1- HAY DECISIONES QUE MARCAN TU VIDA PARA SIEMPRE
Despierto en una nebulosa mental, mi cabeza quiere explotar, ¿cuánto bebí anoche? Me remuevo en el colchón de la pequeña cama tratando de acomodarme mejor, pero me es difícil debido al cuerpo grande y musculoso que se encuentra a mi lado, ¡hay un hombre en mi cama! no puedo creer que haya traído a un completo desconocido a mi habitación, necesito salir de aquí ahora mismo así que salto de la cama todavía mareada por el alcohol, pero mis ojos se abren de par en par con un jadeo y pongo ambas manos en mi boca para no soltar un grito al darme cuenta de quién es el perfecto espécimen que duerme plácidamente en mi cama ¡es el jodido Thadeus James Cooper! ¡T.Coop, sensual y perfecto T. Coop está en mi cama! ¿Cómo diablos fue que terminé en la cama con el hombre más deseado del planeta?...
CAPÍTULO 1
Imagina tener un fuerte crush por uno de los hombres más deseados en el mundo; sexy, rico, famoso, exitoso, talentoso a más no poder, número uno en las listas de hombres más guapos del planeta por años seguidos, ahora imagina poder conocer de forma íntima a esa criatura perfecta de la que has estado locamente enamorada desde que recuerdas, que por cosas del destino, un día cualquiera pudieras tener la oportunidad de vivir un tórrido romance con ese ser espectacular, pero para salvaguardar la integridad de lo vivido no poder decírselo a nadie. Aunque parezca increíble, a mi me pasó y lo más asombroso de todo fue que luego de la despedida, él volvió por más…
Desde niña soñaba con encontrar el amor de un verdadero príncipe encantador, si, lo sé parece una tontería, pero soy una romántica empedernida. Y aunque deseaba con locura tener mi historia fuera de este mundo, tenía claro que no podía ser con cualquiera, quería todo lo que las princesas de cuentos habían conseguido, el único y verdadero amor, no quería conformarme con cualquier cosa, quería la vida y la relación perfecta; mi hombre ideal tenía que ser económicamente estable o al menos estar trabajando en ello, guapo, protector, amable, fuerte, valiente y lleno de gallardía, estaba obsesionada con las historias con finales felices y novelas románticas llenas de héroes valientes que harían cualquier cosa por la mujer que amaban, anhelaba una historia de amor donde el galán llegaba en el momento justo a salvar a la doncella en apuros, o, a su familia como el Sr Darcy; estaba enamorada del amor y quería una historia espectacular, digna de un libro, que fuera tan fuerte y emocionante que pareciera un historia de cuento de hadas.
En cambio, me embaracé a los 18 años del tipo más inmaduro, irresponsable, mentiroso, e infiel de todo el planeta tierra; Jack Tyler, la peor elección en el mundo, me dejé cegar por su encanto y belleza, es que... era joven e inexperta y caí en su maraña de mentiras sin pensar en las consecuencias. Viniendo de una familia tan tradicional como la que tenía, fuimos obligados por mis padres a casarnos sin importar que tan sólo éramos unos chiquillos y todo porque mi madre jamás aceptaría que su única hija criara un hijo siendo soltera o que Dios no lo permitiera, viviera en pecado con el susodicho padre de la criatura.
Todo el asunto fue muy agridulce, porque mi hijo se convirtió en la luz de mi vida, pero estaba a punto de comenzar la universidad, quería ser doctora y viajar por el mundo ayudando a los pobres y desamparados, pero gracias a mi irresponsabilidad, todos mis sueños se fueron al traste en cuestión de horas, no estaba preparada para tanta responsabilidad pero tuve que ponerme los pantalones de niña grande y enfrentar las consecuencias de mis actos; aunque no todo fue malo porque la vida me bendijo con un niño tranquilo y dulce que hizo que las cosas fueran fáciles para mí, cosa que no hizo su padre idiota. Inmediatamente pude dejar a mi hijo en una guardería, logré con mucha dificultad terminar una licenciatura en literatura y lenguas mientras, también trabajaba cómo cajera en un supermercado a medio tiempo y gracias a que vivíamos en el sótano de mis suegros no pagábamos renta y no teníamos tantos gastos, así pude terminar de estudiar y luego conseguir un empleo estable cómo maestra de escuela primaria con el que por fin tuvimos un poco de independencia y saqué a mi hijo adelante, ya que mi irresponsable e inmaduro marido era incapaz de hacer algo productivo con su vida o conservar un trabajo con el que pudiera ayudar a proveer a su familia; así que tuve que hacerme cargo no sólo de mi hijo, sino también de un esposo inútil y cargoso, no tengo excusa más que era joven y estúpida y conservaba la esperanza de que el tipo cambiara, al menos era guapísimo a más no poder y estaba bien dotado y con eso me mantenía aferrada a una absurda esperanza de cambio, supongo que la calentura de la juventud y la falta de amor propio me hizo quedarme en una relación tan tóxica como la que teníamos.
