11- Me encanta la idea

2754 Palabras
JESSY Aproximadamente una hora después, Siete y yo llegamos a un edificio imponente en Wall Street. Nunca había llegado a esta parte de Manhattan, así que todo el barrio es nuevo para mí. Estiro el cuello para mirar hacia arriba. —¿En cuál piso están? — pregunto. —Pent-house— Siento curiosidad, aunque no quiero admitirlo. Siete sale del asiento trasero de la camioneta y espera a que lo siga. Me abre el camino hacia el edificio, pasando el control de seguridad con el destello de su placa antes de desviarse hacia un ascensor privado escondido en la esquina trasera del vestíbulo. —Este lugar es bastante elegante— murmuro mientras esperamos en el ascensor. La mirada de Siete recorre el vestíbulo. —Aquí es donde está su residencia principal, así como su sede comercial. El negocio que actualmente está bajo investigación— Las puertas se abren, revelando una caja reluciente con espejos. Entramos y me apoyo en la barandilla mientras el presiona el botón P y pasa una tarjeta. —Recuerdo haber oído algo sobre una investigación— —¿No te has mantenido al día con las noticias sobre ellos? — pregunta. —Intento no hacerlo. Pero a veces lo hacen imposible— Encuentra mi mirada en el reflejo de la pared del ascensor. —La CNBV ha presentado cargos acusándolos de fraude financiero— Entrecierro los ojos, tratando de recordar que significa eso. —CNBV…— —Comisión Nacional de la Bolsa de Valores— —Suena muy formal— —Es la agencia gubernamental que se asegura de que la gente no cometa delitos financieros y manipulando el mercado— dice Siete. —Vaya. Así que, si la comisión está involucrada, claramente deben haber estado en serios problemas. No parecen los tipos honestos que hiciste parecer. ¿Pensé que habías dicho que harías cualquier cosa por ellos? — Me mira con los ojos entrecerrados. —Dije eso. Porque es verdad. El caso es escandaloso. Su empresa no tenía ninguna queja en su contra hasta que esto surgió, aparentemente de la nada— —Entonces, ¿Qué significa para ellos? — Siete se encoge de hombros, finalmente apartando la mirada de mí. —Están en proceso de averiguarlo. Hay un juicio este otoño para determinar las consecuencias. Están bastante seguros de que habrá una multa considerable de cualquier manera. Pero ahora mismo, la principal recomendación es prisión. Hasta diez años— —¡Vaya! Mis hermanos los delincuentes— murmuro. —El mundo estaría peor sin sus contribuciones y apoyo— confirma. —La cantidad de dinero que donan solo para ayudar a los niños en casas de acogida cada año te dejaría sin aliento. Y eso no incluye las muchas otras áreas que apoyan— Me aclaro la garganta. Supongo que no puedo oponerme demasiado a la propaganda de Hamilton, considerando que me acerco cada segundo a su hogar. Esto es parte del asunto. —Estoy segura de que hay muchos niños agradecidos— El ascensor reduce la velocidad. Casi hemos llegado. —Te ayudará tener una imagen más completa— dice Siete, esta vez mirándome por encima del hombro. —Antes de que digas algo estúpido— Me paso la lengua por el interior de la mejilla. Tengo treinta y cinco respuestas preparadas para ese pequeño comentario, pero ninguna sale de mis labios antes de que las puertas del ascensor se abran. Hemos llegado al pent-house. El chisporroteo y el chasquido de los huevos cocinándose me llegan primero. Siete me conduce a través de lo que parece un lavadero y un área de almacenamiento antes de salir a una enorme cocina. —Dios mío, de verdad que todavía no sabes cómo romper un huevo, ¿verdad? — La voz se Asher se dirige hacia nosotros mientras Siete me guía por la cocina. Dominic y Asher están de pie a la estufa, lo suficientemente grande como para ser usada en un restaurante, seguramente, debajo de una campana expansiva, vistiendo