Nicoló Este día estaba completamente loco cuando me desperté en la mañana. Jamás me imaginé que Manuel estuviera en la puerta de mi casa pidiendo mi ayuda y, sobre todo, que estuviera confesándome que Mireya podría haber sido la asesina de mi madre. Ni siquiera me imaginaba que mi madre podría haber sido asesinada; por el contrario, siempre pensé que había fallecido por su enfermedad. Pero ahora, más que nunca, la duda está latente. Y ahora que estoy enfrente de Connie, escuchando esas hermosas palabras, definitivamente, dentro de todo lo malo, siempre hay una luz de esperanza. Y esta es mi pequeña luz. Nunca me imaginé siendo padre y, mucho menos, estar perdidamente enamorado de esa mujer que me dará esa felicidad. Mi boca se ha secado. Caigo sentado en mi silla, que gracias a Dios ahí

