╭───────── • ♡ HEMILSE ♡ • ─────────╮
—Ha pasado tres meses, ¿aun no me dirás cómo fue? —Ian miró a su mejor amiga y giró sus ojos.
—Ya lo sabes, tú me ayudaste con él.
—¡Debes contarme los detalles!
—No te contaré algo que estoy tratando de olvidar. —Mery se burló.
—¿Fue tan malo?
—Todo lo contrario.
—¡Entonces debes decírmelo!
—No te contaré detalles—bebió de su café ignorando las miradas de su mejor amiga—; confórmate con saber que hicimos mucho.
—¡Desgraciado! Al menos dime si es mejor que Mikel.
—Mucho mejor—se burló un poco de la desesperación de Mery, pero luego le fue totalmente sincero—. No te contaré nada porque no vale la pena recordar, no porque no confíe en ti, no porque fuese malo o me desagradara, simplemente porque no es importante, fue sólo una noche, nada más.
—Bien, ya no te preguntaré más.
A Ian no le importaba contarle nada a Mary, ambos estaban familiarizados con el otro y su amor por el BL era lo que los unió hace un par de años atrás así que era un momento que compartía con ella. Sin embargo, ha estado tratando de olvidarse de esa noche y contarle a Mery sería traer esos recuerdos nuevamente. Ian quería borrar todo lo que tuviese que ver con ese día de su memoria, no sólo por lo que había pasado con Neithan sino también por lo que ocurrió con Maikel.
El día siguiente no fue mejor tampoco, y si pudiera borrar ambas fechas del calendario, lo haría sin pensarlo.
Al despertar lo primero que vio fue el cuerpo desnudo de un hombre que no conocía, se sorprendió sólo por un segundo para al siguiente recordar todo lo que hicieron en la madrugada hasta el amanecer. Ian tuvo que pasar por una gran cruda moral en ese momento y el dolor en su espalda baja no fue de gran ayuda, sin embargo, se obligó a levantarse y lo que vio en la habitación lo hizo sentirse mucho más avergonzado.
Los preservativos y los fluidos estaban esparcidos por todos lados, la botella de lubricante estaba tirada a un costado y el poco contenido que le quedaba goteaba en el suelo, sus ropas estaban esparcidas por todo el lugar y la cama hecha un desastre al igual que el resto de la habitación. Entonces, después de auto reprocharse por breves minutos, tomó sus cosas y sin decir adiós se marchó buscando descansar y olvidarse de todo lo que sucedió en esas últimas 24 horas, pero al llegar a su apartamento se encontró con Maikel y su vergüenza se convirtió en cabreo.
La discusión duró largos minutos en los que tanto Maikel como Ian dijeron cosas hirientes respecto al otro, pero las palabras de el primero de ellos nunca pudieron llegar al corazón de Ian ya que sabía que no eran ciertas; Ian tenía demasiado amor propio como para despreciarse por alguien que no valía la pena. Durante la discusión Ian se dio cuenta de varias cosas, pero la más importante era que Maikel sólo lo había estado utilizando confiado en que si conseguía un matrimonio con él, persuadiría a Ian para que le quitara el poder que le dio a su hermano mayor para manejar sus acciones y así poder hacerse de ellas.
Ese día Ian cerró su ciclo con Maikel y le hizo ver dos cosas: Que no era tan estúpido como él pensaba y que el poder sobre sus acciones que le fue dado a Howard jamás sería anulado.
Era imposible para Ian poner a alguien por encima de su hermano, además, aunque Howard sólo tenía el poder para manejar sus acciones, Ian desde un inicio deseó traspasarlas a su nombre y la única razón para no hacerlo fue porque Howard no se lo permitió, así que no tenía interés en recuperarla, ni por Maikel ni por nadie. Al final, cuando por fin se hubo deshecho de Maikel, Ian, para su sorpresa, no lloró, no se lamentó, y mucho menos cayó en depresión, en cambio, se sintió en paz y más liberado como si el dolor nunca hubiese existido.
