Capitulo 3. ADN

1270 Palabras
Trató de alejar el recuerdo de ella, bah de ellos pero era inútil. Los recuerdos eran algo tortuoso para su cuerpo, por eso evitaba pensar en ella. Nunca había tenido semejante química s****l con otra mujer en su vida. En ese momento estaba con su pantalón pijama de seda viendo por la ventana de cristal las luces de la noche de Manhattan. Después del breve encuentro que tuvieron quedó intranquilo, sentía que algo no cuadraba. El hecho de sentirse culpable por lo de la carriola no ayudaba, MIERDA. Le pasaba por metido. Debería haberla dejado allí e irse. Que los muertos descansaran en paz, pensó. A fin de cuentas para zombies estaba The walking dead. Y ella estaba, para él, muerta y enterrada. Maldijo al destino que volvió a cruzarla en su vida. Ella lo enfureció, esa era la verdad. Después de todo lo que habían pasado tenía el descaro de confrontarlo, faltaba más. No sabía que esperaba de ella, pero esa actitud NO. Eso era seguro. Pensó en buscar una nueva carriola y enviársela. Entró por internet, eligió un modelo que le pareció adecuado, aunque sabía muy poco sobre niños, y colocó su dirección junto con los datos de su tarjeta black para el pago. Supuso que la recibiría al día siguiente. Mientras concluía la compra analizaba el motivo de su incomodidad. Él eventualmente se iba a casa con Nicole Sánchez (la mujer que acuso a Stormy de robo) y su vida continuaría. ¿Porque su mente le jugaba esa mala pasada? Para ser honestos no era la primera vez que pensaba en ella aunque hacía un enorme esfuerzo por mantener el recuerdo bien enterrado y alejado de su mente. Se levantó y empezó a dar vueltas por su casa hasta que pudo identificar lo que le estaba molestando . Maldijo en árabe, se cambió colocándose un Levis y una chaqueta de cuero, tomó su celular y sus llaves y salió del apartamento. —Disculpa lo de hoy querida, pero este trabajo es importante para mí, no puedo arriesgarme a perderlo...— dijo Trish. — Disculpa tú que caí de imprevisto, pero el asilo necesitaba lugar para mujeres en situaciones más precarias que la mía...— y hasta que obtuviera un cheque para pagar el hotel asignado por servicios sociales quedaría en la calle sino. — Perdona tú, pero mientras Jared estuvo aquí lógicamente no había lugar sino te hubiera recibido antes — dijo y la abrazó. Jared era el ex de Trish. Stormy había estado cuidando a una señora que murió, así que debería buscar un nuevo trabajo también. Y una guardería, no en todos los trabajos permitían llevar a los niños como en su empleo anterior. Lamentablemente, gracias a 'Nicole Sanchez' y su falsa denuncia de robo fue puesta en la lista negra de las agencias de niñeras. Maldita zorra adinerada y malcriada. Aunque no sabía quién realmente la acusó con la agencia, dudaba que fueran Seven o Miranda (sus antigüos empleadores) ellos parecían realmente apenados pero ante el escándalo de la novia de su amigo no tuvieron otra opción que despedirla. Más cuándo él la respaldó. Ella era huérfana, Trish había sido su compañera en la casa de acogida. Lamentablemente no tenía muchas personas a las que recurrir. Su tía, había muerto hacía tiempo. De su madre no supo más desde que la abandonó y nunca supo quién fue su padre. Trish poco después se fue, pues tenía una cita con un muchacho de la oficina, y ella acostó a la bebé luego de darle el pecho. La miró dormir agradecida a pesar de todo. Ella era la única familia que tenía. Aparte de Trish que era como una hermana que le regaló la vida. Pensó que podía ver algunas búsquedas laborales en la computadora que le dió Trish, cuando sonó el timbre, ¿sería su amiga que se olvidó algo acaso? Fue hacia la puerta, y en cuanto la abrió se arrepintió, quiso cerrarla pero él era más grande y fuerte. El finalmente logró su cometido. — ¿ Que haces aquí? — le dijo ella de mala manera mientras cruzaba sus brazos y él se acercó cruzando el umbral de la puerta. A pesar del tiempo pasado el ambiente se cargó de tensión s****l. Ella lo miró a él, que parecía salido de una revista, aún con jeans y se vió a ella con un sweater roto y pantalones deportivos viejos. Las diferencias no podían ser más evidentes. — ¿ Dime tú? — respondió él altanero. Ella se quedó callada mirándolo agitada. Él no pudo evitar mirar su pecho que subía y bajaba, y se sintió caliente como un adolescente cachondo ¿Tendrían leche? Una imagen para nada inocente se cruzó por su cabeza. Intentó enfocarse en lo que lo había convocado allí pero lo único que quería era ponerla bajo él sobre el sofá, MIERDA. Ella siempre le había parecido un poco inocente, no sabía cuánta experiencia tenía cuando estuvieron juntos pero a pesar de lo que pasó posteriormente y su obvia química s****l nunca le había dado la vibra de una chica que anduviera de cama en cama, y él conocía muchas así. Stormy no sabía que pretendía él allí. ¿Habría notado el parecido entre él y la niña? Ella era pelirroja de ojos verdes y su niña, castaña de ojos oscuros. Ella pensaba negarselo a muerte obviamente, pero él podría pedir un ADN ¿Y si le sacaba a la niña? La posibilidad estrujó su corazón. — ¿Dónde está tú hija? — un escalofrío recorrió la columna vertebral de Stormy. — ¿ No tienes más para hacer, estar con tu amante de turno o con NICOLE??? — dijo ella con una sonrisa fingida—. Haz el favor y vete por dónde viniste... – NO — respondió él con firmeza mirándola a los ojos y ella, contra su voluntad, empalideció. Se sintió completamente insegura y a merced de él. — Me dirás la edad — dijo, y no era una pregunta. Se lo veía amenazante pero ella se mantuvo firme aunque quería salir huyendo, a quién quería engañar... Ella levantó la barbilla. — Veinticinco — dijo y sonrió autocomplacida, pues esa era su edad por supuesto. Él se acercó peligrosamente, y ella tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no retroceder. — LA BEBÉ, QUE TIEMPO TIENE LA BEBÉ — Le gruñó cerca de la cara. Ella no le respondió. Y como dicen, el que calla, otorga. — Cinco o seis meses ¿no? — arriesgó él. Ella sintió como si viera toda la escena desde afuera. — Siempre fui cuidadoso, pero supongo que los accidentes ocurren ¿no? ...aunque claro, el chico de la piscina también te coqueteaba y tenía cabello y ojos oscuros así que quien sabe — dijo él y se encogió de hombros. Ella no pudo evitar y su mano voló dándole una bofetada. — COMO TE ATREVES — Le dijo roja de furia. Él se tocó la mejilla con cierta sorpresa. Pero luego sonrió. Ahí estaba su respuesta. Ella aspiró con furia y el tomó sus brazos y la acercó a él, partiendole la boca de un beso que los dejó temblorosos a los dos. — Sabes que si quisiera podría tomarte ahora mismo sobre ese sofa y cooperarias gustosa... Dijo él mirándola de forma elocuente. Ella lo miró sin decir nada. Él la soltó y fue hacia la puerta pero antes de abrir se volteó y dijo con voz firme, — Tienes tiempo para pensar en decirme la verdad hasta mañana, sino pediré una prueba de ADN para comprobar si la niña es mía
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