lo que parece ropa de estar en casa. Ambos son altos, tienen complexiones musculosas similares y cabello rubio oscuro…como es el mío naturalmente. Estoy segura de que no es difícil adivinar quienes son los parientes consanguíneos en la habitación. Al acercarnos, un perro robusto con un pelaje oscuro y brillante se pone de pie, observándonos atentamente con las orejas erguidas. Dominic le da una palmada en la espalda a Asher justo cuando nos acercamos. —He roto más huevos de los que jamás hayas visto— —Noticias falsas— replica Asher. —Trabajé en los gallineros del señor Grady todo el segundo año— dice Dominic, con una risa mezclada con incredulidad. Su cabello es largo, posiblemente a punto de crecer, ya que continuamente intenta metérselo detrás de la oreja mientras le vuelve a caer. —Nos hizo romper huevos en la frente el primer día solo porque sí. ¿Cómo puedes si quiera…? — —Buenos días— dice Siete con frialdad. Dominic y Asher se giran para mirarnos, con brillantes sonrisas en sus rostros mientras sus miradas se posan en mí. Mirarlos a la cara es como mirarse en un espejo de feria. Vagamente familiar de una manera inquietante. Los ojos azul hielo de Asher parecen los más cercanos a los míos y a los de Kate. No estoy segura de donde enfocar mi atención primero. Su cocina es más grande que todo mi apartamento; tienen tres islas, todas encimeras de mármol en cascada. Y no solo está rodeada de opulencia…mis hermanos son los dueños de todo. —¡Jessy! ¡Siete! ¡Me alegro mucho de que estén aquí! — dice Dominic. —Revuelve los huevos— sisea Asher, mirando hacia el sartén. —Jessy, ¿ya estamos en el punto de abrazarnos o todavía no? — Abro la boca para responder, pero no estoy segura de como decirles “con un demonio, claro que no” sin la parte de demonios. —Creo que eso es un no— dice Dominic. —Si, eso es un no— dice Asher en voz baja. —Está bien. Tenemos tiempo. Ya llegáremos— No estoy necesariamente de acuerdo. Pero el plan es salir de aquí lo más rápido posible. Así que mantengo la boca cerrada. —¿Qué tal si hacemos algunas presentaciones? Jessy, te presento a Zero, mi mezcla de Rottweiler—. Le alborota las orejas al perro, — Zero, te presento a tu tía Jessy— Muevo mis dedos en dirección al perro, quién resopla y se sienta al pie de Asher. ¿Qué pasa con estas personas y los nombres de numeración? —Dime, ¿Cómo han ido las cosas con este tipo? — Asher inclina la cabeza en dirección a Siete. —Parece duro, pero por dentro esta hecho de mantequilla— —Hey— advierte Siete. —Mantequilla muy firme e inmóvil— aclara Asher. —Mantequilla de acero— ofrece Dominic. —Está bien— cruzo los brazos, apoyándome en un armario gris pizarra que se extiende tanto que solo puede está escondiendo algo grande, como un refrigerador. Nunca había visto una cocina de lujo como esta de cerca, solo en un reality show. —Me salvo el trasero ayer— Mis dos hermanos se acercan más. —¿Lo hizo? — —Si— pienso que pondré este programa en marcha. Les daré la noticia y luego me largaré. —Me atacaron— Dominic da un paso hacia mí, con la preocupación grabada en su rostro. —Oh, Dios mío, ¿hablas en serio? — —Jessy, este es…— Asher deja escapar un suspiro. —¿Sabes quién era? ¿Podemos localizarlo? — —¿Estás bien? — pregunta Dominic. —Estoy bien— digo, justo cuando Zero se acerca a mi, olfateando con curiosidad. Le tiendo la mano mientras continúo. —Quiero decir, estoy tan bien como puedo estar. Siete estuvo en el lugar correcto en el momento correcto. Le debo…mucho— Mis dos hermanos se relajan visiblemente. —Ves— dice Asher, —por eso contratas a los mejores. Empiezas desde arriba, demonios— —Tiene razón, tienes razón— dice Dominic, y luego maldice en voz alta. —Los huevos— Contengo la risa mientras Dominic repasa la sartén, tratando de