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Me obsesioné. De ti

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oscuro
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Descripción

Beatrice Bianchi, es obligada a casarse con un hombre que no ama y desesperada por poner fin a su matrimonio con Estéfano Salazar un hombre bastante atractivo, pero frío, celoso, posesivo y con un terrible pasado que asusta a toda mujer. Beatrice recurre a su prima Emma con una propuesta arriesgada. Le pide que seduzca a Estéfano, con la esperanza de que una infidelidad evidente sea la chispa que necesiten para divorciarse definitivamente. Emma, aunque reticente al principio y con un secreto que la atormenta, acepta ayudar a su prima, movida por la lealtad familiar y la promesa de una recompensa económica.Emma, quien nunca ha estado con un hombre y guarda su virginidad con recelo, se siente nerviosa y vulnerable ante la tarea que le han encomendado. Sin embargo, comienza a acercarse a Estéfano, utilizando su encanto natural y su inteligencia para captar su atención. Estéfano, quien se siente atrapado en un matrimonio sin amor, encuentra en Emma una frescura y una pasión que creía perdidas. Lo que comienza como un juego calculado pronto se convierte en algo más profundo. Estéfano se obsesiona tóxicamente de Emma, cautivado por su autenticidad y su espíritu libre. Quiere que solo sea de el y no dejará que ningún otro hombre la toque.

