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1366 Palabras
Me separé rápidamente de donde estaba sentada, ahora sí había metido la pata muy grande, como se me ocurrió salir con tremenda barbaridad, ni siguiera lo pensé, solo lo solté. No podía seguir aquí, estaba muerta de la vergüenza, me di la vuelta y empecé a correr. —Tarah... Escuché la voz de mi principito pero no me importó, tenía que escapar de ese lugar inmediatamente, mi príncipe pensará que estoy completamente loca, le había dicho que le quería agarrar sus nalgas. Cuando estaba apunto de salir del laberinto sentí algo que me agarraba la mano y no me dejó correr, trague en seco y gire levemente la cabeza para encontrarme con la cara de mi principito moja bragas, mi respiración estaba agitada y la de él también, no había alcanzado a escapar de ese lugar, pero, ¿Por qué me siguió?, Luego de lo que le dice me viene a atormentar o seguramente me viene a reprender por decir esas cosas. «¿Porque es tan sexy?», no lo sé, tal vez porque si padre también parece un dios salido del Olimpo. —No corras—Dijo. Su voz estaba un poco acelerada, me sentía incómoda, no quería que me dijera nada al respecto, me sentía muy avergonzada. —Lo.. lamento...no debí decir eso—Mencione muy nerviosa. Agache la mirada, no era capaz de verlo a esos ojos grisáceos, me sentía pequeñita, muy pequeñita a su lado y no solo por la estatura, si no porque simplemente era tan grande mi vergüenza que me sentía como si tuviera cinco años. —Ven, ya es casi la hora de la cena—Articulo soltándome el brazo. ¿No pensaba decirme nada?, ¿Me detuvo solo por eso?, «¿Quieres que te recrimine lo que no pudiste callar?», no, claro que no quería. Yo asentí un poco avergonzada. El comenzó a caminar y yo lo seguí, esta vez su paso era normal y pero el mío pasaba la lentitud. —¡Benjamín!—Me sobre salte al escuchar el grito de una mujer. Levanté la mirada y pude observar a una señora de cabello rubio, no la pude ver mucho porque mi principito se colocó delante mío tapando me la vista por completo. ¿Qué sucede?, No me pensaba dejar ver o me estaba escondiendo de alguien. —Se puede saber que estás haciendo con...esa niñata—Yo puse mis dos manos en la espalda del príncipe. —Madre—Mascullo mi príncipe. —Te dije a ti y a tu hermano que nos los quería ver cerca de esa aprovechada, casa fortunas—Mis ojos se abrieron como platos. Aunque ella pudiera hablar todo en inglés escuchaba perfectamente todo lo que decía. Asome mi cabeza por un costado del príncipe y mi mirada se chocó con la mirada amenazante de ella, me escondí rápidamente detrás de él y me pegué un poco más a su cuerpo. «Aprovechándote de la situación, Tarah» —Madre, no le hable asi—Articulo mi príncipe—, ella no es nada de eso y ya se lo dije varias veces, ella es mi esposa y le guste o no, eso usted no lo puede cambiar para nada. Mi corazón se comenzó a acelerar rápidamente, una sonrisa se formó en mis labios cuando escuché la palabra esposa, se sentía tan bien. —Hijo, abre los ojos, ella te drogo y te obligo a casarte con ella—Mascullo la señora—. No estoy de acuerdo de que se quede en palacio, debería irse a prisión por hacer lo que hizo. ¿Yo que hice?, Apenas y me acuerdo de la noche de pasión que tuve con el y me quieren mandar a prisión. —Yo no quiero ir a prisión, no hice nada—Susurre agobiada. No quería irme a prisión si era inocente, de lo único que me podían echar la culpa era de decirle que tenía una cola apretable, nada más, porque yo era muy inocente. —No madre, no pienso discutir con usted eso, a mi esposa la deja quieta, ella no tiene la culpa de nada, no intente culpar a inocentes de