Una hora y media más tarde, como la señora le había indicado, Andrew se quedó hasta la última parada del autobús, y el chofer asumiendo que el muchacho se dirigía a la mansión, muy amablemente le señaló la dirección que debía seguir para llegar a la enorme vivienda, puesto que él conocía a todas las personas que se bajaban en la última parada, y al ver el rostro tan "perdido" del chico, era lógico que era la primera vez que iba y que además, juzgando por su apariencia humilde, podía jurar que nadie iba a venir por él para darle el aventón, razón por la cual debía prepararse porque la caminata que le esperaba iba a ser larga. Dos horas transcurrieron y un sediento Andrew llega a la susodicha mansión, le parecía una locura lo alejada que se encontraba... al parecer la construyeron sin pensa