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Capítulo 1 Propuesta
En una habitación, Óscar Salazar, un hombre alto, de cabello castaño claro con algunas canas en su cabello y su rostro marcado por algunas arrugas que demuestran su madurez, está sentado frente a su escritorio, mirando fijamente a su socio Alonzo Bianchi, un hombre de piel morena y con la diferencia de que él posee el cabello oscuro. Alonzo estaba ahí para darle unas muy malas noticias. Sabía que su cabeza estaba en juego, pero no tenida de otra sabía que ocultarse no sería una opción viable. Así que se armo de valor y comenzó hablar… —Lo siento, amigo, sé que me prestaste una fuerte suma, pero me temo que no tengo nada que darte —dijo Alonzo. Causando disgusto en Óscar. —¡Me dijiste que hoy tendrías mi dinero! —vociferó el hombre mayor con algunas canas en su barba, dando un fuerte golpe sobre su escritorio de madera. Causando que el hombre de cabello oscuro se espante, mientras que otro hombre más joven está observando todo desde las sombras, cuidando atentamente cualquier movimiento para proteger a su jefe. —Lo sé, pero mis negocios no han ido bien… —¡Eso es lo que menos importa, lo que quiero es mi dinero ahora mismo! —exigió el hombre aún furioso—. O me temo que tendré que usar métodos diferentes para que entiendas. Alonzo lo ve con miedo; siente como si su respiración se acelerara al ver cómo el señor Salazar saca un arma de un cajón colocándola sobre el escritorio y él suda frío de tan solo pensar en lo que está por sucederle. —Te tengo una propuesta —declaró al ver cómo su socio agarró el arma. —Si no es mi dinero, no quiero nada —exclamó el señor Salazar, apuntando el arma directamente hacia el señor Bianchi. —Es algo que nos beneficiará a ambos y en especial a ti —dijo Alonzo usando una voz seductora para llamar su atención y tiene éxito porque el señor Óscar Salazar es un hombre muy codicioso. —Te escucho, pero si no me llama la atención, te volaré los sesos por toda la habitación —lo amenazó Óscar para que Alonzo entienda que no está jugando. —Está bien —dijo Alonzo poniéndose de pie—. ¿Qué opinas sobre un compromiso entre mi hija y tu hijo? —soltó sin hacer tantos rodeos. El señor Óscar se queda callado mirándolo con incredulidad a la vez que frunce el ceño pensando en lo que su socio le acaba de decir. —Explícame por qué debería de aceptar: ¿qué tiene tu hija que pueda saldar tu deuda? —preguntó el señor Salazar, muy curioso de lo que él tiene que decir. —Quizá nada que no pueda encontrar en otra mujer, pero si mal no recuerdo, me comentaste que querías que tu único hijo se hiciera responsable y se preparara para dejarle tu imperio —hace una pausa Alonzo mirando al señor Óscar, esperando que él entienda su indirecta, pero no lo hace, así que continúa—. Pues se me ocurre que se case con mi hija para que se haga responsable, además de que te beneficia a ti que sea con mi hija porque ella no lo conoce, así que no sabe la situación en la que está tu hijo, porque el inconveniente que tuvo hace un año muchos de los otros socios todavía lo recuerdan. Óscar se queda callado al oír que Alonzo ha tocado ese tema que es delicado y es que después de lo que pasó con la ex pareja de su hijo, casi ninguna chica ha querido salir con él debido a eso… Incluso hasta perdió algunos amigos y socios importantes por esa razón. Así que también por eso él está más empeñado en que su hijo se case y pueda limpiar su nombre. Tal vez la propuesta que le está dando el señor Bianchi no sea tan mala; sin embargo, tiene que averiguar con exactitud qué es lo que quiere, porque sabe que él no es un hombre para nada recto. —¿Si aceptará eso que quieres a cambio? —indagó Óscar entrelazando sus manos, mirando con detenimiento a su amigo. —Solo que te olvides de la deuda que tengo contigo nada más —contestó Alonzo y es que, si bien pudo pedir más, sabe que no puede arriesgarse tanto. —Me parece bien; solo que hay un pequeño problema. —¿Qué problema? —preguntó Alonzo. . —Que quizá tú puedes manipular a tu hija de esa manera, pero sabes bien la relación que hay entre mi hijo y yo, así que no creo que vaya a aceptar hacerlo —mencionó Óscar mirando con atención a su amigo. —Eso es fácil. —Te escucho —habló Óscar. —Dile a tu esposa lo que piensas hacer, bueno, omitiendo ciertas cosas y ella, al estar enferma, obvio que tu hijo no le negará nada a su madre moribunda —le cuenta el plan. —¡Hey, te prohíbo hablar así de mi esposa! —vociferó Óscar, poniéndose de pie, tomando el arma—. Ten cuidado de cómo le hablas a mi familia, o no habrá trato y te matarás aquí mismo —lo amenazó molesto al oír cómo la llamaba. —Lo siento —se disculpa Alonzo bajando la vista. Óscar se tranquiliza dejando nuevamente el arma en la mesa, y es que si piensa mucho en esa propuesta, sabe que quizá sea la última oportunidad para su hijo. —Está bien, aceptó el trato; sin embargo, la boda debe de ser en una semana —dijo Óscar, más calmado, y Alonzo sonrió satisfecho—. Pero te advierto que si tu hija no llega a la boda, te buscaré hasta por debajo de las piedras y te arrancaré la lengua y se la daré de comer a los perros. ¿¡Entendido!? —Sí, y no te preocupes, yo me encargaré de que mi hija esté ese día —confirmó Alonzo—. ¿Una cosa más: la familia del novio se encargará de los gastos de la novia? —curiosea, y es que la verdad no quiere gastar el poco dinero que le queda en algo tan insignificante. —Sí —aceptó Óscar, disgustado de ver que ese hombre es más tacaño que nada. —Perfecto, entonces me retiro; tengo que ir a avisar a mi hija de su compromiso —dijo Alonzo. El señor Salazar solo le hace una señal con la mano, indicándole que se vaya. Oportunidad que él no desaprovecha, saliendo como alma que la lleva el diablo. El señor Salazar espera un par de minutos antes de salir de su pequeño despacho, se guarda el arma en la parte trasera de la pretina de su pantalón y sale del lugar caminando por los pasillos de la enorme mansión. Se dirige hasta el jardín donde ve a su esposa sentada en una silla con un vestido blanco y usando una tela que cubre su cabeza. Le duele verla así y es que la ama demasiado. Dejó salir un suspiro, armándose de valor y caminando hasta ella. —Hola, mi amor. ¿Qué haces? —saludo dándole un beso en la mejilla mientras ve cómo teje algo… —Hola, mi vida, solo hago un abrigo para un futuro nieto, por si acaso no lo llego a conocer, al menos tenga algo de su abuela —dijo la mujer mostrándole el hermoso tejido de color amarillo… —No digas eso, mi amor, tú conocerás a todos tus nietos —le dijo con una voz segura, pero la mujer solo ignora y es que ella sabe la gravedad de su enfermedad, y además de que tiene años con ella, entiende que quizá no sobreviva. Pero decidió cambiar de tema. —¿Ocurre algo, Óscar? —preguntó Carmen y es que sabe perfectamente bien que algo ocurre. —Me conoces bien, si ocurre algo —aceptó Óscar tomando asiento al lado de ella. —¿El señor Bianchi no te quiso pagar? —No es eso —miente Óscar, y es que si le dice a su esposa lo del dinero, sabe que no lo aceptará. —Entonces. —Alonzo me acaba de proponer que unamos a nuestras familias en un lazo matrimonial…

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