Legado

1386 Palabras
Ale Me levanto para ir a la empresa como todas las mañanas, pero esta vez tengo que llegar antes que Sofí, tengo que hablar con ella. No puede ser que no haya podido pegar ojo, que tiene esta chica de especial? Salgo en mi Mercedes y a pocas cuadras de llegar la veo, acaba de bajar del bus. Acelero hasta quedar a la misma altura que ella, bajo la ventanilla del acompañante -Sube , tenemos que hablar-dije en tono mandón -No gracias, puedo caminar y ya voy tarde, agradezco que no me retrases- me respondió y ni siquiera volteó a verme. Me baje del auto y la tome por la cintura, la cargue en mi hombro y entre gritos y forcejeos la subí en el asiento del acompañante. -Imbécil! quien te crees que eres? - gritaba y todos volteaban a vernos. -Te lo dije por las buenas, tenemos que hablar Sofía-no podía dejar de mirar sus labios , tan deseosos de mí y yo de ellos -Primero me gustaría que explicases por que estabas ayer siguiéndome, y no me vengas con eso de que tenías que cerrar por que no se la cree ni Dios.- dije, y esta vez ya estábamos mirándonos a los ojos. -Bien , te escuché hablar por el móvil y me asusté, quise irme sin que lo notaras pero me pillaste, y bueno de ahí todo lo que sabes- veía como su voz temblaba -no estas respondiendo mi pregunta, por que me seguiste pequeña?- le dije mientras me acercaba cada vez más -bueno, quería saber para que necesitabas mas pruebas, eso es lo que decías mientras hablabas, pero cuando llegue y vi donde estabas, entendí todo- decía y corrió la cara mirando hacia adelante. -ah si? y que entendiste?- dije en tono burlón. -que eres un proxeneta, que trabajas en ese club y llevas chicas para que trabajen en ese lugar asqueroso, lleno de viejos babosos- y en un segundo intentó bajarse del auto, pero la tome del brazo y la pegue a mi, quedando cara a cara, separados solo por unos centímetros -Suéltame! yo no voy a ser partícipe de esas cosas Ale, apuesto que tu madre ni siquiera sabe el monstruo que ha criado- mientras intentaba librarse de mis manos -JAJAJA- solté una risa, mientras la acercaba aun más y ya no había casi espacio que nos separara- estas muy equivocada, es algo que no puedo contarte ahora y que tampoco vas a decir a nadie así que por tu bien y por el mío vas a mantener esa linda boquita cerrada- le dije en el oído y lamí su oreja mientras apretaba su muslo. -No se de que viene esto Ale, pero no quiero tener nada que ver con tu sucio secreto , ya es tarde y tengo que llegar al trabajo, así que viendo que no vas a dejarme ir, arranca por favor.- --------------------------------------------------------------------------------------------------------- Sofi -Vamos Ale, joder, que llegaré tarde y es mi tercer día de trabajo- insistí, mientras sentía su respiración en mi cuello.  Pero no se movió, si no que comenzó a subir su mano por mi muslo llegando casi a mi zona mas íntima , mientras que con la otra mano me acariciaba lentamente por debajo de la blusa, yo estaba inmóvil, intentando aguantar la respiración , y no dejar escapar ni un solo sonido; pero cuando llego a mis pechos, casi de una forma desesperada lo besé.. y su boca respondió a mi beso como si lo hubiera estado deseando igual o mas que yo, y nuestras lenguas se fundieron y sus manos seguían recorriendo cada parte de mi cuerpo. Y yo, que estaba desesperada por sentirlo dentro de mí, fui directo a su m*****o ya erecto. Seguíamos besándonos, desesperados, eufóricos, casi olvidando que estábamos en la calle, a plena luz del día. -Mierda, Ale, no!