Hasta que a mis 24 años murió cualquier esperanza que tuviera de que mi esposo cambiara cuando lo encontré en la cama con otra mujer; salí temprano de trabajar debido a una epidemia de piojos entre mis alumnos y decidí ir a casa para pasar un poco de tiempo de calidad con él y al abrir la puerta de nuestra recamara, me recibió el primer plano de su culo pálido empujando su asquerosa polla dentro de una tipa que tenía a cuatro patas en nuestra cama dándole tan fuerte que lo único que podía pensar en ese momento fue, que iba a partirla en dos, estaba pasmada, no sé si por la imagen ante mí, o por la rabia de que el maldito estuviera con ella en nuestra cama, una cama que yo pagué, una maldit4 cama que compré con s4ngre, sudor y lágrimas y que ese hijo de su grandísima madre a quien por cariño y respeto no quiero insultar, profanó; profanó mi lugar de descanso sagrado, contaminando mi colchón con el culo sucio de su amante cinco años menor que yo, una estudiante de arte a la que conoció en el bar donde trabajaba cómo barman (esto lo supe después, cuando me enteré de todas sus traiciones). Mi primer impulso fue golpearlo hasta terminar con su mugrosa existencia, pero estaba tan cansada de lidiar con todo y supongo que en el fondo necesitaba una buena excusa para deshacerme por fin de él, así que solo salí de la habitación bajo la mirada asustada del traidor y su amante y me fui a casa de mi madre no sin antes recoger a mi hijo en la escuela.
Por supuesto que mi comprensiva madre me recordó la importancia del matrimonio y que los hombres eran así, que dejara de ser tan dramática y volviera a mi casa junto a mi esposo, cosa que hice porque al final era yo quien pagaba la renta, era yo quien había comprado cada cosa que había en el lugar, así que quien tenía que largarse era ese inútil; antes de irnos traté de explicarle a mi pequeño de seis años que mami y papi no estarían juntos de ahora en adelante y que no era su culpa. Pero para mi sorpresa, él sólo respondió:
—Espero que se vaya definitivamente, no lo necesitas.
Me impresionó su reacción porque a pesar de que mi marido era un vago mantenido, cómo padre siempre fue amoroso y atento con su hijo, pero no se puede tapar el sol con un dedo y supongo que mi hijo se daba cuenta de que su progenitor siempre fue una carga para mi.
Por supuesto al volver a casa él hombre trató de justificarse y culpó a la chica por haberlo incitado a serme infiel y luego de llorar arrodillarse y rogar perdón y prometer que no lo volvería a hacer, al ver que yo no iba a ceder decidió culparme por su mal comportamiento, ya que según él, yo lo había descuidado y por eso tuvo que buscar en otro lado lo que yo no le daba, pasó por varias etapas de la ruptura en cuestión de minutos pero al ver que yo seguía sin ceder y que estaba determinada a terminar nuestro matrimonio y separarme definitivamente no tuvo más remedio que aceptar la derrota, recoger sus cosas y largarse Dios sabe a dónde.
Por supuesto que fui yo quien tuvo que pagar por el divorcio con mis ahorros y luego tratar de comenzar una nueva vida sola con mi pequeño hijo.
Pero al final no todo fue malo, me había quitado ochenta kilos, veite gramos de encima y aunque estaba tranquila por fuera, seguía llena de rabia por dentro y al no poder hacer nada debido a mis responsabilidades la única forma que encontré de canalizar mi ira y mi frustración fue escribiendo un libro que llamé “No eres tú, soy yo” donde me desahogué y con mucho humor n***o me burlé de él, de mí y de nuestra relación través de anécdotas y experiencias de pareja propias y otras que escuché de amigas y conocidas; luego, sin ninguna expectativa lo envié a una editorial, ¿qué era lo peor que podría pasar? ¿Qué me rechazaran? Pero resulta que a la editora le pareció tan entretenido que decidió darle una oportunidad, un par de meses después el libro había sido lanzado y al público femenino le pareció tan bueno que, en poco tiempo, había ganado tanta popularidad que la editorial decidió firmar un par de libros más de contenido similar e hice dinero de verdad con el que pude pagar el anticipo para un departamento propio y pude mejorar la calidad de vida de mi hijo y enterrar las cosas malas del pasado.
El problema llegó cuando luego de cumplir con la última entrega me pidieron más contenido, ya no quería escribir más acerca de cómo los hombres destruyen tu vida y relaciones frustradas, estaba harta del tema, fue como si algo dentro de mí se hubiera apagado, supongo que cuando escribes por gusto y pasión las letras fluyen solas, pero cuando se convierte en una obligación, la musa simplemente te abandona en el momento en el que menos lo esperas y todo se va al traste. Al estar en paro no estaba generando dinero, pero mi buena cabeza me mantuvo a raya porque aunque escribir me daba una entrada de dinero bastante buena, había conservado mi trabajo de maestra de escuela así que mientras recuperaba la inspiración, lo que ganaba en mi trabajo me alcanzaba para pagar los gastos y vivir decentemente; ya que mi hijo solo contaba conmigo porque mi ex aunque esporádicamente luego de la separación aportaba para las necesidades de su hijo no era mucho lo que se podía contar con él, no había cambiado nada, creo que se portaba peor, parecía un completo prostituto rodeado de mujeres, una diferente cada semana, pero siempre volvía a mí y lo más vergonzoso era que yo lo recibía en mi cuarto cada vez, no por amor o verdadero deseo, simplemente era cómodo para mí cómo dicen por ahí “como rascarse una comezón”, cuando teníamos ganas se quedaba conmigo y luego de una ronda de sexo nos despedimos sin ninguna promesa lo que me evitaba buscar una pareja porque no quería desperdiciar tiempo valioso en una relación.
Ahora a mis 27 años, luego de lograr hacerme un nombre cómo escritora, estoy estancada y no he logrado escribir una sola letra en meses y mi editora me rompe los ovarios insistiendo que necesita que escriba algo pronto o perderé el apoyo de la editorial, necesito ideas y mi cerebro no colabora.