capítulo 31

1417 Palabras

Sangre que se pudre Samuel Nunca me gustó perder. Y mucho menos cuando el juego parecía ganado desde el principio. Camila no era más que un error de borrachera, una distracción en medio de mis frustraciones con Marcela y su maldito útero vacío. Pero esos hijos, esos bastardos que ahora ella pretende proteger como si fueran joyas imperiales, podrían haber sido la solución a todo. Hasta que apareció ese tal Caleb, metiéndose como perro guardián en lo que no le corresponde. Me levanté esa mañana y vi el mensaje de Marcela en mi teléfono: “Tenemos que hablar. Encontré una pareja interesante.” No me explicó más. Solo la dirección de una casa en una zona residencial discreta, lujosa, donde los secretos se esconden bien. Al llegar, ella me esperaba en la puerta. Parecía más compuesta que de c

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR