Rebecca subió al avión de regreso, tomó asiento y un pasajero que se sentó a su lado comenzó a hablarle sin parar, ella le respondía con monosílabos, aunque amablemente, realmente no estaba de ánimo para entablar conversación con ninguna persona, así que se recostó en el asiento y cerró los ojos, deseaba llegar y encontrarse con Ann, a pesar de que en este viaje había conocido a un hombre que le gustaba en todos los aspectos, esta vez su reunión de regreso con su amiga era tan distinta a cuando regresó a Nueva York después de su viaje a Italia y llevó a Gianluca para presentárselo a ella y a sus padres:
Ese día, casi cinco años atrás, Rebecca salía del trabajo y ya Gianluca la esperaba y al verla le dijo:
–
–Grazie, grazie –contestó Rebecca también en italiano.
–Entonces vamos primero al local de mi nuevo restaurante y después…
–Después vamos a casa de Ann, ella es mi mejor amiga y sus padres me invitaron a cenar –se apresuró a decir Rebecca interrumpiéndolo.
–Pero yo había planeado prepararte algo de cenar, aún no has probado mi –dijo Gianluca con tono de decepción.
–Oh, lo lamento, pero en realidad los padres de Ann son muy especiales para mí, ya te conté el porqué.
–Si, lo recuerdo y sé que tienes mucho agradecimiento con ellos, pero mañana eres toda mía, sin excusa alguna.
–Sin excusa alguna –repitió Rebecca.
Llegaron al local, a Rebecca le pareció enorme pero aún no estaba amoblado, él le mostró orgulloso y entusiasmado la cocina, diciéndole que allí daría rienda suelta a su creatividad culinaria.
Poco después se dirigieron a la casa donde Ann vivía con sus padres, era una hermosa propiedad rodeada de jardines muy iluminados.
Cuando llegaron, Rebecca le dijo a Gianluca que la acompañara un momento para presentarle a Ann y a sus padres. Gianluca aceptó y ambos se dirigieron a la puerta de entrada, los recibió la madre de Ann quién abrazó a Rebecca con mucho afecto, seguidamente se acercó el padre quien también le dio un cálido abrazo a Rebecca y un fuerte apretón de manos a Gianluca, cuando se hicieron las presentaciones de rigor pasaron a una sala de estar, adonde llegó Ann corriendo:
–¡Amiga! –expresó Ann con alegría al ver a Rebecca y se acercó a abrazarla.
–Hola preciosa, te presento a Gianluca –dijo Rebecca.
–Hola, un placer Gianluca –dijo Ann alargando su mano hacia Gianluca.
–El placer es mío, ya quería conocerlos, Rebecca me habló de ustedes y me hizo apreciarlos mucho.
–Ay es un encanto Becca, te felicito por tu acertada elección –expresó la madre de Ann.
–¿Becca? –preguntó Gianluca asombrado.
–Sí, nosotros le decimos cariñosamente Becca –dijo Ann.
–¿Puedo decirte Becca yo también? –preguntó Gianluca.
–Sí, claro –le respondió Rebecca.
Todos rieron y el papá de Ann anunció que la cena estaba lista, invitaron a Gianluca a cenar con ellos y cuando se sentaron a la mesa comenzó una animada charla entre todos. Al terminar el postre y el café, Ann se dirigió a Rebecca diciéndole:
–Te quedarás a dormir, ¿verdad? Tienes mucho que contarme.
–Sí, me encantaría –respondió Rebecca y enseguida le preguntó a Gianluca.
–¿No te importa?
–En absoluto –respondió Gianluca y continuó diciendo: entiendo perfectamente cuando dos chicas tienen mucho que contarse, mis hermanas y mis primas se olvidan del mundo cuando se reúnen, disfruten su velada, yo me retiro con su permiso. Y dirigiéndose a los padres de Ann agregó: la cena estuvo deliciosa y la compañía muy agradable, mi más sincero agradecimiento por su invitación.
En la puerta, Gianluca se despidió de Rebeca con un tierno beso y salió de la casa de los padres de Ann.
Mientras tanto, adentro de la casa comenzaba el interrogatorio hacia Rebecca, madre e hija se sentaron juntas frente a ella. La madre de Ann fue la primera en preguntar:
–¿Realmente es chef o sólo aficionado a la cocina?
–Es chef profesional, se graduó con honores y el plus de ser el más joven de su promoción, desde los dieciséis años estudiaba para ser uno de los mejores y lo logró, es muy talentoso –respondió Rebecca.
–Y encantador –agregó la madre de Ann, a mí me conquistó, así que te entiendo perfectamente.
–Mi papá lo escaneaba durante toda la cena –dijo riendo Ann.
–Lo noté, lo observaba muy serio, tu papá siempre me ha protegido y lo agradezco, desde que llegué aquí los tuyos han sido mis segundos padres y más aún después que perdí a los míos –dijo Rebecca bajando la mirada.
–No es momento de tristeza –señaló Ann y agregó– vamos a revisar las revistas porque los vestidos tardan meses en estar listos, tenemos que empezar a buscar ya.
Se entretuvieron mucho rato y la madre de Ann quedó encargada de algunos aspectos de la boda, realmente Rebecca aún no había decidido si contrataría a una planificadora de bodas, si se abrumaba mucho lo haría.
Por la mañana Rebecca se arregló y el padre de Ann la llevaría a su oficina ya que había dejado allá su automóvil por haber venido con Gianluca, en el camino le pidió al papá de Ann que la acompañara al altar, él se emocionó y le agradeció el privilegio, fue un momento muy emotivo.
Él le había tomado mucho cariño, Rebecca era muy buena amiga de su hija, además de haber demostrado excelentes principios desde que la conoció cuando apenas tenía doce años y Ann llegó con ella a la casa de Connecticut anunciando: .
Cuando ambas entraron a Harvard, él y su esposa decidieron mudarse a Nueva York donde iniciaron un negocio muy lucrativo, allí con ellos Rebecca inició su experiencia laboral al obtener su título en Administración, además seguramente Ann, quien también había obtenido su título en Medicina, trabajaría mucho tiempo en algún hospital de Nueva York mientras se especializaba, así que fue una excelente decisión para seguir cerca de las chicas y cuidarlas.
Al llegar al edificio de Big Support to Ethernet, la gran empresa donde trabaja Rebecca actualmente, se despidieron cariñosamente.
Al llegar a su oficina Rebecca se sumergió en sus actividades y no volvió a pensar en Gianluca hasta que le llegó un hermoso ramo de rosas rojas. La tarjeta decía: “Con todo mi amor, tu Gian”, sonrió y pensó que lo amaba mucho y pronto sería su esposa. Se obligó a retomar sus actividades porque a las tres de la tarde debía salir volando a sus clases en la Escuela de Negocios, ya sólo le faltaba un año y le aseguraron un ascenso importante en la empresa así que obtendría su título de posgrado, un cargo ejecutivo y sería la esposa del hombre más encantador del mundo. Sonrió feliz.
Lo que no supo Rebecca es que cuando Gianluca salió de la casa de los padres de Ann la noche anterior y mientras conducía, este llamo a la diseñadora de interiores que trabajaba en su nuevo restaurante:
–¿Hola? –atendió ella.
–Hola, estoy libre esta noche y quisiera revisar los planos de tu diseño –dijo Gianluca.
–Quedará precioso –contestó la diseñadora.
–¿Tan precioso como tú? –preguntó Gianluca.
–Tal vez más –dijo la voz al otro lado.
–Eso debo comprobarlo personalmente, estoy solito.
–Ja, ja, ja, con gusto te mostraré mi diseño para que le revises cada detalle –respondió la diseñadora.
–Voy en camino –dijo Gianluca acelerando su vehículo.
Definitivamente Gianluca estaba disfrutando su soltería, sí se había enamorado de Rebecca, pero esa chica astutamente lo había esquivado durante veinte días en Italia y continuaba haciéndolo en Nueva York, a él le divertía y aceptaba la situación sin problemas, había muchas chicas dispuestas a acompañarlo, así que podía esperar todo el tiempo que quisiera Rebecca, aunque no dejaría de intentarlo. Era hermosa e inteligente seguramente su familia va a adorarla, ya es tiempo de darles la noticia, pidió por voz llamar a su madre desde el teléfono de su auto y cuando le atendió, Gianluca dijo:
–Hola madre, tengo novia, el domingo la llevaré al almuerzo familiar.
