Prólogo
Sé que así empiezan muchas historias, pero es difícil ser yo.
Mi nombre es Leonor Habib Azalam Westborn, soy el producto de la unión de dos países que pudieron ser hermanos y, de una forma u otra, fueron separados.
Mi abuelo Amir tuvo muchos problemas para liberar a Tierra del Sol del tribalismo de sus antepasados, mientras que mi abuelo Murat se había centrado en hacer lo opuesto: en recordarle a su gente el miedo, la incertidumbre, en alimentarla con dolor y terror, y en encerrar a su pueblo en una nube de temor.
Mis abuelos eventualmente murieron. Amir en un ataque, peleando por mi abuelo Murat, que no contaba con Isam, su hermano, haciéndose cargo del reino y de sus sobrinos, devolviéndole la libertad a su pueblo, liberándolos del dolor, el miedo y las guerras constantes, asegurando la paz. Mientras tanto, Murat fortalecía en miedo y dolor su corona y preparaba a su hijo para precederlo e ir contra la casa real de Tierra del Sol.
En cuanto mi abuelo enfermó, su hijo intentó adelantar el proceso lo más pronto posible: intentó matarlo a él y usar a mi madre como moneda de cambio. Pero ella lo traicionó primero y se escapó al pueblo vecino. Les contó sus planes y firmó un trato por su libertad y la de su pueblo. Mi mamá, Layla, se convirtió en la reina de Alzhama y Tierra del Sol, y en la madre abnegada de su principal heredera: yo.
Eventualmente la farsa en la que vivían mis padres se acabó. Se divorciaron a pesar de las quejas de los más tradicionales o los más modernos de nuestro país, que decían que la división permanecería incluso veinte años más tarde. Y a raíz de eso pude disfrutar de una diversidad de mundos.
Fui criada con amor, en un hogar en el que compartí con mis medios hermanos, en medio de dos países, dos casas, dos culturas. Y comencé a ver cómo crecían estos países que recientemente se habían unido, cómo se transformaban en una sola nación y cómo, a veces, se perdían.
Pero la pregunta que todos se hacían, tanto en Tierra del Sol como en el mundo, siempre era la misma: ¿qué sería de mí? ¿Reinaría? ¿Huiría? ¿Me casarían con alguien? ¿Abdicaría? ¿O ascendería al trono? Y, de ser así, ¿qué tipo de reina sería?
Estas son algunas de las notas de prensa que me han acompañado con los años:
El príncipe del Sol y la reina Layla aseguran que, a pesar de su divorcio, la princesa Leonor —la hija que tienen en común— será educada con los valores y costumbres del desierto. Será criada para gobernar e influenciada para hacer raíces en este país.
Vale que sí, mis papás cumplieron sus promesas: la mejor educación, siempre reforzándome la necesidad del deber, el amor a la patria y la libertad.
La princesa del Sol ha cumplido diez años. Ha celebrado junto a su familia y amigos cercanos en el país occidental en el que está viviendo. La Casa Real le ha dedicado unas palabras que finalizaban de la siguiente manera:
“Esperamos que pronto elijas gobernar este país que tanto amas.”
Amo Tierra del Sol y Azhalam, no hay duda de que los amo. Sé lo que significa el trono para todos en mi familia. Soy consciente de lo que han renunciado y perdido a costa de él. Entiendo que mi mamá voló malherida en un helicóptero que no estaba segura de cómo volar, que mi madrastra tuvo que aceptar una segunda esposa, que mi padrastro y mi mamá esperaron años para estar juntos. Sé que todos han antepuesto el reino sobre sus necesidades, y es obvio que algún día me va a tocar a mí hacer lo mismo.
La princesa Leonor ha cumplido dieciocho años, y la pregunta resuena cada vez más: ¿qué elegirá su majestad, volver a su reino o continuar en el extranjero?
Spoiler alert: a los dieciocho nadie está listo para gobernar, pero complacía a mis papás y, en lugar de ir por diseño de modas como quería, me fui full política y gobernación.
