Capítulo 71
La caída 1
Lo escondemos entre los arbustos y nos movilizamos alrededor, al parecer me reconocen. Volvemos al plan inicial entonces. Yo entro por la parte de enfrente y Abigaíl va a entrar por la parte de atrás. La puerta está abierta así que entro con facilidad. El lugar por dentro parece más pijo, se puede notar el gusto aristócrata, paredes blancas hasta candelabros en la sala que es el centro, el lugar es bonito, pero no lo suficiente como para que me quiera mudar, sin embargo, cuando observo a Luisa sonrió, pero la suya se esfuma. Da la vuelta tratando de huir. Escaneo el sitio, todos se han detenido a mirarme, Abigaíl aparece con su hermano que nos observa sorprendido, no hay matones, los que vimos eran solo camareros.
—Buenas noches, ha llegado el término de la fiesta —uno a uno se va
Luisa comienza a extender una sonrisa pequeña, ahora comenzará con su papel de víctima, se acerca hasta mí. El olor a licor me llega así que esta más borracha de lo que parece, lo que me da una ventaja.
—Te daré lo que quieras, si te acuestas conmigo —murmura bajando su escote
Sin embargo, mantengo la mirada en sus ojos, quizá si fuera Gales habría bajado la vista. Aunque me gusta más observar su sonrisa, ¿Puedo hacer esto?, el siquiera pensamiento me causa asco, no puedo, es un error intentarlo. Esto no solamente podría herirme si no a Gales de igual forma, voy a negarme cuando algo me desconcierta, sin embargo, no dejo que se me dé cuenta.
—Cesar, sé cómo mantenerte feliz, hazlo por mí —murmura acercándose más
—Luisa —dice como advertencia su hermano
—No, yo amo a Silas y él es el único que puede acercarme a él —murmura volviendo a observarme
Me alejo de su toque, me confunde con alguien más y lo peor no es que lo haga sino que sea así, observo a Abigaíl que me devuelve la mirada igual de sorprendida. Extiendo una sonrisa y es como Luisa parece darse cuenta de su horror.
—¡Vamos!, no me digas que te ha comido la lengua el ratón —me burlo, mi voz sale gruesa y es así como vuelvo a ser yo
Estaba tardando en recuperarme, doy un paso cerca y ella retrocede, lo que me hace sonreír aún más. Me siento poderoso con su miedo aumentar.
—Mi mujer está embarazada —afirmo meneando la cabeza de un lado a otro
—Él aseguró que no le pasaría nada —dice su hermano a la defensiva, le doy una mirada así que los dos hermanos estaban de acuerdo, siempre lo han estado
—Un hermano gemelo, eso podría explicar algunas cosas —dice pensativa Abigaíl
Se mueve en busca de su teléfono, él se mueve y yo sostengo a Luisa colocando mi mano en su cuello. Sacando la daga de la manga.
—Cierra las puertas y ventanas —ordeno
Asiente moviéndose para hacer lo que le pedí, mientras Luisa tiene una respiración pesada, al parecer ya no soy su hermano favorito. Abigaíl regresa y atamos a los hermanos en una de las sillas, son colocados uno frente al otro. Los analizo hasta que me acerco a Luisa con una sonrisa, coloco una mesa frente ellos y saco cada una de mis dagas, diferentes tamaños para diferentes especialidades al menos es lo que pienso y me he marcado, es una regla que tengo desde que las compre. Observo la mesa donde hay aperitivos y botellas de alcohol doy un trago sintiendo el ardor que hace que me relaje un poco. Luisa me observa atenta, le doy una sonrisa. Su terror es palpable, ahora que sabe de lo que soy capaz de hacer le doy miedo. Me encuentro con unos puros, ¿Hace cuanto que no fumo?, desde Gales, sonrió lo que un hombre hace por la mujer que ama. Deje el cigarrillo y ahora recuerdo que soy un fumador, agarro algunas cosas y unos cerillos. Me asomo a la cocina, Abigaíl hace algunas llamadas y anota en una libreta que encontró. Así que me siento en el sillón largo a un lado de ellos y frente la mesa dejo más cosas. Me recargo en el sillón y coloco mis brazos en la orilla del respaldo del sillón.
—Así que tengo un hermano —llevo el puro a mis labios y con los cerillos lo enciendo para llevarlo a mis labios e inhalar y dejo salir el humo —Supongo que el sí te follo por lo desesperada que pareces —me burlo agachándome para verla
Evita mi mirada, sus mejillas se sonrojan, se ha enamorado de dos hermanos aunque creo que lo que sentía por mí era una obsesión eso hace que un plan inicie.
—Apuesto que cuando obtuvo lo que quería —suelto mis palabras de manera lenta, observando el daño. Debo hacer que ella no confía en él, algo me dice que no es la única con ese sentimiento. —Te abandono —su hermano me regreso a mirar molesto
Sus lágrimas caen, pero para su mala suerte no siento nada, Gales y mis hijos son los únicos que pueden llenar de algún sentimiento.
—Eres un monstruo —ruge molesto
—Lo dice quienes atacaron mi familia —mi voz sale más calmada de lo que parece y eso hace que su miedo sustituya al enojo
Levanto una de las cuchillas y la muevo de un lado al otro como si sopesara a quien atacar, elijo al hermano así que me acerco a Luisa, rompo su blusa desde el centro, no me detengo a observar su cuerpo, voy directo. Comienzo a cortar su abdomen haciendo una pequeña línea como si fuera un rasguño que es delgada, la sangre brota exponiendo algunas gotas.
Levanto la vista para observar a su hermano.
—¿Dónde? —mantengo mi voz calmada es lo que los pone de nervios
Abigaíl ha regresado y se mantienen lejos observando, deja caer los hombros rendidos.
—En el bosque hay una cabaña, no sé su ubicación exacta, pero esta a unos kilómetros al sur del pueblo —sonrió, regreso a mirar a Abigaíl que me devuelve la sonrisa que pronto se vuelve una mueca
—Debemos irnos, —anuncio, desato a Luisa y la levanto
Agarro una sudadera en el camino y se la entrego.
—¡Espera!, deja a mi hermana —grita desesperado
—Si te equivocas o ellos están esperando o cazándome ella muere —advierto, asiente entendiendo —Dile a mi hermanito que nos veremos pronto —hago una reverencia y salimos de una ventana
Nos adentramos en el bosque, es una ventaja para mí, se a donde dirigirnos.
—No vas a preguntar por él —murmura Luisa
—¿Qué más debo saber?, tiene complejos y alguna clase de rencor contra mí, no sabe que su vida fue miel sobre hojuelas a comparación de la mía —suelto con brusquedad, ella me observa sorprendida
No sabía más de lo que podía ver o saber, mi padre cometió el error de ilusionar a una chica a la que siempre le dan lo que quieren. Mi madre, supongo que se enamoró de un hombre que no él correspondió, mi nueva a abuela no hablo de su hijo perdidamente enamorado y huyendo. Me alegra saber que mi progenitor tenía neuronas. Mi padre un hombre que igual se enamoró, pero fue tan imbécil para escoger a mi madre, lo que me hace pensar que se aman de alguna manera retorcida. Luisa me sigue mientras Abigaíl va atrás. Llegamos a lo que es una de las calles del pueblo, buscamos un nuevo auto.
—Se parecen más de lo que crees —habla Luisa aunque parece más perdida en sus pensamientos, observa el lugar buscándolo
—No vendrá será la pierda en mi zapato, ¿Crees que le eres importante? —finjo ser sincero, sé que él siente algo por ella de alguna manera
Hay personas que creen que están mejor lejos que cerca, en mi caso Gales estaba mejor bajo mi brazo, sin embargo, el hecho de suponer que necesitaba espacio nos colocó en esta situación, conclusión, Gales no volverá a tener espacio. Pero él no es tonto sus acciones vienen de alguien capaz, mi pregunta es ¿por qué lo hizo?. Me esperaba que llegara, es una forma de medirlo. Si no lo hacía era clara que no vendría, sin embargo, aunque tardo en hacerlo, había alguien vigilando, no lo suficientemente capaz.
Ahora los dos tenemos algo de cada uno. Debemos escondernos por un tiempo y por como se mueve Abigaíl sabe donde ir. Conduce por la carretera mientras estamos en un silencio.
—Orfanato Clowsher, gemelo mayor —me sonríe, levanto la ceja, ¿Ni para nacer fui más rápido? —Al parecer el pequeño Silas era muy enfermizo —me sonríe con sorna mientras hago una mueca, sabía eso
Son solo pequeños datos, voy al pendiente de que no nos sigan.
—Él no vendrá por mí, tenías razón hasta ahora puedo verlo —dice con amargura
—Te equivocaste de doncella —bromea Abigaíl
—Ella está bien, tienen dos heridas de bala, no sabía que estaba embarazada —dice en un murmuro
—Espero que lo este —escupo con molestia
—Te imaginas a una niña de ojos verdes y con el cabello de Gales —suspira Abigaíl alejando mi mal humor y trayendo una sonrisa
Llegamos a una pequeña casa que parece estar a punto de caerse, pero el jardín es hermoso. Entramos de la misma manera con Luisa en el centro, luego Abigaíl se lleva el auto y traerá uno nuevo o caminara.
—Lo siento —murmura, parece sentirse culpable
—No me interesan tus disculpas —afirmo, llego a la cocina con ella siguiéndome
Parece que Abigaíl está preparada para estar en guerra en cualquier momento.
—Espero y estés de acuerdo con que mate a tu hermano, ya que no tienes a nadie más —abro algunas latas y verifico el gas
—De acuerdo —ríe, no pensé verla de esta forma, hago mi cabeza de lado observándola con extrañeza
—Tú también pareces diferente, das más miedo —murmura lo último, sonrió ese es el objetivo
Abigaíl llega con bolsas y comida, sin embargo, prefiero las latas, sé identificar de que son cada una. Es sencillo entiendo como los militares lo han hecho.
—¿Aparte de ultrajar tumbas que más haces? —cuestiono a Abi
—Abro cadáveres, investigo mejor que la CIA y tengo un musgo creciendo —presume, esa rara fascinación la trae desde la secundaria
—Eso te hacía rara en la secundaria —me observa ofendida mientras sonrió
—Bueno, el loco de los cuchillos tampoco era algo para presumir —bromea, suelto una carcajada