every part of me

Capítulo cuatro: "Nuevo vecino y primer día de clases"

A fin de año, Rachel al fin pudo comprar su propia casa. Nunca había estado tan feliz como en el nacimiento de Laurie. Se quedo mirando el papel que decía que aquella propiedad, que aquella casa era suya, que estaba a su nombre. 

Laurie se levantó, encaminándose a la cocina. El jardín había terminado hace una semana y quedaban solo unos días para Navidad. Laurie extrañaba el jardín a su pesar.

—¿Qué pasa, mami?—preguntó el niño, restregándose sus ojos.

Rachel se giró hacía el y lo atrapó sorpresivamente en un abrazo. Laurie se dejó abrazar, sonriendo.

—Nos mudaremos Laurie, tendremos nuestra propia casa—decía Rachel, sonriendo, al borde de las lagrimas.

Laurie le sonrió, abrazándola fuertemente.

***

—¡Vecinos nuevos!.

Grito Thelma, pegada a la ventana. Miranda corrió hacía donde se encontraba su hermana, mirando por la venta, corroborando. Sonrió al ver el enorme camión de mudanzas en frente a la casa de al lado. 

Zack, quién se encontraba dibujando en la mesa, en otro día aburrido de vacaciones, no podía esperar a irse de vacaciones al campo de sus abuelos, miró hacía sus hermanas. Thelma de 12 y Miranda de 4. El era el del medio. 

Su hermana mayor se giró hacía el y no tardo en enfurecerse cuando vio a su hermano usar sus lapìces para dibujar.

—Mamá me dejo—se excusó Zack, sacando la lengua.

Thelma lo miró mal y camino hacía la cocina, solo para encontrar a su madre cocinando. Le preguntó a ella, si podía ir a ver a los nuevos vecinos. Leslie respondió que sí, sin problemas. Llamó a su hermana, ignorando por completo a Zack.

—¡Mamá, Thel me ignora!—gritó Zack, al ver a sus dos hermanas salir por la puerta.

Leslie le respondió que vaya con ellas al ver a los nuevos vecinos. Zack se bajo de la silla, sin darse cuenta que sus cordones se encontraban separados. Corrió hacía afuera, en busca de sus hermanas.

Thelma y Miranda se decepcionaron al ver a la señora Parrish cargar unas cajas, llevándolas a la casa. El pequeño Laurie llevabá su bicicleta de rueditas, llevándola también a la casa. Las dos quisieron darse vuelta, pero Zack venía corriendo hacía ellas.

Zack miró hacía la casa, en el momento que Laurie volvía a salir. Sintió como su corazón se aceleró de un momento a otro y sonrió.

—¡Laurie!—gritó Zack, corriendo hacía el.

Laurie se giró, en el momento que su mejor amigo se lanzaba sobre el. El castaño se quejó cuando cayó fuertemente al piso, con el cuerpo de su pequeño amigo sobre el.

—¿Zack?—preguntó Laurie, para terminar de sonreír.

Zack le sonrió, apoyando su cabeza en el pecho de Laurie—Somos vecinos, Laurie.

Thelma y Miranda vieron a su padre asomarse por la ventana y rápidamente Thelma levantó a su hermano del niño castaño. Zack la miró, mientras ella le devolvió la mirada negando.

Pero Zack le volvió a sonreír a Laurie, ahora el no quería ir de vacaiones al campo de sus abuelos, el quería pasar sus vacaciones con Laurie.

***

Como era de esperarse, Laurie y Zack entraron a la misma escuela. Laurie le había rogado a su madre que el quería seguir en la misma escuela donde hizo el jardín de cinco. Y Rachel termino accediendo, todo sea por su niño.

Pero eso sí, odiaba el uniforme. No le gustaba aquella chomba, esas bermudas y mucho menos aquellas medias que le llegaban hasta la rodilla. Pero no se quejaba, estaba tan ansioso por empezar su primer día de clases.

Se colocó bien la mochila, su mochila de Coraje el perro Cobarde. Rachel le tomó unas fotos más, antes de que los dos entraran al salón de primer grado. Había diez mesas, divididas en grupos de cuatro. Corrió a buscar su banco, leyendo los nombres de las figuritas que estas tenían pegadas.

Su banco estaba casi en los últimos grupos de atrás, colgó su mochila en la silla y se sentó. Ansioso y emocionado, buscando con la mirada a su mejor amigo. Su mamá le había dicho que Zack y el irían juntos a la escuela, pero al parecer el papá de Zack ya lo había llevado antes.

Cuando por fin vio a su amigo, lo vio sentado en otra mesa. Laurie frunció el ceño, pensando que quizás el moreno se había equivocado de banco. Cuando sus miradas se cruzaron, Zack corrió rápidamente hacía Laurie y casi al borde de las lagrimas, le dijo:

—No, nos sentamos juntos Laurie—le murmuró Zack.

Laurie quería sentarse al lado de Zack. Miró hacía su banco, a la figurita pegada a la mesa con su nombro. Rachel llegó a ellos y los miró.

—¿Qué sucede, chicos?.

Laurie suspiró—Zack no se sentará a mi lado, mami.

Rachel los observó a los dos y suspiró. Tomó la figurita de la mesa de Laurie y la despego, le pidió a Zack que le mostrará donde se encontraba su banco. Zack no tardó en obedecer. Corrieron al banco de Zack y Rachel despegó la figurita de la mesa que se encontraba al lado del banco del niño moreno. Pegó la de Laurie y luego se encamino al banco de el, pegando la otra figurita.

Laurie sonrió, tomó su mochila y corrió hacía Zack. Se sentó a su lado.

Jim frunció el ceño cuando entró una vez más al salón, le fue a comprar a su hijo su comida para el recreo, un jugo de manzana y unas oreos. Vio a Laurie, sentado al lado de su hijo y a Rachel, sacándole fotos a los niños.

—Toma, Zack—gruñó Jim, dándole lo que había comprado.

El niño los guardó en su mochila, prometiéndole a Laurie que le convidaría, solo a el. Le colocó el sorbete al cartón de jugo, dándole un sorbo para luego meter el sorbete en la boca de Laurie, sorprendiéndolo. Pero Laurie no tardó en darle un sorbo al juego de manzana.

Rachel notó la mirada furiosa de Jim y llamó a Laurie, logrando que este deje de tomar el jugo. La mujer negó levemente, mientras Zack guardaba su jugo. 

El salón no tardó en llenarse de niños y niñas. Una mujer rubia, de ojos verdes no tardó en presentarse, ella sería su maestra a lo largo del año. La señorita Alice.

Jim y Rachel fueron a recostarse contra la pared, viendo como la señorita Alice comenzaba la primera clase. Ambos mirando a sus hijos, quienes con las manos bajo los bancos, estaban de las manos.