La princesa del Sol se ha graduado como relacionista internacional, en Ciencias Políticas y Leyes Internacionales, convirtiéndose en la mujer más preparada para alcanzar el cargo de jefa de Estado en su país natal, Tierra del Sol.
Aprendí también que lo que mi familia estaba haciendo era muy noble, que todos habían logrado darle mejores condiciones a la gente que habitaba nuestro país, pero no pude dejar de pensar que lo estaban comercializando y vendiendo por pedazos, incluso si esa no era su intención.
La princesa Leonor ha estallado las r************* en un viaje por el Mediterráneo junto a sus dos hermanos mayores y sus tres hermanos menores. Se ve a la princesa en un vestido de baño naranja neón exhibiendo su figura a bordo de un navío en el Mediterráneo.
Ya una no puede divertirse, la verdad. Pero sí, uso vestidos de baño, tomo el sol, me saco la arena si se me mete y me baño. Espero no se queme el mundo por eso.
La princesa Leonor ha regresado a Tierra del Sol para formar parte de la milicia, como parte de su preparación para ser gobernadora del país.
Seamos realistas: si voy a gobernar, si soy una mujer, nadie va a perdonarme nada. No faltará el primer idiota que quiera ponerme un arma en la frente. Bueno, soy una princesa, pero no puedo gobernar con flores, y más me vale saber activar bien un arma.
La princesa del Sol, Leonor, ha culminado todo tipo de educación y preparación, pero se rumora que no quiere gobernar. Tanto el rey Kamal como la reina Layla han dejado ver su preocupación.
No es un rumor, se los aseguro. No quiero, no estoy interesada en la presión, en el estrés, en la lloradera de que soy mujer, porque lo soy y estoy feliz de serlo.
La princesa del Sol ha adquirido una consejera, lo cual preocupa al consejo gubernamental. La misma es su mejor amiga desde la infancia: Alice Vidal Murdolk-Mondragón, una mujer occidentalizada que estudió junto a la princesa Ciencias Políticas y que recientemente ha renunciado a su cargo como asesora política en Mainvillage.
Y sí, es cierto, porque vemos el mundo diferente. Y a veces, en aquello en lo que estamos de acuerdo, tenemos completamente la razón. Alice me ha enseñado algo que creo que nadie podría haberme enseñado: el contacto con la gente es importante para liderar.
Todos tenían la misma preocupación: en sus escuelas se enseña inglés, y en sus trabajos también, porque ese es el idioma del turista que recibimos. También español, y dan idiomas gratis para que sea más cómodo para el turista.
Los dueños de las grandes empresas son todos extranjeros y, de una forma u otra, imponen su cultura, sus reglas, sus deseos sobre los de nuestra propia gente. Hay urbanizaciones especiales para esa gente que viene a trabajar aquí. Un pueblo se llama Mini-Mainvillage, y no me queda claro si es del gobierno o una sede en el extranjero.
Todos se casan, menos la princesa Leonor. La princesa ha demostrado su “incapacidad” para encontrar o elegir un marido, ya sea por amor o por conveniencia.
Queridos periodistas: no estoy discapacitada. Solo no es mi prioridad. Encontrar marido no estoy buscando, y elegir, tampoco. No quiero enamorarme y tener que pedirle a mi marido que sea mi esposo de silla o lo que sea que hace mi tío Lorenzo cuando mi tía Farah ha reinado. No quiero eso. Si voy a hacerlo, la atención estará sobre mí.
Así que no quiero redundar, pero no es fácil ser yo.
¿Incapacidad para casarme? ¿Qué putas quiere decir eso...?
¿Se los cuento aquí o en otra historia?
Porque yo soy la nieta de un dictador, su única descendiente con pase directo a gobernar. Mis hermanos no quieren hacerlo, no están interesados y pueden decir que no porque son totalmente libres. Quién lo diría: es muy probable que mi abuelo dijera que yo estaba “discapacitada” para ser reina por ser mujer, y menos si la hija era mía. Pero soy la opción que les lleva la esperanza al pueblo, a mi familia y a mis padres.