rescatar el desayuno. Zero me empuja la mano con el hocico, así que ofrezco una pequeña caricia en la cabeza. —Sabes, tenemos gente que puede hacer esto por nosotros— dice Asher. —Se llaman chefs y son excelentes en cosas como los huevos. También no nacieron rompiéndose huevos en la frente como sociópatas. ¿Quizás has oído hablar de ellos? — —Te voy a dar una paliza si no te callas— dice Dominic mientras apaga el quemador. —Solo intento ayudar— Asher le da una palmada en el hombro. Dirigiéndose a mi dice: —Volvamos a los asuntos importantes. Fuiste salvada por Siete, bendito sea este hombre. El perpetrador está pendiente de venganza, ¿verdad? — —Estoy en ello— dice Siete. —Bien. ¿Adónde vamos desde aquí? — —Mi consejo es que abandones el apartamento por completo— La áspera voz grave de Siete me atraviesa. —Ha fallado todos los controles de seguridad presentados hasta ahora. Es un agujero de mierda— —Pero es mi agujero de mierda— digo, ahora acariciando por completo la cabeza brillante de Zero. Deja caer su gran trasero junto a mí y su lengua cuelga mientras acaricio su pelaje. Dominic sonríe con tristeza, su mirada azul oscura volviéndose nostálgica. —He sentido lo mismo sobre un lugar en el barrio chino una o dos veces— —Necesitas una nueva vivienda inmediatamente— El tono de Siete no deja lugar a discusión. —De acuerdo. Entonces, abordemos la nueva vivienda— Asher aplaude, frunciendo el ceño mientras piensa. —¿Dónde quieres vivir, Jessy? Tú eliges. Nosotros pagamos— Me aclaro la garganta. Tal vez estoy abordando esto mal: ¿a quién no le encantaría el escenario del cheque en blanco después de toda una vida de hogares de acogida y apenas sobreviviendo? Pero incluso, aunque Asher y Dominic tienen toda las vibras de Warbucks, yo no soy Annie. No en este momento de mi vida. —No puedo aceptar eso— les digo, agachándome para estar al nivel de Zero. Acaricio el pelaje de su espalda, hasta su cola rechoncha y meneante. Tengo debilidad por las mascotas; siempre había querido una, pero nunca tuve una mientras crecía. —Necesito mantenerme— Dominic baja la barbilla y me mira con una expresión de satisfacción. —Podemos pagar— —Me sentiría más cómoda manteniéndome dentro de un presupuesto que sé que puedo seguir sin ayuda— digo. Zero deja escapar un suave ladrido, que tomo como su consentimiento. Asher frunce el ceño. —¿No crees que podemos pagarlo indefinidamente? El caso de la comisión… no ha finalizado. Pero incluso si vamos a prisión— —¿Podemos no decir esa palabra? — Dominic interviene suavemente, con los ojos cerrados. —Nos estamos preparando para lo que viene después— continúa Asher. —Y eso incluye continuar con cosas como un apartamento para ti— Dominic había estado al teléfono a principios de esa semana. La tensión que ha descendido sobre la cocina demuestra muchas cosas que no sé. Pero Asher no tiene ni la más remota razón sobre mis reservas. Esto es una cuestión de orgullo. —He trabajado duro para construir mi vida. Sería una excusa dejar que ustedes se hicieran cargo. No sería…mía— Asher asiente. —Lo entiendo. ¿pero qué pasa si pagamos, como, la mitad? — —Como un subsidio agrícola— añade Dominic. —Como los subsidios que posiblemente recibía el señor Grady solo para que te rompieras los huevos en la frente— le dice Asher a Dominic. Maldita sea. Son cómicos. No los recuerdo así de mi infancia. Pero claro, nunca nos habíamos visto en circunstancias relajadas, nunca. Siempre era una visita formal organizada por los cuidadores, un momento robado antes o después de la escuela, un encuentro al azar en un espacio público, como el centro comercial. —He vivido toda mi vida sin su ayuda— me concentro en el pelo oscuro de la piel de Zero mientras paso los dedos por él. —No planeo cambiar eso ahora— —¿Y