LORENA Me voy rápidamente a mi habitación, con la respiración agitada y con la entrepierna más que humeda. Prácticamente corro, tomando la mayor distancia posible de ese engendro de la lujuria, hijo de lucifer. Maldito pato degenerado que me pone a mil. Quisiera decir que soy inmune a sus coquetería, a sus toques y a la forma en que me mira pero sería estar mintiendo de manera descarada y yo, mentirosa ni soy. ¡Aaaasshhh! ¡Maldifo idiota! Por una parte deseo mantenerlo lo más lejos de mi, que se olvide de que existo pero a la misma vez, me gusta que me busque, que intente ligar conmigo, llamar mi atención de alguna manera. Si, a que mujer no le gusta aquello? y más cuando es de un hombre tan sexy como el. De solo pensar en él, en su cuerpo, sus brazos, sus piernas, eso jodido