Entonces pensó que quizás había tenido que ver con lo ocurrido la noche anterior. Era consiente que lo que hizo no fue lo correcto y eso lo perseguiría durante mucho tiempo, pero tampoco se arrepentía. Neithan recorrió su cuerpo y le hizo sentir tanto que le era imposible describirlo con palabras y aún podía sentir al hombre recorriendo su cuerpo. A diario se preguntaba qué hubiese pasado si Neithan hubiera despertado primero que él o justo en el momento que Ian abría la puerta de la habitación.
¿Lo detendría o lo dejaría marcharse sin decir nada?
Esta última había hecho estragos en la mente de Ian haciéndole preguntarse si eso fue lo que sucedió. Por lo tanto, Ian no consiguió un momento de paz después de ello, estuvo pensando constantemente en ese hombre, no porque sintiera algo por él, al cabo ni lo conocía, pero Ian descubrió mucho de sí esa noche y deseaba saber si él hombre sería capaz de mostrarle más. Y era por esto por lo que deseaba deshacerse de sus inútiles pensamientos y sentimientos, era absurdo recordarlo ya que nunca se volvería a encontrar con él, las casualidades como esas eran imposible.
—Tengo que irme, me requieren neonatología, Esperanza murió—Ian tocó la mano de su amiga en forma de consuelo y la tranquilizó un poco—; debo ir a darles la noticia a los familiares. —Como era su paciente y Mery era una novata, ella era quien se tenía que encargar de dar las malas noticias.
—Ve tranquila, yo iré por un café y nos vemos más tarde.
Esperanza era una pequeña que nació prematura y ha presentado problemas desde su nacimiento. La madre era una chica con cáncer que había dejado su tratamiento para poder seguir con su embarazo, tener que decirle que todos sus esfuerzos fueron inútiles, era muy difícil. Ian entendía a su mejor amiga, quizás él nunca tuvo que darles malas noticias a sus pacientes, dado que él sólo se encargaba de darles terapias, pero sí era difícil para él ver como diario los niños se quejaban por lo difícil que eran las terapias mientras decían con lágrimas cayendo de sus ojos que les dolía y no deseaban seguir.
Mery se dirigió a los elevadores mientras Ian caminaba hacia una de las máquinas expendedoras para comprar dos cafés y un dulce de chocolate. Sabía que lo único que le levantaba el ánimo a su amiga eran estas dos cosas y él la complacería. En su camino se encontró con una pareja dando le dinero a un chico para apoyarlo “con una buena causa”, al ver que el chico se iba, rápidamente se dirigió a ellos y le informó:
—Tengan cuidado al salir, algunos jóvenes hacen este tipo de cosas para ver quien tiene más dinero en sus carteras y luego robarle—no estaban ubicados en un sector malo, pero era exactamente por ello que estos jóvenes tomaron la iniciativa de hacerse pasar por personas de fundaciones para observar a los pacientes y saber quienes serían su siguiente víctima.
Después de aconsejarles y explicarles donde debían ir, siguió su camino y por fin pudo ir por el café y el dulce para Mery, y de paso compraría uno para él. Ian de pequeño no era amante a la cafeína dado que esta empeoraba su problema para dormir, pero todo cambió en el momento en que comenzó su carrera universitaria, tuvo que hacerse de un vaso grande de café para mantenerse despierto y estos últimos días había vuelto a esa rutina, sólo que ahora era por motivos diferente.
Hacía algunos días su madre volvió a irrumpir tanto en la vida de su hermano como en la suya, esto le trajo recuerdos de su juventud que se había esforzado por enterrar en lo más profundo de sus recuerdos ocasionando que sus horas de sueño fuesen mínimas debido a la culpa que sentía, y aunque hoy era sábado, aun le faltaba un margen de dos horas y media para salir, tenía que tomarse un café cargado para reponerse y atender a sus pacientes adecuadamente.