si te mudas aquí? — pregunta Dominic. No estamos aquí todo el tiempo. Y hay mucho espacio para ti. Podrías tener un piso entero si quisieras— —Preferiría no vivir con hombres desconocidos— Asher hace una mueca. —Ouch— —¿Hay una fase para conocernos y que podamos comenzar formalmente? — pregunta Dominic. —Porque siento que he estado intentando cambiar esa parte extraña…— —Oh, ahí está esa cara de no ser— dice Asher. —Escuché que Siete te reservó una habitación en el Ritz. Podremos reservarte el pent-house— Siete tose levemente a mi lado. —No quiero vivir en un hotel— les digo. No intento ser difícil. Ritz o no, tengo asociaciones negativas con la vida hotelera. No sé de qué otra manera decirlo. Quiero mi propio espacio, pagado con mi propio dinero. Y no aceptaré nada menos. Ni más. Dominic no parece divertido. Suspira con irritación, cruzando los brazos mientras se apoya en la encimera cerca de la estufa. —Bien. ¿Entonces por qué no te mudas con Siete? — Parpadeo. Esta idea ni siquiera se me había ocurrido como una posibilidad. Ni siquiera estoy segura de haberme dado cuenta de que tiene un hogar. Simplemente es Siete, el hombre increíblemente atractivo que me sigue. —Eh…— —Ya lo conoces. Ha demostrado ser un activo valioso en una emergencia— Dominic hace un gesto hacia Siete, como si necesitara algún recordatorio. —No te importaría, ¿verdad, Siete? Incluso podría facilitar la cosas hasta que encuentre un lugar permanente— Me giro justo a tiempo para ver una expresión de pánico apenas disimula en el rostro de Siete. —No hay exactamente una cama lista…— —Podemos arreglar eso y proporcionar todo lo que se necesite, obviamente— interviene Asher, —Aunque tu apartamento es enorme. Debería funcionar bien como una solución provisional— Siete se aclara la garganta, el sabor de su incomodidad es un néctar del que estoy desesperada por más. Aunque normalmente detesto la idea de vivir con alguien, puedo hacer una excepción con el Guapo Robot. Algo me dice que vivir con él será fácil para mí y molesto para él, lo que lo convierte en el plan perfecto. —¡¡Me encanta esa idea!!— digo efusivamente. Zero lame mi mano, que ha dejado de acariciarlo momentáneamente. —Le encanta la idea— Dominic parece genuinamente orgulloso. Asher asiente, sonriendo entre Siete, Zero y yo. —Si a mi hermanita le encanta, quiero dárselo. ¿Qué te parece, Siete? — Su mandíbula se tensa. —Eso debería funcionar por el momento— La sonrisa de Asher se desvanece. —El único problema es que no me gusta la idea de que mi hermanita se mude con un soltero de ningún tipo…— —Cualquier travesura sería el fin absoluto de tu contrato— le dice Dominic a Siete con un tono más cortante. Resoplo. —No tiene que preocuparse por nada de eso. Siete está aprendiendo recientemente sobre las emociones humanas en su transición de ser un robot— Dominic parece estar conteniendo la risa. Siete, por otro lado, solo parece molesto. —Nunca he tenido contacto inapropiado con ninguno de mis clientes o con sus hermanos, y no tengo intención de empezar ahora— dice secamente. —Mi conducta profesional es de primera categoría, y eso es algo que me tomo muy en serio. Además— suspira mirándome de reojo. —es una malcriada. Sin ofender— Intento parecer ofendida, pero solo puedo reír. —Bueno, creo que podemos tachar ese punto de la lista de tareas pendientes— dice Asher. —Ahora, es hora de los huevos mediocres— El rostro de Siete vuelve a esa mascara neutral a la que estoy acostumbrado. Pero está bien, sé que no le gusta la idea de que me mude con él. Eso es todo lo que necesito de él. Yo, por otro lado, no estoy exagerando. Me encanta esta idea. Y planeo aprovecharla al máximo para obtener toda la diversión que pueda.
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