Capítulo cinco: "Basquet y el taller de arte"

1454 Palabras
Cuando Laurie y Zack se encontraban cursando cuarto grado, a sus nueve años el castaño encontró una nueva pasión: basquet. Todo había comenzado cuando fue a ver un partido de basquet, su primo jugaba. Alex, su primo, tenía once años y era uno de los mejores jugadores de su categoría de infante. Laurie ya conocía aquel deporte, pero no le había llamado la atención, hasta que lo vio en vivo y en directo. Rachel trabajo turnos de más en su trabajo para pagar las clases de basquet de Laurie, su hijo parecía tan entusiasmado y era muy bueno en aquel deporte, casi cómo su primo Alex. Como era de esperarse, Laurie hizo nuevas amistades através de aquel deporte, tuvo su primer grupo de amigos.  —¿Por qué no quieres? Apuesto a que te gustará Zack—insistía Laurie, llevaba insistiendo por meses al moreno, desde que había empezado basquet. Zack, sin apartar la mirada de su hoja de matemática rodó los ojos—Porque no quiero Laurie, los deportes no son lo mío. Apenas apruebó educación física. El castaño suspiró—Pero me gustaría que vayas conmigo. Zack sabía que Laurie tenía otros amigos, hasta ya los había visto y algunos eran mayores que él, hasta doce años tenían. Los había visto una tarde que fue a la casa de Laurie, este venía de basquet e invitó a sus amigos a su casa. Zack no sabía si sentirse traicionado, en esos cuatro años de amistad que tenían se había ido por la balsa. Pero Laurie lo invitó a pasar, normal sin darse cuenta lo mal que se sentía el moreno. Con el paso de los meses Zack se acostumbró a los amigos de Laurie, eran buenos chicos pero a él le caían mal, por el simple hecho de que eran amigos de Laurie, de su mejor amigo. Laurie era su mejor amigo y de nadie más.  —Le voy a preguntar a mí papá—termino cediendo Zack, inflando sus mejillas. Laurie le sonrió y depositó un beso en la mejilla derecha del moreno, sin notar que este se sonrojaba hasta las orejas.  La maestra Irene entró al salón, era una maestra muy exigente, según el punto de vista de los niños de nueve años. Laurie se despidió de Zack y se fue corriendo a su banco, ya no se sentaban juntos, es más la misma maestra los había separado, no quería que sus alumnos Morel y Parrish se sentaran juntos. *** Jim se emocionó cuando su hijo, su único hijo le pidió para anotarse en un equipo de básquet. No tardó en decir que sí para la decepción de Zack, esperaba que su papá le dijera que no.  Leslie vistió a su hijo con ropa deportiva, también emocionada para el disgusto de Zack. Lo llevaron al club donde Laurie jugaba."Club Deportivo Los Halcones" se llamaba. El moreno buscó con la mirada a su mejor amigo y lo encontró corriendo por la cancha de basquet, picando la pelota. Zack lo observaba embobado, admirando lo bien que jugaba Laurie para su corta edad. Vio a Laurie encestar, dando un gran salto, empujando a quienes se le interponía. Zack suspiró y sonrió, hasta que sintió la mano de su padre posarse en su hombro derecho. —Hablé con el profesor, hoy será yu clase de prueba por si te gusta o no jugar—decía Jim sonriendo. Zack asintió y le devolvió la sonrisa. Volvió a mirar hacía Laurie, quién esta vez corría hacía el. —¡Zack!—gritó Laurie, hasta que llegó frente de él—Viniste, ven vamos a jugar. El moreno dejó que Laurie le tomará de la mano, es más, entrelazó sus dedos con los de su mejor amigo. Laurie le sonrió y tiró de él hacía la cancha. Zack sentía la mirada de los demás chicos, pero no le importaba, mientras Laurie no soltará su mano, nada le importaba. El profesor presentó a Zack ante el grupo, apesar de que estos ya le conocían. Laurie sonreía de oreja a oreja. El profesor le pidió a Laurie que le enseñará a Zayn los pasos principales del deporte, y Zack le agradeció por ello. Como la clase solo duraba una hora, Laurie estuvo treinta minutos con Zack frente al aro, enseñándole a este a encestar. Zack se sentía como un inútil, ni si quiera sabía encestar. Pero Laurie solo le