–Hola hijo ¡pobre criatura!
–, estoy enamorado es una buena chica ya verás, hasta el domingo –y colgó.
***
Ann terminó su guardia y salió directamente al apartamento de Rebecca, desde que lo compró le había dado una llave y la usó para entrar, era temprano aún y Rebecca no había llegado, preparó algo de comer y guardó para su amiga.
Rebeca le envió un mensaje a Ann mientras esperaba su equipaje avisándole que ya había llegado y estaba por salir del aeropuerto, enseguida recibió respuesta de Ann quien le informó que la estaba esperando en su apartamento.
Rebecca tomó un taxi y al entrar en su apartamento se derrumbó en el sofá, Ann sirvió vino en dos copas y esperó a que Rebecca estuviera dispuesta para hablar. Lo primero que Rebeca dijo fue:
–Estamos enamorados.
–Y, ¿por qué lo dices con tanto pesar? –preguntó Ann.
–Porque está comprometido –respondió Rebecca.
–¿Cómo dices? –casi gritó Ann.
Seguidamente Rebecca le contó en detalle las conversaciones que sostuvo con Seung.
Al terminar el relato de Rebecca, Ann guardó silencio un rato hasta que finalmente dijo:
–Me parece bien que aclare las cosas con su padre, queda esperar los resultados de esa reunión para que definas qué vas a hacer.
–Sí, definitivamente ahora dependemos de esa reunión –sentenció Rebecca.
Ann sirvió más vino, se desperezó y dijo:
–Cambiando un poco el tema, Oscar ya inició su residencia en neurocirugía.
–Eso es estupendo Ann, ¿cómo vas con él?
–Bastante bien, aún no le cuento a mis padres, pero se está convirtiendo en una relación seria.
–¡Oye! Eso es maravilloso –dijo Rebecca– él es estupendo, hacen una hermosa pareja. ¿Ya te presentó formalmente a su familia?
–Lo hará el sábado, tengo guardia desde el viernes y el sábado al terminar mi turno saldremos con su papá, su hermana y su cuñado –respondió Ann.
–¿Estás nerviosa? –preguntó Rebecca.
–Mucho, cuando te presentan a la familia, se pone más seria la situación, ¿no lo crees así? –preguntó Ann
–Totalmente –dijo Rebecca y agregó: pero tranquila todo saldrá bien, no son totalmente desconocidos, los vimos en el funeral de su madre, y aunque eran otras circunstancias, en ese momento se mostraron muy amables.
–Así es, pero quiero causarles una muy buena impresión.
–Ann, eso no será nada difícil para ti.
–Cariño debo irme, me alivia sentirte más serena, de lo contrario me quedaría, pero quiero meterme en la tina hasta que se me arruguen los dedos –dijo Ann, entre risas.
–Vete tranquila Ann, hablar contigo me quitó el peso que traía, simplemente esperaré los resultados de la reunión y actuaré de acuerdo a ellos. Gracias nuevamente por ser y estar siempre.
–Lo hago con gusto Becca, te quiero. Ah, te dejé comida en el micro. Hablamos mañana, come y vete a dormir para que te recuperes aún más.
***
Un par de días después de la partida de Rebecca hacia Nueva York, Seung estaba en j***n, esperaba la llegada de su padre, estaba tenso, no lo veía desde hacía casi quince años y no sabía que esperar del señor Choi Jun (cómo le llamaba algunas veces cuando se refería a él). De la recepción del hotel le anunciaron que el señor Choi Jun lo solicitaba, notificó que bajaría enseguida y se dispuso a salir para encontrarse con su padre.
Al verlo, Seung hizo una reverencia, diciendo:
–Padre, gracias por venir.
Su padre hizo una leve inclinación de cabeza y le dijo a Seung que estaba algo cansado y que prefería ir a su habitación a refrescarse un poco, antes de iniciar cualquier conversación.