nada—Comento mi príncipe. No pude evitar sonreír más, sentía algo extraño en la boca del estómago cuando lo escuchaba decir esposa, eran como unas mariposas, por así decirlo, se sentía tan, pero tan bien, que deseaba seguir escuchando esa palabra muchas veces salir de su boca, no me importaría grabarlo para colocarla de canción de cuna. —¿Inocente?, Esa mujer no tiene nada de inocente, ella lo planeo todo y tú caíste como un bobo, pero encontraré la manera de que la saqué de aquí, no tolerare que una caza fortunas se quede en palacio—Dijo la reina. —Olimpia, mujer, ¿Qué estás haciendo?—Cuando escuché la voz del Rey volví asomar mi cabeza. Ahí venia su majestad el rey con Joshua a su lado, la madre de mi principito volteo a verlo y yo luego dirigí la mirada hasta la cara de mi príncipe, que para mi sorpresa me estaba bien, sonreí un poco tímida y llena de muchos nervios, para mi agrado el me devolvió la sonrisa con naturalidad haciéndome sonrojar un poco. —No quiero a estar mujer aquí—Menciono la reina señalándome. Yo me volví a esconder, aunque no me servía de a mucho, yo le llegaba por los hombros al príncipe, si me ponía de puntas podía ver por encima de su hombro,  pero igual el me había escondido detrás de él para protegerme de su madre. —Mujer, ya hablamos de eso, la señorita Jones se quedará aquí—Comento el rey. —No me importa, voy a decirle al abogado real que comience con los trámites de ese absurdo divorcio, no pienso permitirlo—Mascullo la reina. Se notaba muy molesta —Madre, el que tiene que comenzar con los trámites de divorcio es Benjamín y eso sí solo si de verdad se quiere divorciar—Cometo Joshua. ¿Si de verdad se quiere divorciar?, Por mí que no lo hiciera, pero igual es decisión de el, yo no me puedo hacer ilusiones con ese hombre, yo no lo conozco y solo se que es tremendamente encantador y yo estoy encantada con el, muy encantada. «Si sigues a este paso, será enamorada», mi mente tenia razón, no podía ilusionarme mucho con el, en algún momento esto se acabará y pues...cada quien continuará con su vida. —Mi hermano tiene razón, madre—Comento Benjamín—, creo que estoy lo suficientemente grande para solucionar las cosas yo solo. —Yo también pensé que eras lo suficientemente sensato hijo, pero te dejaste engatusar por... —¡Olimpia, basta!—La interrumpió el rey—, Benjamín, llévate a Tarah de aquí. —No es necesario que me lo digas, padre, igual pensaba hacerlo—Comento mi principito. El volteo a verme y me sonrió, me agarró de la mano y empezó a caminar en dirección al palacio, yo lo seguía con la cara un poco sonrojada. —¡Benjamín!, ¡Benjamín!... La voz de la reina se escuchaba desde lejos, intente voltear a ver qué estabas pasando detrás de nosotros. —No voltees. La voz del príncipe llamó mi atención y le hice caso, seguí mirando para adelante ignorando lo que estaba pasando atrás, cuando entramos al palacio nos detuvimos. —Lamento lo que mi madre dijo—Dijo y yo negué. —Tu ya me advertiste que le caía mal...—Articule con una sonrisa—... Aunque no pensé que tan mal le callera, para pensar que soy una caza fortunas, pero te prometo que yo no planee nada de esto, apenas ayer empezaba a ser desempleada y ahora miré por ponerme a tomar en la situación en la que estoy metida... Debimos tomar con cuidado, así tu madre no pensaría mal y creyera que soy una oportunista, ni tampoco tendrías problemas con ella... «Y no estuviéramos casados», complete mentalmente. Aunque no me arrepentía de nada, no podía agradecer por lo que había pasado, pero si podía disfrutarlo al máximo, claro estaba si la oportunidad se presentaba.
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