Con cuidado, tomó ambos vasos con café entre sus manos y se giró para ir a comprar el dulce de chocolate, entonces, justo cuando se dio la vuelta para retornar su camino, una voz sonó muy cerca de él, pero ya era tarde para detenerse. Lo siguiente que supo que tanto él como la persona de al frente, habían resultado con quemaduras leves.
—¡Mierda! —siseó el hombre.
—¡Lo siento, no fue mi intención! —Ian se disculpó sin prestar mayor atención a su propio dolor—. Déjeme llevarlo a que lo revise un doctor—todo esto lo dijo sin levantar la mirada de la camisa manchada del hombre.
—Veo que eres muy distraído.
El cuerpo del fisioterapeuta tembló.
Aquella voz, esa maldita voz que había estado tratando de olvidar los últimos tres meses había aparecido nuevamente, no necesitaba levantar la mirada para comprobarlo, pero aun así alzó sus ojos y se encontró con la hermosa sonrisa de Neithan.
—Yo no… —boqueó un par de veces y al final no dijo nada de lo que tenía pensado, en cambio preguntó—: ¿qué haces aquí? —de inmediato se arrepintió y trató de mejorarlo, pero al final sólo terminó diciendo más tonterías así que hizo silencio.
—Este es un hospital—Ian ignoró lo condescendiente que estaba siendo el hombre y giró sus ojos.
—Sé en donde estamos, trabajo aquí, mi pregunta es otra, pero eso ya lo sabes.
El rubio sonrió un poco. —Vengo a visitar a alguien—y como si hubiese visto a través de Ian, prosiguió—: a mi padre.
—No te pregunté eso—murmuró desviando un poco la mirada preguntándose si fue tan obvio.
—No importa—Neithan encogió sus hombros al decirlo—. No sabía que trabajabas aquí.
—No me conoces, no tienes porqué saberlo, es más, no tenemos que saber nada uno sobre el otro.
—Tranquilo, no tienes que estar siempre a la defensiva.
—No lo estoy—contradijo.
—Exacto. —Ian carraspeó un poco avergonzado e ignoró la gran y burlesca sonrisa del hombre.
—Ven conmigo. —Lo guio hasta el consultorio del Doctor Carlos para que así pudiesen ver sus quemaduras, pero al ver que no estaba decidió atenderlo por sí mismo—. Quítate la camisa.
—¿Es alguna clase de invitación? —no podía verlo, pero podía imaginar la gran sonrisa que estaba en los labios del hombre.
—Por su puesto—asintió mientras aun buscaba las cosas que necesitaban—; te estoy invitando a que nos enrollemos como la última vve—se giró hacia él y comenzó a ponerse los guantes.
Estaba siendo casual, casi parecía que no le importara por donde se había dirigido su conversación, pero había un pequeño temblor en su mano que demostraba lo contrario e Ian rogó para que Neithan no se diera cuenta.
—Fe acuerdo. —Sus ojos conectaron por unos segundos solamente y fue suficiente para que el corazón de Ian se detuviera y al segundo siguiente comenzara a latir con fuerza. —Hagámoslo.
—Déjalo ya, y haz lo que te pido. —De manera lenta y casi seductora Neithan comenzó a desabotonar su camisa e Ian se perdió por un momento.
—Escapaste.
—¿Hmm?
—Ese día, te fuiste sin decir nada.
—No había nada que decir, Neithan, fue sólo una noche.
&Cierto—aceptó—, pero pensé que había dejado claro mis intenciones contigo. —Por un segundo los movimientos de Ian se detuvieron, su mano permaneció quieta en su mientras recordaba vagamente algunas cosas que el hombre le había dicho antes de quedarse dormidos.
—No soy un juguete s****l. —Neithan tomó la mano que descansaba en su pecho y tiró de ella para acercar un poco más a Ian.
—Tampoco te estoy pidiendo que lo seas.
—¿Qué haces? —tartamudeó al sentir la nariz del hombre rondar su cuello y parte de su rostro—, detente. —Ian quiso alejarse, pero Neithan se lo impidió.
—Disfruté estar contigo, Caleb—acercó sus labios a los de Ian rondándolos más no los unió—, y sé que tú también lo disfrutaste—su mano recorría todo el pecho del Doctor tocando algunos puntos importantes en el proceso, entonces, cuando llegó a su cuello, lo tomó con fuerzas y se hizo de él—; ¿no es así? —Lo único que recibió del chico fue un pequeño gemido—, te encantó como te traté esa noche, en el momento que tomé tu cuello comenzaste a rogarme por más, ¿lo recuerdas?
—Sí—susurró sollozante.
Entonces, al segundo siguiente, lo único que supo Ian era que estaba siendo besado y él estaba correspondiendo; fue igual de intenso que la primera vez e igual de sensual. Inmediatamente Ian se aferró al hombre y se dejó llevar. Fue un movimiento rápido y hábil, Neithan se bajó del escritorio y colocó a Ian donde él anteriormente había estado, sucesivamente, se deshizo de la bata del chico y comenzó a desabotonar su camisa. Cuando terminó, lo tomó de los muslos y lo atrajo hacia sí haciendo que Ian lo rodeara con sus piernas y que sus miembros se frotaran.
Ian entreabrió su boca y Neithan aprovechó para lamer y morder sus labios ferozmente, era como si el hombre quisiera hacerle ver que estos les pertenecía. Las manos de Neithan recorrieron a placer el cuerpo de Ian mientras que las de este último habían sido colocadas en su espalda y amarradas con su bata. Ian había perdido completamente la noción del tiempo olvidándose de todo, en lo único que se concentró fue en lo que Neithan le hacía y en lo que estaba sintiendo.
Las cosas se intensificaron en el momento en que Neithan metió sus manos en los pantalones de Ian y se hizo del m*****o de este. En el momento en que Neithan comenzó a escuchar los gemidos de Ian perdió completamente el control de sí y comenzó a desnudarlo deseando tomarlo. Desde que ese día, cuando despertó y no vio a Ian junto a él, ha estado deseando tener al chico así completamente a su merced y repetir lo que hicieron aquella madrugada. Sin embargo, el intenso ruido del celular de Neithan trajo a Ian a la realidad.
—Detente—murmuró sin aliento.
Neithan obedeció más no se alejó.
La respiración de ambos era errática, tanto su ropa como ellos mismos eran un desastre y sus cuerpos ardían en una intensa pasión. Las mejillas de Ian estaban un poco sonrojada culpa de todo lo que había hecho y sé preguntó si hubiera llegado más lejos si el celular no lo hubiese traído a la realidad.
—Te deseo.
—No podemos… —respondió, pero rápidamente se corrigió al darse cuenta de lo que había hecho—: no puedo—por fin se separó del hombre obligando a Neithan a soltar su m*****o y a apartarse—. Esto no revió ocurrir.
—Caleb.
—No, Neithan, detengamos esto, no te conozco y tú no me conoces, es mejor así.
—Sé quién eres. —Ian se burló.
—Lo único que sabes de mí es que trabajo aquí dado que Caleb no es mi verdadero nombre.
&Sé mucho más que eso—afirmó—; conozco cada parte de tu cuerpo y es lo único que nos debe importar—para apoyar sus palabras, Neithan lo tomó nuevamente y dirigió su mano a la parte baja de las caderas del chico, justo en ese lugar que sabía que a Ian le excitaba, y la rosó; Ian gimió y se volvió nada en sus brazos—. Puedo mostrarte más.
—Para—colocó su cabeza en el hombro del hombre y se contuvo para no llorar, no podía creer que estuviese perdiendo el control de esa manera—. No más— suplicó intentando alejarse, pero Neithan no lo permitió. —Suéltame.
—Ian…
—No, ya lo dije, no soy un juguete s****l. No sé qué ocurrió justo ahora, pero no volverá a pasar.
