Estaba un poco nerviosa y estaba diciendo un poco de bobadas, pero su madre me odia y como dice mi abuela: «Si le caes mal a la suegra, olvídate del hijo», pero la comprendía un poco, si yo tuviera un hijo y estuviera así de bueno como lo este este príncipe que hasta las bragas se me mojan con solo verlo, lo tuviera encerrado en un cajita de cristal. —Tranquila, mi madre es muy sobre protectora y le cuesta creer las cosas, pero no dejaré que te trate mal, cuando tú eres inocente—Comento—, ¿Habías renunciado a tu trabajo?. No sabía que pensar, ni menos que hacer, estaba un poco incómoda con la situación, pero tenía que acostumbrarme. —No, peor, me despidieron—Articule. —Lo lamento mucho, veo que no te pasaron cosas buenas ese día—Comento. ¿No me pasaron cosas buenas?, Claro que me pasa