Seung accedió y le propuso encontrarse para cenar y después podían conversar.
El padre de Seung estuvo de acuerdo y se despidieron hasta entonces.
Seung volvió a su habitación con la sensación de haberse visto con un cliente y no con su padre, parecía una típica reunión para pautar acuerdos administrativos y financieros, entonces lo tomaría así, era uno de los proyectos que le planteaban a diario: recibiría la propuesta, la evaluaría y de acuerdo al plan de negocios, decidiría si invertía o no. La única diferencia es que este proyecto involucraba su futuro con Rebecca.
Tomó su teléfono y le envió un mensaje a Rebecca: “Ya estoy en j***n, mi padre llegó también, nos reuniremos esta noche, te extraño”.
Seung abrió su laptop y comenzó a revisar su correo electrónico, al poco rato ya estaba sumergido en el trabajo. Sonó el teléfono de la habitación y le informaron que en la recepción lo esperaba el señor Choi Jun, miró su reloj y eran apenas las seis de la tarde, pero respondió que en diez minutos estaría allí, colgó y se apresuró a arreglarse para el encuentro con su padre.
Se encontraron, Seung hizo la acostumbrada reverencia, su padre repitió el leve gesto de saludo con su cabeza, sin pronunciar palabra alguna se encaminó hacia el restaurante y Seung lo siguió, les asignaron una mesa, tomaron asiento, pidieron bebidas y comenzaron a leer el menú en silencio, el ambiente en la mesa era frío y distante, parecían dos desconocidos a quienes el destino los llevó a compartir una mesa para cenar.
Les trajeron las bebidas, ordenaron la comida y continuó el incómodo silencio, fue Seung, cuando terminó la bebida, el primero que habló:
–Bueno padre, como ya le dije, agradezco que haya venido hasta aquí, ahora quiero saber todo con respecto a la situación de su negocio y por qué me comprometió en un matrimonio que no deseo.
Choi Jun, aunque mantenía su actitud altiva y desafiante, comenzó su explicación:
–Desde hace varios años, las ventas por internet han estado afectando mis almacenes porque las personas tienen acceso a mercados de todas partes del mundo, incluso formé un equipo para ventas en línea, pero he tenido que disminuir drásticamente el margen de ganancias y apenas se cubren los gastos, aunado a eso han establecido un toda la ciudad una serie de tiendas de descuento con productos de Taiwán y Hong Kong que son idénticos a los míos pero a precios ridículamente bajos, eso ha inflado mis inventarios porque han bajado las ventas locales. Mi flota de camiones está paralizada en casi un 70%, no hago exportaciones desde hace ya dos años, me vi obligado a prescindir de más del 50% de la mano de obra en las fábricas porque no hay pedidos para mantener la producción y estaba pagándoles sin trabajar, los que quedan trabajan por turnos para dividirse el poco trabajo.
Su padre hizo una pausa y Seung pensó que irónicamente su padre ahora estaba viviendo en carne propia lo que les hizo pasar a los comerciantes que trataban de abrirse camino hace más de veinte años. No consideró apropiado comentarlo en ese momento, ya que necesitaba saber más, porque su padre sólo hablaba de sus pérdidas y su situación particular, aún no había mencionado a su futuro socio y sus condiciones.
Les retiraron el servicio, en realidad no le habían prestado mucha atención a la comida, volvieron a pedir bebidas y Choi Jun continuó:
–Hace poco y por medio de unos empleados que fueron llamados a trabajar por este hombre, me enteré que hay en Seúl un representante de varias fábricas chinas y es el encargado de introducir sus productos en Corea del Sur y para colmo contrata a mis trabajadores ofreciéndoles más salario del que yo les pago, el cual es muy justo ya que no se supone que los mantenga, no son mi familia.
A Seung le causan pesar las expresiones de su padre pero se mantiene callado, solo lo mira y de vez en cuando lleva el vaso a su boca.
–En fin, este hombre tiene todos los aspectos del mercado cubiertos, ya que exporta en China, importa en Corea, distribuye por todo el país y no he encontrado la forma de competir con él. Entonces me vi en la obligación de ir al banco a pedir financiamiento porque agoté todo mi capital de trabajo y los ingresos no cubren los gastos, por lo que he tenido que hacer aportes de mi capital personal para cubrirlos, ya que el banco me negó el crédito debido a que, al no producir, no tengo aval que ampare la deuda.