Los reuní a todos en el palacio, mis tíos y tías estaban esperándome junto a mis abuelos y mis padres cons su respectivos esposos, todos estaba esperando desde hace unos minutos. La primera en verme y en hablar fue por supuesto mi madre quien no estaba de acuerdo.
—Leonor, ¿qué estás vistiendo? —pregunta mi madre.
—¿Para qué nos reuniste, hija? —pregunta mi padrastro, y sonrío.
—Es un traje de mujer oversize —respondo—. Ando un bra abajo, pero es invisible.
—Se te ven las tetas, por el amor de Dios, no salgas con eso —pide mi tío Ellis, y todos en la mesa ríen.
—Quería anunciarles que no voy a casarme —respondo, y todos comparten una mirada.
—He decidido reinar sola, sin marido. Lo haré lo antes posible, para poder salir de esto y dedicarme a mi vida.
—¿Leonor, eres lesbiana? —pregunta mi papá, y todos lo miramos incrédulos.
—No, y tampoco soy virgen —respondo, y mis amigas niegan con la cabeza. Mi tío se sacude, y mi mamá da un par de golpes en la mesa para que la atención vuelva a ella.
—Estoy fascinada con tu modernidad y tu fantasía, pero no vas a salir así a reinar. No vas a hacerlo sola, y necesitas dejar de hacer lo que te da la gana.
—Voy a reinar desde Azhalam, tú tranquila —respondo, y todos me ven como si hubiese enloquecido—. Voy a devolverle la grandeza a Azhalam, voy a fortalecer nuestras creencias, las de nuestros antepasados y los sueños del gran rey Murat y Amir
—Leonor, mi papá era un dictador —dice mi madre.—¿Entendiste que tu abuelo era un tirano?
—Por eso quiero seguir influenciada por la libertad de la democracia —respondo—, pero sería muy feo tener que dividirnos o pelearnos.imagínate una guerra significa que tengo que matar a uno de mis tíos o los dos.
Amir y zair me preguntan si creo e verdad que en una batalla puedo matarlos.
—Duermes en la cama con mi mejor amiga puede que este sea un plane laborado para acabar contigo, de todas formas no voy a ir a una plazoleta lo podría hacer aquí y ahora —respondo y señalo con la mirada la copa, mi abuela aparta la copa de vino que tiene en frente.
—No naciste para ser una villana —comenta mi madrastra—. Siéntate y piensa lo que estás diciendo.
—En este momento se está anunciando mi candidatura y mis deseos de alcanzar los sueños de mi abuelo —digo, levantándome.
—Leonor, ¿qué hiciste? —pregunta mi abuelo, muy molesto. Amir le pregunta a Alice si sabía algo de esto, y mi madre no para de preguntarse si me volví loca.
Casa Real comparte un video de la princesa Leonor para sus súbditos:
“Mi nombre es Leonor.
Soy nieta del gran rey Murat y del gran rey Amir, dos hombres tan distintos como fuertes y amados por su pueblo.
Creo en los esfuerzos de mi familia por unirnos, porque esta unificación nos hace muy fuertes. Nos ha convertido en una nación grande e importante, pero con esa visibilidad vienen nuevos retos y riesgos que estoy dispuesta a afrontar.
Durante mi reinado, si me eligen, no voy a tolerar la gentrificación, la desigualdad social ni la modernización excesiva.
Comparto las ganas de libertad y de crecimiento de mi abuelo Isam, pero creo en la filosofía del rey Murat, quien decía que Azhalam era una tierra designada a crecer por sí misma y para aquellos que la habitan.
Por eso pondré un alto a la globalización y a la venta de nuestros países, y me concentraré en el crecimiento de nuestra gente y nuestro pueblo.
El progreso que no incluye a la gente del desierto es un pedazo de tierra ganada para los ricos.
La gente de Azhalam, Tierra del Sol y Ramal son mi responsabilidad a partir del día de hoy.
No voy a detenerme hasta regresarles su grandeza.”
—Leonor, ¿qué diablos acabas de hacer? —pregunta mi padre, enojado.
Sonrío y me pongo en pie.
—Estoy haciendo caso —respondo—. Voy a gobernar, pero a mi modo.