- dije separándome bruscamente- esto no está bien, y ya es tarde por favor, llévame a la empresa- mientras me acomodaba la ropa, y aunque me hubiera encantado tenerlo ahi mismo, no podía, tenía muchas preguntas, muchas cosas sin resolver, menudo lio me había metido. -Ya no hay vuelta atrás Sofia, que ahora no pueda tenerte no significa que no vaya a hacerlo, desde este momento ya no perteneces a nadie más que a mí- dijo mirándome como si estuviera enojado y a su vez con un tono seductor,  poniendo el auto en marcha, seguimos las pocas cuadras que nos quedaban recorrer en un silencio sumamente incómodo. Joder, pero quien piensa que es este idiota para creerse que soy de su propiedad? Seguro estará acostumbrado a tener a todas las chicas a sus pies, pero conmigo no, no iba a ser así, aunque me encantaba, me excitaba el tan solo tenerlo cerca, saber a lo que se dedicaba, lo que le hacía a otras pobres chicas me perturbaba. Tengo que salirme de este lío como sea. ----------------------------- - - ------------------------------------------ - - - - ------ ----------- ---- - Lydia Mcown 5 años pasaron de la muerte de mi esposo, y cada día lo extraño más. Este papel de mujer fuerte y superada me esta agotando, quiero dejar de venir a la empresa, quiero viajar, irme lejos de todo lo que me recuerda lo feliz que una vez fuimos, pero no puedo, no puedo dejar solo a Ale al menos por ahora. Cuando Arturo murió todo mi mundo se vino abajo, es que éramos la familia perfecta, sabía que Arturo estaba metido en algo que no me decía, a veces volvía de madrugada a casa y otras noches ni siquiera regresaba , pero lo conocía demasiado, sabia que me amaba , que Ale y yo éramos su vida. Cada vez que intentaba preguntarle que era lo que hacía me decía que eran asuntos que tenia pendientes de la empresa, que hoy como dueña y jefa se que no es cierto.  Había entrado en una depresión muy grande, no probaba bocado y ni siquiera podía levantarme de la cama, solo me salía llorar y para colmo Ale, que también estaba sufriendo, se iba todas las noches y volvía cuando el sol ya había salido, totalmente borracho. En ese entonces era Diego, el mejor amigo de mi hijo, el que estuvo a mi lado, me insistía en que debía comer, que tenía que seguir, que la vida continuaba su rumbo y la empresa no iba a manejarse sola, y asi fue como poco a poco me fui recuperando y acercándome más a el. Fue una noche de tormenta, de esas que parece que no terminarán nunca y el cielo parece que se caerá. Estaba en casa, tomando una copa de vino y recordando cada momento vivido junto a mi esposo, mientras veía a Diego dormir en el sillón de mi casa y Ale estaba alla fuera, dejando su dinero en algun bar de mala muerte, cuando la luz se cortó y todo habia quedado en absoluta oscuridad, algun que otro rayo que caía permitia ver  por al menos unos microsegundos. Desperté a Diego y me sente a su lado en el sillón, y apoyando mi cabeza en su hombro comencé a llorar. -Shh, tranquila, todo esto pasará, lo prometo- susurraba él mientras me acariciaba el cabello -yo voy a estar aquí siempre- mientras besaba mi frente, levante mi cara y quedamos frente a frente, tan cerca el uno del otro. No tardó en acercarse lentamente a mi boca y yo sin poner resistencia me deje llevar por su boca, comenzó a besarme el cuello y fue bajando hasta mis pechos, mientras con sus manos me iba sacando el pijama, siguió bajando lentamente por mi vientre, dando besos tiernos que hacían que se me erice la piel con cada uno de ellos, hasta que abrió mis piernas y hundió su rostro entre ellas, comenzando a lamer y succionar mi zona mas íntima, que ya estaba deseosa por llegar al clímax, y así fue. Terminamos dormidos en el sillón, abrazados hasta que paso la tormenta y volvió la luz. Esa fue la primera de tantas noches que pasamos juntos. El mejor amigo de Ale, podría ser mi hijo, joder; pero no lo era. Y bien sé que no estoy enamorada de él , pero cuando tenemos sexo es en el único momento en que no pienso en Arturo, y que bien me hace. 
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