferior. Algún día se me quitará esta maldita manía. -¿Y por qué no estás con ellos?- Se sirve un vaso de vodka y fanta de naranja. -Están borrachos, que yo también, pero superan unos niveles.- Bebo de mi vaso, acabándomelo, y me sirvo otro. Es increíble, pero me siento menos nerviosa con ella, deben de ser los efectos del alcohol. -Yo estoy en proceso.- Se ríe. -¿Bailamos?- ¿Acaba de decirme que baile con ella? Dios mío, en serio, que llamen a un médico, está dándome un paro cardiaco. Dejo el vaso medio vacío en la mesa. -Vamos.- Sonríe. Me coge de la mano y tira de mi, adentrándonos en la multitud. Siento cosquillas por toda la mano, es una sensación increíble. Se detiene en medio de unas personas, donde hay hueco suficiente donde podamos bailar las dos. Suena la canción de "Vente pa' ca" de Ricky Martín y Maluma. La canción más adecuada para este momento, pienso con sarcasmo. Ella mueve las caderas al ritmo de la música. Me quedo embobada con sus movimientos, esta chica sabe moverse bien. La imito, muevo las caderas al compás de la música. Se acerca a mi, moviendo las caderas. Coge mis manos y las pone en su cintura mientras ella se acerca más hasta estar a centímetros de mi oído. Rodea mi cuello con sus brazos. -Si tú quieres nos bañamos, si tú quieres nos soplamos pa secarnos lo mojao.- Canta junto con la voz de Ricky Martín.- Si tu boca quiere beso y tu cuerpo quiere de eso arreglamos.- Se separa de mi sin dejar de cantar ni de mover las caderas. Esto me está volviendo loca.- Si tu quieres un atajo y lo quieres por abajo yo te llevo bien callao. Vente pa' ca.- Esta vez canta más alto mientras con la mano hace señas para que me acerque.- Vente pa' ca, vente pa' ca aaaah. Ahora soy yo la que se acerca y pongo mis manos en su cintura. Ella vuelve a rodear mi cuello con sus brazos. Estamos tan cerca que nuestras frentes se tocan. Pone una pierna entre las mías, dejando una de mis piernas también entre las suyas, y baja, moviendo las caderas. Yo la imito. No es la primera vez que hago esto, pero si la primera vez que me excita hacerlo. Seguimos moviéndonos juntas hasta que acaba la música. Escucho su respiración, que está igual de agitada que la mía. -Te mueves increíblemente bien, Alissa...- Dice, sin separarse de mi. -Lo mismo digo...- Comienza otra canción que reconozco al instante, "fiebre", también de Ricky Martín. Les ha dado hoy con Ricky Martín. Hayley vuelve a moverse, esta vez más lento, llevando sus manos a mi cintura y pegándome más a su cuerpo. Me muevo con ella. Me acerco a su oído mientras acaricio su cintura. -Yo me la paso cada día, pensando en ti, en tus ojos negros y en tu risa bella.- Esta vez soy yo la que canto en su oído.- Yo me la paso cada día, pensado en ti... ay ay ay ay... y que entre tus brazos pierdo la cabeza.- Lleva sus manos a mi cara. -Lo siento. Posa sus suaves y carnosos labios en los míos, con desesperación, con necesidad. Llevo mis manos a su culo, sorprendiendome a mi misma, y pegándola más a mi cuerpo. Sus labios se mueven sobre los míos y nuestras lenguas se encuentran. Saboreo su boca, su lengua. Joder, me está volviendo completamente loca. Separa sus labios de los míos. -No te disculpes por esto.- Digo y la vuelvo a besar. Esta vez muevo yo mis labios sobre los suyos, disfrutando de la suavidad de estos. Después de esto mi pintalabios estará corrido por toda mi cara. Separo nuestros labios.- Vayamos a mi casa. -Estás segura de...- Pongo mi dedo índice en su boca, ahora algo hinchada, como hizo ella antes. -Segurísima. No tardamos mucho en llegar al apartamento, también es que he ido a doscientos por hora. Entramos en el ascensor, y según se cierran las puertas, la empujo contra la pared y vuelvo a juntar nuestros labios. Voy ha aprovechar cada momento que este con ella, ha sido demasiado dura la espera. Rodea mi cuello con sus brazos y con una de sus manos me agarra suavemente del pelo y tira hacia atrás. En ese momento aprovecha para llevar su boca a mi cuello. Un gemido se escapa de mi boca. Las puertas del ascensor se abren. Corro hacia la puerta del apartamento y no se como, pero rápidamente la abro. La llevo a mi habitación, donde cierro la puerta. Ahora estamos completamente solas. Vuelvo a besarla, mientras la llevo a la cama, donde se tumba y yo me pongo encima. Llevo mis labios hasta su cuello, dando pequeños mordiscos y besos, mientras voy bajando hasta el borde de la blusa. Ya no tengo el control de mi cuerpo, actúa por si solo, aún que tampoco es que pueda resistirme a su increíble figura. Miro sus ojos, su pupila dilatada me indica lo excitada que está, y eso me excita aún más. De un tirón le quitó la blusa, dejando a la vista su sujetador de encaje rojo. Muerdo mi labio inferior mientras contemplo su cuerpo. Vuelvo a posar mis labios en los suyos y con mis manos acaricio su piel, es más suave de lo que pensaba. Bajo mi boca por su cuello, por su pecho, lamiendo su cuerpo, saboreando su piel. Alza su cadera, soltando un gemido. Sus ojos están cerrados y su boca entreabierta, así que aprovecho y vuelvo a besar sus labios, mientras mis manos van al borde de su pantalón. -Alissa...- Susurra entre beso y beso.- Alissa espera...- Detengo mis manos.- No hagamos esto ahora, hoy no, hemos bebido y quiero que hagamos esto cuando esté plenamente consciente.- Pone sus manos en mis mejillas y me acaricia suavemente con el pulgar. -Está bien...- Besa suavemente mis labios. Me aparto y ella se levanta, buscando su blusa.- Puedes quedarte a dormir.- Se lo piensa un momento.- Como tú has dicho hemos bebido, no es muy recomendable que salgas a estás horas a la calle sola y bebida. -Vale, me quedo.- Sonrío. Me levanto y voy al armario para coger mi pijama, que se basa en una camiseta larga. -¿Quieres una?- Pregunto enseñándole la camiseta. Asiente con la cabeza, así que le tiro una y yo me cojo otra. Cuando me cambio, me meto en la cama, y ella hace lo mismo. Me mira detenidamente. Se acerca a mi y pone su cabeza en mi pecho, mientras yo pongo una mano en su cintura. -Buenas noches, Alissa.- Susurra. -Buenas noches, Hayley.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR