capítulo 3

1843 Palabras
La puerta de la habitación de Merlyn se abrió como cada mañana en los últimos doce años, con la señora Margoth exigiendo autoritariamente a la joven que estuviera lista y presentable para un nuevo día. De aquella cama, forrada de pieles, salió una hermosa joven de cabellos rojizos y profunda mirada verde, de piel tersa y perfecta, signo de su juventud. Merlyn había cumplido dieciocho años y durante todo ese tiempo, había vivido bajo el yugo de la casa Grimmdoth, obedeciendo todas las órdenes de Margoth o Güjah Grimmdoth, eje principal de la familia. Se esforzó en mejorar, aprender y en no enfadar a las personas que algún día, podrían brindarle la libertad. —Buenos días señora Margoth, hoy me esforzaré para contentar al reino —dijo educadamente Merlyn. —Ya han pasado doce años de tu llegada, y tus avances en tus habilidades élficas siguen siendo insuficientes. El día de hoy iremos a otra habitación en los sótanos y aprenderás a imbuir tu magia en objetos cotidianos. Merlyn, dió una reverencia en señal de obediencia y tras vestirse con las ropas más limpias que encontró, salió de la habitación y siguió a la señora Margoth, la cuál la esperaba fuera. Caminaron hacia las mazmorras donde casi cada día aprendía el uso de magia y la fabricación de pócimas y venenos, y avanzaron un poco más hacia el fondo de aquél oscuro pasillo de piedra húmeda y frío. Frente a ellas, una puerta de hierro finalizaba el avance, y tras introducir una larga y antigua llave, la puerta se abrió con un chirrido estruendoso. Margoth le hizo una seña con la cabeza para que Merlyn entrara tras ella. —Todas las antorchas están apagadas, no se ve nada —dijo Margoth con gran frialdad en su voz—. Usa tus habilidades para encenderlas, ya debes tener nivel al menos para eso. Merlyn, ya dentro de la estancia sumida en la más negra oscuridad, alzó su manos y concentró su poder en la palma de sus manos. Como si fuera una especie de sonar, comenzó a vislumbrar en su mente cada rincón de la habitación, cada obstáculo, cada antorcha… y algo más. Veía una enorme criatura en silencio dentro de una jaula. No podía saber que era o si estaba vivo o muerto, pero si sentía un aviso de peligro, su cuerpo le pedía salir huyendo de aquél lugar. Luchando contra su propio sentido de supervivencia, se centró sólo en las antorchas, siete en total. Visualizó en su mente como el fuego nacía en ellas, iluminando toda la estancia, y en unos segundos, todas las antorchas se prendieron al mismo tiempo, sustituyendo la oscuridad por luz. Merlyn abrió rápidamente los ojos al tiempo que Margoth avanzaba hacia el lugar donde sus ojos se dirigieron; una enorme jaula cuyo contenido era un gran lobo blanco. Pudo ver qué si estaba vivo, pues respiraba, pero no quería levantar la cabeza ante su visita. —¿Acaso eso es un hombre lobo? —preguntó Merlyn, sin poder creerse lo que estaba viendo. —Así es, lleva unos meses aquí, pero no hace por colaborar. Son criaturas poderosas, resistentes, veloces… y su sangre tiene un valor incalculable. Debo mantenerlo fuerte y sano para poder sacarle mayor partido, pero sólo come lo justo para no morir de inanición. Pateó la jaula donde aquél ser estaba encerrado, pero no se movió. Margoth lo observaba con odio y asco a partes iguales. Deseaba poder matarlo y extraer cada gota de su sangre, y si no ponía de su parte, usaría la que tuviera aunque su calidad fuera menor. «Ignora a ese ser maldito. Empecemos a trabajar» apremió la señora mientras se acercaba a una especie de mesa de piedra con más forma de un altar, cerca de la jaula. En ella, habían varias puntas de flecha de piedra o acero. —¿Esos objetos son los que debo imbuir? —preguntó la joven. —Así es, quiero que esas puntas de flecha puedan atravesar las corazas enemigas como si fueran papel. Voy a dejarte con ello, te doy tres horas. Y ya sabes que pasará si fallas. Sin esperar una respuesta, Margoth se dirigió a la puerta y de un portazo, dejó allí a la chica sola junto a un inmenso lobo que levantó la cabeza en el momento que la señora se marchó. Merlyn, lo observó, a varios metros de ella. El gran animal se había sentado y aunque estaba muy delgado, se apreciaba un gran porte, y al menos dos metros de largo. Tu pelaje era blanco como la más pura nieve, y sus ojos, lúcidos e inteligentes, se estaban clavando en la chica. Comenzó entonces a olfatear el aire, y tras unos segundos, una voz que no procedía de ninguna parte, comenzó a sonar en su mente. "¿Por qué una humana con sangre de elfo, estaría colaborando con esos monstruos?" Sobresaltada, observó a todas partes pero no había nadie más que el enorme lobo blanco. Dubitativa, sin dejar de observar al animal, habló: —Lobo, ¿Tú acabas de hablar? —preguntó sintiéndose tonta por ello, pero estaba segura de que había oído una voz. "Humana con sangre de orgullosos guerreros, mi nombre es Varkolak, y estoy hablando contigo a través de una conexión mental. Dime, ¿Por qué ayudas a esos monstruos? Merlyn se sentía aturdida y confusa. En los libros que había leído en su habitación, nunca había visto nada referente a que un lobo pudiera comunicarse de esa forma. De