sonriera, diciéndole que lo vuelva a intentar. Los otros treinta minutos restantes jugaron un partido, los rojos contra los blancos. Laurie y Zack eran de los rojos. El moreno seguía a Laurie, debido que este le dijo que lo siguiera y que presté atención porque el le pasaría la pelota solo a él. Zack se sonrojó ante eso, pero asintió. Pero desgraciadamente, en un momento de distracción de Zack, uno del equipo contrario le había tirado la pelota justo en la cara, lastimándole la nariz. El moreno dio un grito, quejándose. A los segudos, sintió las manos de Laurie en sus mejillas, revisando su rostro rojo y lastimado por el impacto de la pelota contra su cara. El profesor le trajó hielo y Laurie lo tomó, colocándola en la nariz adolorida del moreno. Zack se lo agradeció con la mirada, mordiendo fuertemente su labio para distraerse del dolor. —Odio basquet—le susurró Zack a su amigo, como si fuera un secreto. Laurie carcajeó sin poder evitarlo—Tu nariz parece una pelota de basquet. Gracias por intentarlo Z. El castaño le sonrió antes de quitar el hielo e inclinarse y dejar un beso en la punta de la nariz roja del moreno. Zack le sonrió sonrojado, enternecido ante el gesto de su amigo. Laurie le sonreía, volviendo a ponerle el hielo. —Parrish, creo que Zack puede ponerse por sí mismo el hielo—dijo el profesor, llamando a Laurie. Laurie se sobresalto y se avergonzó, alejándose rápidamente del moreno. Zack pudo evitar que el hielo se caiga segundos después que Laurie se alejará de él. El castaño le dio una última mirada a su mejor amigo antes de correr hacía donde estaba el entrenador. Zack suspiró, esa fue su única, primera y última clase de basquet.                                                                                         *** La seño Cris, la maestra de plática y del taller de arte sonrió al ver el dibujo del pelinegro. Zack era muy bueno dibujando. Río al ver al personaje de Naruto plasmado en la hoja de su alumno, era como si Zack lo hubiese calcado, hasta le puso su firma y todo. "Z, Morel" era su firma. Levantó con su mirada, mirando a la clase. Su mirada se posó en Zack, quién se encontraba muy concentrado en el dibujo que ella había pedido ese día. Abrió su cuaderno de actividades y sacó una hoja. Era la autorización que ella le daba a sus alumnos de cuarto, quinto, sexto y septimo grado para que se anoten a su taller de arte. Recordó cuando le preguntó a cuarto grado, Zack no había levantado la mano para anotarse. Se puso de pie y se dirigió hacía el banco del moreno. —Zack—decía la mujer, sentándose en el bancón que estaba al lado del moreno—¿No te gustaría anotarte en el taller de arte? Eres muy bueno. El moreno la observó, miró el papel que ella tenía entre sus manos. Se puso nervioso. —No sé—contestó Zack. Cris asintió—Bien, si quieres anotarte tus padres tienen que firmar la autorización, porque el taller durá dos horas y es después de la salida escolar. Necesito su autorización para que te dejen. Si quieres, solo dímelo. Zack tomó el papel que ella le dio. La maestra se fue y Zack bajo s mirada al papel, leyendo. Quería ir y mucho. Suspiró y lo guardo en su carpeta. —¿Puedo ir?—preguntó Zack esa misma noche en la cena. Sus padres se miraron entre sí, antes de asentir. Jim dijo. —Si te gusta, sí.—contestó su padre sin mirarlo. *** —¿Quieres que te acompañé adentro?. Preguntaba Laurie. Se encontraban en la puerta del taller de arte, la seño Cris se encontraba adentro dando la clase. Zack bajo su mirada a su autorización firmada por su padre y luego negó hacía Laurie. —No, estoy bien—le sonrió Zack—Tu mamá te esta esperando en la salida. Laurie se alzó de hombros—Le dije que te acompañaría a tu primer día en el taller. Puede esperar. Zack asintió, agradecido y sonriendo. El moreno abrió la puerta y antes de entrar dio una última mirada a Laurie, quién le sonreía desde el pasillo. Y así, entró a su primera clase del taller de arte.
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