—No quiero que seas un juguete s****l—aclaró—, pero si lo ves de esa manera, mejor piensa que yo soy el tuyo.
Esa noche, cuando se permitió explorar el cuerpo de Ian a placer, descubrió que el chico era muy sensible y que con paciencia podía tenerlo a su merced. Ahora puede estar seguro de que probablemente nadie había jugado con su cuerpo como él lo hizo, y si Ian lo dejaba podía hacerle descubrir más.
Ian se rio un poco por las palabras de Neithan. —Esto no tiene sentido, ¿por qué harías algo así?
—Para mí si lo tiene y no creo que tenga que decir porqué lo haría. —Claro, era algo de ganar-ganar para ambas partes, mientras Ian se descubría en el arte del sexo, Neithan disfrutaba siendo él quien lo guiara por ese camino.
La oferta fue tentadora, pero era una completa locura e Ian se negó.
—Debo irme Neithan—calculó lo que estuvo en el consultorio y supo que se tomó más tiempo de lo que debía, su siguiente paciente debía estar por llegar—, tengo turno.
—¿A qué hora terminas?
&En unas 2 horas—para su mala suerte respondió de inmediato.
—Te esperaré
—No tienes que hacerlo, esto no va a funcionar.
—Hablaremos de esto cuando salgas. —Neithan se hizo de sus labios y lo besó con calma, como si fuese algo que hicieran a diario e Ian le correspondió. —Te esperaré justo a fuera del hospital. —Sin esperar a más, salió del consultorio dejando a Ian aturdido y confundido.
Cuando por fin estuvo sólo, dejó sus piernas flaquear y se acuclilló enterrando su cabeza entre sus piernas mientras exhalaba.
¿Qué demonios había hecho?
—Brrrr! —gruñó exasperado consigo mismo mientras removía sus cabellos—, debo estar loco.
¿Cómo dejó que pasara esto? Estaban en un hospital e Ian aún estaba en horario de trabajo, además de que lo había hecho dentro de un consultorio donde el Doctor de turno podía llegar en cualquier momento y descubrirlo.
—¡Sí, eso es, debo estar malditamente loco! —repitió una y otra vez reprochándose sus acciones—. ¿Qué voy a hacer? —no sólo permitió que Neithan lo besara, sino que ambos estuvieron prácticamente desnudos y a punto de hacer algo más.
Tomando unas respiraciones profundas hizo todo lo posible por tranquilizarse y aparentar ser decente antes de salir del consultorio y actuar como si nada hubiese pasado, pero sería muy difícil. Todo su cuerpo aun temblaba y el roce de la ropa en su piel se le hacía insoportable, Neithan jugó tanto con sus pezones que los dejó un poco hinchados y sensibles. Terminar su día de esa forma fue una tortura sumándole que no podía dejar de pensar en que Neithan lo estaría esperando.
Pero, a pesar de ello, Ian dejó todo eso de un lado y se concentró en sus pacientes hasta el final.
—Hoy lo hiciste muy bien, Christopher—felicitó al término de su rutina—; ¿ves que sí pudiste? —el pequeño le devolvió la sonrisa y luego abrazó a su madre un poco cansado.
—Gracias—Ian asintió hacia ella y después de dar algunas indicaciones se despidió de ambos.
Cuando por fin se quedó solo suspiró poniendo con algo de rudeza su cabeza en el escritorio y nuevamente el sentimiento de culpa removió su conciencia. Ian jamás se dejó llevar por sus emociones y nunca creyó que ese día llegaría, pero al parecer perdió la cordura, no hay otra explicación para sus acciones.
—¡Ian! —escuchó la molesta exclamación de su amiga, pero ni siquiera eso le hizo levantar la cabeza—, ¿dónde te metiste? Estuve esperando por ti durante más de veinte minutos—el aludido no se movió sólo se mantuvo con su cabeza posada en el escritorio quejándose quedamente. —¿Qué sucedió? —Ian levantó la mirada, en sus ojos había algo de lagrimas y en sus labios había un pequeño puchero. —¿Tu superior te regañó? —al ver a su amigo negar preguntó—: ¿entonces?
—Estoy loco. —Mery se burló y tomó asiento frente a él.
—Eso ya lo sé.
—No bromeo, Mery, estoy acabado.
—Ok, respira y cuéntame que sucede.
—Casi me lie con Neithan en el consultorio del doctor Carlos.
—¿Qué tú qué con quién y dónde? —Ian levantó la mirada y se acomodó en su asiento.
—Neithan, Mery, Neithan, el chico que conocí ese día en el bar. Cuando fui por el café tropecé con él y le tiré el café encima, así que fui donde Carlos para que me hiciera el favor de curarlo, pero no estaba así que tomé las cosas yo y lo comencé a curar, entonces una cosa llevó a la otra y terminamos semis desnudos y con nuestras manos en partes de nuestros cuerpos muy peligrosos y comprometedores. —Incluso la boca de Neithan estuvo en muchas partes de su cuerpo, pero no entraría en detalles ahora.
—¡Oh-Dios-mío! —articuló con una enorme sonrisa en sus labios—, vaya que perdiste la cabeza.
—Gracias por decirme lo que ya descubrí.
—Cariño, no es tan malo como lo crees.
—¡Casi tengo sexo con él en el consultorio de Carlos! ¿qué no hay de malo en eso!
—¿La parte del sexo?
—Tienes un punto—murmuró. No había estado nada mal, es más, había estado muy bien, pero eso no era de lo que estaban hablando—; ¡concéntrate en lo importante, de acuerdo!
—Bien, estuvo mal, pero lo hecho, hecho está, así que supéralo y mejor cuéntame los detalles. —Ian miró a su amiga y después de pensárselo por unos minutos le contó lo que había sucedido, aunque sin tantos detalles. —Necesito conocer a ese hombre.
—Pues está esperando por mí justo a fuera… o eso dijo. —murmuró esto último.
—¿Qué?
—Me dijo que esperaría a que terminara mi turno para que así pudiéramos hablar.
—¿Entonces por qué demonios estas perdiendo el tiempo hablando conmigo! ¡ve!
—Hmm—se quejó y volvió a enterrar su cabeza en el escritorio.
—¿A qué le tienes miedo?
—Me hace sentir demasiadas cosas, Mery, no sé si estoy listo para enfrentarme a eso—confesó. —Después de lo que ocurrió con Maikel dije que me tomaría un tiempo para mí, no quiero comenzar algo sin saber dónde nos llevará.
—Creo que lo estás pensando demasiado, cariño, ni siquiera sabes lo que quiere ese hombre de ti—luego lo pensó y rio un poco—; bueno, sí lo sabes.
—Ese es el punto, no sé si deseo eso.
—Ian, mírame. —el nombrado alzó la mirada y miró los oscuros ojos de su mejor amiga—. Nene, sólo debes preguntarte si quieres o no tener una relación. —Ian no lo tuvo que pensar demasiado y sólo negó. —Entonces ahora pregúntate si quieres perder la oportunidad de estar con alguien con el que tienes tanta química.
Esto fue más difícil para él.
La atracción s****l entre ellos era más que obvia, desde el segundo uno en donde sus ojos se encontraron, pudieron sentir sus cuerpos llamándose. Sin embargo, Ian temía ser consumido por su deseo, había perdido el control las dos veces que estuvo con Neithan y temía ser consumido en el camino.
—No lo sé—dijo al fin.
—Pues eso es algo que sólo tú debes decidir.
—Ni siquiera sé si realmente esperó por mí.
—Pues ve y lo sabrás—al ver la incertidumbre aun en el rostro de su amigo exhaló—; si no está, ya obtendrás tu respuesta.
—¿Y si está?
—Entonces, puedes tomarlo como una señal, dependerá de ti como lo quieras ver.
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“Y cuando menos te lo esperas, te reencuentras con la persona que provoca todos esos sentimientos en ti.” JHR