alguna manera, sentía miedo. Esa criatura era inmensa y de acercarse más, podría perder la vida de un simple zarpazo, aún así, llevaba tantos años sin hablar con nadie salvo mensajes cortos a Margoth, que no pudo evitar querer seguir hablando con él. —Mi nombre es Merlyn, y estoy aquí para aprender a usar mi magia y a aprender habilidades necesarias para la batalla. Aquél lobo, Varkolak, no le quitaba la vista de encima. Casi parecía que era capaz de ver a través de ella. "Merlyn, ¿estás aquí por voluntad propia?" Esa pregunta la hizo mirar instintivamente a la puerta, deseando que Margoth no hubiera podido oír nada, pero no detectó ningún movimiento sospechoso, por lo que volvió a observar al lobo. —No veo prudente, responder a preguntas cuyas respuestas no sé a quién le comuniques luego. Yo debo trabajar y ser perfecta para cumplir mi deuda con la casa Grimmdoth. Tras hablar, tomó la primera punta de flecha y comenzó a concentrar su poder en ella. No tenía mucho tiempo, y no quería recibir de nuevo un castigo de las manos de Margoth. El lobo, viendo la escena, volvió a tumbarse y durante al menos una hora estuvo inmóvil, hasta que cuando Merlyn estaba más centrada y casi consiguiendo su objetivo, éste habló nuevamente a su mente. “Eres una mentirosa, tú deseas la libertad igual que yo. He visto lo que puedes hacer con tus poderes, encendiste las antorchas sin tocarlas. Libérame, y te sacaré de aquí ". —No puedo hacer eso, mi castigo sería demasiado duro de soportar… Varkolak, lanzó un fuerte gruñido, e hizo que Merlyn cayera del pequeño banco de madera donde estaba sentada, dejando caer la punta de flecha en la que estaba trabajando. “Tú vida a ellos no les importa para nada. Estás presa y condenada al igual que yo. Tú morirás en guerra, y yo moriré desangrado como un simple cerdo. Soy Varkolak, hijo de un gran Rey, y si me liberas tendrás todo lo que desees. Tendrás tu libertad y podrás usar tus habilidades para lo que quieras, y no para participar en una absurda guerra donde los malditos humanos te querrán llevar como trofeo". Merlyn se puso en pie, observando al lobo. “¿Estará siendo sincero?” pensaba en su interior. Quería ser libre, volver a ver la luz del sol, ya que no había salido de la mansión desde que llegó. Siendo libre, y huyendo lejos, no debería soportar los castigos diarios de Margoth ni ofrecer falsa lealtad a la casa Grimmdoth, al reino de Zaphyria, ni a nadie más que ella misma. —¿Cómo puedo fiarme de tí? No sé qué harás si abro la jaula. El lobo parecía pensativo, no quería cometer errores. Tras meses encerrado, la esperanza de poder escapar estaba volviendo a él, sólo debía asegurarse de no ahuyentar a la chica ahora. “Elfa, quiero ser libre… si te hago daño, no lo voy a conseguir, sólo adelantaré más mi muerte. Estoy muy débil para luchar o defenderme, sólo puedo hacerte una promesa. Abre esta jaula y subirás a mí espalda, y correré como nunca antes hice. Cuando quieran darse cuenta, estaremos fuera". El corazón de Merlyn le decía que debía aceptar la oferta de Varkolak, pero su razón le indicaba que sería todo un error. Si los capturaban en medio de la huída, es posible que acabara muerta. Se le acababa el tiempo, Margoth no tardaría en regresar. Tras unos minutos, se acercó al lobo, a escasos centímetros de la jaula. —Lobo Varkolak, he pensado, y si al abrir esta puerta te alimentas de mi carne, creo que no me importa. Tienes razón en que vivo aquí contra mis deseos, y siempre he querido ser libre, pero Margoth es demasiado convincente. Me hace sentir inferior, y que mi vida es exclusivamente del reino —Apretó los barrotes con sus manos, y pegó su cabeza todo lo que pudo al frío hierro —. Lobo, ¿De verdad me darás la libertad que añoro, y la posibilidad de volver a buscar mi camino a través del Sol? Varkolak, imitando a Merlyn, acercó su enorme y peluda cabeza al hierro, casi estando ambas en contacto, volvió a hablar en su mente: “No sólo te prometo ser libre, te prometo mantenerte con vida hasta que nuestros caminos se separen. Soy hijo de reyes, mi palabra jamás será falsa. Libérame, Merlyn, y yo te liberaré a tí". Tomando por una vez una decisión, en vez de dejar que otros le digan cómo actuar y castigarla si se equivocaba, sostuvo el enorme candado que cerraba aquella puerta con sus manos, y centró todo su poder en él. Debía visualizar como el mecanismo interno se fundía. El lobo observaba apremiante como del interior del candado, comenzaba a salir humo y un tenue brillo rojizo lo comenzaba a rodear. Tras varios minutos, el candado se partió y Varkolak dió un cabezazo a la puerta, que al abrirse hizo caer de culo a Merlyn. Un segundo después, cuando aún ni había sido consciente de estar en el suelo, el enorme lobo estaba parado sobre ella, acercando tanto su rostro que podía oler incluso su aliento más profundo. “Llegó mi hora, pero no me arrepiento… es otra forma de ser libre, quizás" pensaba la joven mientras cerraba los ojos a la espera del final, pero no ocurrió. Al contrario de lo que esperaba, nuevamente Varkolak se comunicó mentalmente: “Sube, es hora de correr".
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