–Yo podría darte dinero –interrumpió Seung.
Su padre lo miró furioso y le dijo entre dientes:
–No quiero tu dinero Seung, además no sería suficiente. Decía que fui al banco y cuando me disponía a salir se me acercó el señor Bae Hyun, había oído de él en alguna oportunidad pero sin interés alguno porque nuestros negocios no tienen nada en común, sin embargo, me dijo que estaba muy interesado en hablar conmigo porque su padre había conocido a mi padre y sentía la responsabilidad de hacerme un planteamiento si yo aceptaba escucharlo. Pensé que no tenía nada que perder así que lo acompañé a su oficina donde me condujo a una lujosa sala de conferencias. Me dijo que había oído hablar sobre mi situación en el mercado y que estaba dispuesto a ayudarme porque le parecía injusto que un local perdiera sus negocios debido a la intervención y competencia desleal de un extranjero, me llamó mucho la atención su argumento y sólo asentí para demostrarle que estaba de acuerdo con sus palabras, agregó que él estaba tranquilo porque su negocio era muy competitivo en áreas muy diferentes a las mías y a las del extranjero, el insistía en llamarlo así, por lo que no supe su nombre en ese momento. Pero que había analizado a fondo mi problema y tenía una solución que salvaría mi negocio y ampliaría el mercado para él en áreas en las cuales no había incursionado aún, así que estaba seguro de que su grupo de ejecutivos comandados por su directora, quien además es su hija, lo convertirían muy pronto en un éxito. Su propuesta concreta era unir su firma con la mía, formar un Consorcio o Holding el cual será dirigido por su hija, sin embargo, para yo conservar mi firma debía aceptar que tú te cases con su hija, de hecho, el convenio de fusión contempla que dicho requisito se cumpla, caso contrario, retira su oferta y yo tengo que liquidar todo porque no me es posible sostener más la empresa de tu abuelo.
–Pero ¿por qué el matrimonio es requisito? Si realmente quiere ayudarle firman la fusión y ya –expresó Seung.
–No sé Seung, a veces pienso que si no existiera tu madre, el prometido sería yo.
–¿No le dio ninguna explicación para pedir ese compromiso matrimonial? –preguntó Seung.
–Dijo que si yo liquido mi empresa no valdría mucho, estoy en el momento justo para la fusión y ellos con toda su estructura asumirían producción y distribución quitándole el terreno ganado al extranjero porque también tienen presencia en China. El compromiso matrimonial incluye unir las dos familias además de las firmas, yo conservo la propiedad y tendré una asignación mensual para mi retiro, se supone que te cedo el control de mi negocio para la fusión pero como nunca has estado interesado, el control lo tendrá la hija de Bae, quien ya dirige la de su padre.
–¿Cómo supieron de mí? –preguntó Seung.
–Tampoco lo sé –respondió Choi Jun– solo me preguntó si estabas soltero. Este compromiso se refiere a una promesa honorable de dos familias que unen a sus hijos y a sus empresas, para beneficio de todos.
–Para su beneficio padre, yo no obtengo nada –dijo Seung.
–Obtienes que tu madre no se vea viviendo en la ruina –dijo Choi Jun– un poco alterado.
–Mi madre jamás viviría en la ruina, yo la atendería –dijo Seung.
–¿Y yo? A mendigar a la calle ¿verdad? –preguntó Choi Jun alzando la voz.
Seung lo miraba sin creer lo que había oído. “Si no me caso lo tiro a la calle a mendigar, literalmente, eso es lo que dice” –pensó Seung. Terminó su bebida y le dijo a su padre que ya era muy tarde, que por favor se vieran al siguiente día para almorzar y continuar la reunión. Choi Jun le dijo:
–De acuerdo, piensa en todo y me das tu respuesta mañana, Bae Hyun está esperando mi llamada para anunciar el compromiso.
Seung no comentó nada más, hizo la reverencia y salió del restaurante.