4. Capítulo

1138 Palabras
La amargura se mezcló con diversos sentimientos y rompió las emociones como si se tratara de un vaso de vidrio al borde de una mesa. Bueno, ella ya no se encontraba cercana al borde, sino peor aún, tirada en el suelo hecha añicos. —Está bien, voy a recoger mis cosas y me voy a largar de aquí. Me voy a ir de tu vida para siempre y te juro que jamás voy a regresar a ti por nada del mundo. No quiero verte más nunca en mi vida. Te agradezco lo que hiciste, incluso si te viste forzada a actuar de buena manera, porque ya veo que no eres esa persona que todo este tiempo pensé. Eres mala, eres... Yo ni siquiera puedo pronunciar la palabra. Lo que sé es que no mereces que nadie te quiera porque tú ni siquiera sabes hacerlo y has te has atrevido a jugar con esos sentimientos todos estos años —hizo una pequeña pausa para tomar aire, lo necesitaba circular de nuevo en su sistema o perdería el habla, todo le dolía, absolutamente todo—. Espero que no te arrepientas de esta manera tan mala de actuar como lo haces porque no estoy dispuesta a perdonarte. Adiós, Marie. Entonces se fue a su habitación caminando de forma brusca mientras avanzaba rápidamente en cada peldaño que conducía a su habitación. Nunca antes se le había hecho tan eterna la escalera camino arriba. Una vez que se encontró dentro de la recámara, empezó a buscar en su armario algunas cosas que iba a necesitar, como ropa. Le hubiera gustado no llevarse ni una sola prenda de lo que tenía allí, pues todo había sido comprado por ellos. Aún así, se iba a arrepentir luego porque no tenía nada, ni siquiera un centavo en el bolsillo para poder comer. No sabía incluso dónde iba a ir ahora que su tía la había echado de casa. Era insólito pensar que algo así podía pasarle, por eso no se había preocupado en guardar algo de su salario de la semana pasada, por lo que no contaba con nada ni con nadie. Estaba perdida. No pudo evitar ponerse a llorar mientras hacía una valija grande y la llenaba con su ropa. Las lágrimas salían ferozmente y rodaban sobre sus mejillas, impactando en una caída fría sobre la tela de alguna camisa o vestido que ni siquiera se preocupaba en doblar porque tampoco tenía ganas de hacerlo. Solo quería irse de allí, no verles la cara a esos dos. No importaba que no tuviera un rumbo fijo. Ya vería qué hacer, probablemente le tocaría recurrir a una amiga, que sí tenía. Además, era millonaria. Pero le daba vergüenza ir hacia Alicia y pedirle ayuda. Era algo descabellado ir hacia ella y decirle si podía quedarse en su casa. Además, estaba el hecho de que ella vivía con su padre, que era un hombre bastante adinerado y algo serio. La verdad no estaba segura de nada. No tenía muchas opciones, simplemente era algo que debía hacer sí o sí. Quizás lo mejor era conversar con ella y plantearle un préstamo. Se le caía la cara de vergüenza y se imaginaba viviendo junto a ese hombre que le había parecido bastante guapo la primera vez que lo vio. No podía imaginarse estar tan cerca suyo en esa hermosa mansión a la que había ido varias veces y de la que quedó enamorada no solo por sus alrededores, que parecían de un palacio real, sino por ese dueño que durante la fiesta número 18 de su mejor amiga se le había quedado mirando de una forma extraña. Ahora que lo pensaba, no parecía buena idea pedir o solicitar alojamiento allí. Ya no sabía qué hacer. Debía ir a algún sitio, jamás quedarse como si fuera una vagabunda en la calle, cosa que, solo de pensarlo, le causaba un escalofrío en todo el cuerpo y miedo a pasar alguna desgracia. Suspiró hondo. Si la vida le tiraba esta bola curva, ella lanzaría más fuerte. Todo ahora era difícil y extraño, un giro drástico que aceptaría con optimismo. Sí, por supuesto que hablaría con Alicia, o quizá lo mejor era llamar a Ashton... Cuando estuvo a punto de tocar la puerta de esa mansión, sintió la necesidad de renunciar e irse corriendo de allí con la valija en la mano. Sin embargo, había tocado sin pensarlo mucho y en poco tiempo una mujer joven de ojos verdes recibió a la muchacha. Por su uniforme, ya sabía que era la mucama, una mujer bastante amable a la que había tenido el privilegio de conocer antes por sus visitas a la casa, aunque hacía mucho tiempo que ya no iba, pero estaba de nuevo allí con otra intención, una que le daba temor pronunciar porque podría tomarse como un abuso, incluso si en serio necesitaba la ayuda. En realidad, nunca se agotaron sus opciones, cuando solamente había una y era esa, ir a casa, no, a la enorme mansión de Alicia y hablarle sobre quedarse un tiempo mientras conseguía cómo pagar alguna habitación en otro lugar. —Hola, ¿en qué puedo ayudarte? Pero pasa, no te quedes allí —de inmediato se hizo a un lado. Ya la conocía. —¿Me recuerdas? —Por supuesto. —Gracias. Sonrió un poco. —Bueno, eres la amiga de Alicia, ¿cómo podría olvidarte? Ahora ella no está aquí, ha salido, no sé si es que la estabas buscando, pero no creo que tarde mucho en volver, ha sido una salida rápida e inesperada. ¿En qué te puedo servir? Quizás el señor pueda atenderte, él se encuentra en este momento aquí, no fue a trabajar —le informó a la joven. Esta sintió como todo su cuerpo empezaba a temblar de solo escuchar que se encontraba allí, no podía evitar sentirse de esa forma tan nerviosa y poco a poco empezó a perder la valentía con la que había llegado hasta allí. Ya se quería ir. —Así es, ¿crees que pueda hablar con él? Te lo agradecería —casi le rogó. No había vuelta atrás. Suspiró hondo. La mujer asintió con una sonrisa en el rostro. La primera vez que vio a la muchacha le pareció alguien buena y amable y desde ese instante le cayó muy bien. Así que le haría ese favor, además de que su intuición le decía que algo andaba mal y nada más bajar la vista y clavar los ojos en la maleta, supo más o menos lo que ocurría. Entonces la dejó allí. La mucama se había retirado para platicarle a su jefe sobre la llegada de la joven, quien necesitaba hablar con él, la razón no la sabía, pero algo le decía que tenía que ver con pasar algunos días, incluso un tiempo allí.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR