CAPÍTULO 1: EL PARAISO DE MEREK
PRÓLOGO
El mundo puede ser un paraíso para unos o una película de terror para otros, eso depende como deseamos vivirlo. Quizás digas que a veces deseamos un paraíso y por cosas de la casualidad entramos a una pesadilla que parece sacada de una película de terror, sin embargo a veces somos los que propiciamos tal fin o también son cuestiones meramente de los procesos de la vida, como lo es un día que comenzó soleado y por la tarde se desató una tempestad. Es un proceso natural, o somos causantes de nuestras desgracias. Como sea que fuera, la vida tiene muchos matices, y hay que aprender a vivir con ellos y sacarle lo bueno que tenga.
Laguna de Cristal es una novela corta que trata de explicar el hecho de que podemos vivir en un paraíso siempre y cuando dejemos atrás el pasado doloroso, pero los protagonistas desatan una horrorosa pesadilla al tratar de perpetuar solo las cosas buenas de la vida sin tener en cuenta que en ellas también podemos encontrar cosas malas que son complementos para construir nuestro futuro.
Entre el suspenso y el horror que se mueven en esta historia, Dios es un personaje que trata de dar dirección, aunque poco comprensible para el receptor. Él siempre será un aliado para los que buscan la verdad que se oculta entre los bosques que están cerca de la laguna, el lugar donde todo comenzó.
Más allá de ser una novela de horror, entre línea hallamos profundas enseñanzas de la vida que debemos tener en cuenta para nuestro crecimiento integral. De esta manera podemos sacar provecho de cosas horribles para formar cosas hermosas en nuestra vida.
CAPÍTULO 1: EL PARAISO DE MEREK
El amor llega sin avisar, cuando uno menos lo espera. Aquella mañana de primavera, Miriam, hermosa joven de cabellera larga que parecía danzar con el viento, montaba su bicicleta por los alrededores de la laguna, y sin darse cuenta que más adelante estaba un joven de pie con un cuaderno en la mano dibujando el esplendor de aquel lugar, lo chocó cayendo ella a un lado y la bicicleta al otro, mientras que él retrocedió unos pasos, pero no cayó al suelo. Viéndola tirada en el suelo, la fue a socorrer. Allí nació una historia de amor entre Miriam y Anthony Roes, un joven abogado quien para ese entonces tenía 24 años. Su amor fue creciendo día a día hasta que un año después se casaron en el mismo lugar donde se conocieron, sin embargo Miriam era una mujer posesiva, ahuyentando a toda mujer que se le acercara a su marido, tanto fue así que obligó a su esposo a despedir a su joven secretaria y que contratara a una mujer mayor. Muchas veces ella influenciaba en las decisiones de su esposo no siendo ella abogada como lo era él. A pesar de todo, Anthony no veía con malos ojos que su esposa se comportara de esa forma, ya que la idealizó tanto que la miraba como alguien perfecto que siempre tenía la razón.
Era una tarde de invierno, los últimos rayos de aquel sol débil se asomaban entre grandes nubes que decoraban el cielo. En un banquillo sentado estaba Anthony, que cada tarde se sentaba frente a la laguna congelada donde patinaba su bella esposa Miriam, que amaba danzar en aquella expansión de hielo con sus patines. Mientras ella patinaba, Anthony la dibujaba en las poses más armónicas. De vez en cuando él le sonreía y ella le respondía lanzándole un beso. En uno de los giros que ella realizó bruscamente cayó al suelo frío de la laguna y el hielo se quebró haciendo que Miriam cayera al agua. Al escuchar el grito de su esposa, Anthony corrió a socorrerla, pero al llegar al lugar ella se había sumergido, las corrientes de la laguna la habían arrastrado por debajo del hielo. Siguiendo a su amada a través del hielo, intentó varias veces con desespero romper el hielo, pero fue infructuoso. La angustia se apoderó de él, quien gritaba pidiendo ayuda para poder salvar a su esposa y de sus ojos brotaban lágrimas de dolor al mirar como aquellas aguas frías le arrebataban a la mujer que más amaba en la vida. Su corazón palpitaba de terror al mirar que la muerte le arrancaba un pedazo de su alma. Anthony pudo ver el último suspiro de su amada mientras se sumergía en la inmensa laguna de cristal.
UN AÑO DESPUÉS
Ese año el invierno se había retrasado, apenas aquella noche empezó a nevar, y todo se pintaba de blanco. La calma de la noche se interrumpió por el grito de una mujer que se escuchaba cerca de la laguna, en la parte boscosa. Aquella mujer joven, con saco de lana roja y pantalón n***o huía de alguien que la perseguía entre el bosque. Al llegar a la orilla de la laguna ella suplicaba que no le hicieran daño, pero aquella figura humana se lanzó sobre ella y la tiró a la laguna. Al tratar de salir de allí, fue halada por su cabellera larga nuevamente a ser sumergida, trató otra vez de levantarse, pero fue sujetada hasta hundirla y de allí no salió más.
A la mañana siguiente unos lugareños que pescaba en la laguna se percataron de un c*****r flotando que estaba desnudo y con los ojos arrancados. De inmediato los dos pescadores informaron por vía radio a la policía, quienes se hicieron presente y con medicina legal sacaron el cuerpo del agua.
En todo aquel lugar cayó un pavor sobre los habitantes de ese lugar, ya que jamás se había presentado un homicidio, el cual fue corroborado por medicina legal.
CUATRO MESES DESPUÉS
En una ciudad pequeña llamada Merek, conocida por sus grandes parques naturales que florecen en primavera, donde se recrean las familias entre los grandes árboles y hermosas flores, una ciudad mágica y acogedora donde vivía Luisa Beltrán una joven de 19 años, cabello n***o y corto, ojos café oscuro y piel canela, quien pasaba en los bellos parques tomando fotografías a todo lo que ella consideraba bello. Su amor por la fotografía nació desde pequeña cuando su madre la llevaba a los parques a ver las hermosas flores y tomarles foto. Luisa es la menor de tres hermanas, siempre es criticada por ellas porque no se relaciona con nadie y pasa mucho tiempo a solas encerrada en su cuarto con su gata Hinata o en los parques tomando fotos. Su padre Manuel Beltrán un viudo desde hace diez años, trata cada vez que puede de persuadir a su hija Luisa de que estudie derecho y siga sus pasos como abogado, pero ella solo le interesa la fotografía.
Esa tarde de primavera, llegó Manuel a su casa donde vivía con sus tres hijas, entró a la sala y las convocó para informarles algo importante:
- ¡Hijas mías! Claudia, Melisa y Luisa. Tengo que contarles algo.
- ¡Que sean buenas noticias papá!- le dijo Claudia amugando la cara.
- ¡Son las mejores!- contestó él.
- ¡Cuéntanos rápido! – le apresuró Melisa, mientras Luisa se acomodaba en el sofá mirando a su padre a la espera de lo que iba a decir.
- Está bien ¡Me gané en un juego una cabaña cerca de la laguna! – dijo con tanta alegría, pero todas se miraron entre ellas sin emoción, entonces Claudia y Melisa se tumbaron en el sofá al lado de Luisa.
- ¿Por qué no están contentas? Es un paraíso. Un lugar acogedor.
- Ese no el problema papá ¡El problema es que tú dices que bajas dejar las apuestas y sigues! ¡Nosotras no queremos nada que venga de tu vicio!– le contestó muy molesta Claudia.
- ¡Exacto! Desde que murió mamá te metiste en ese vicio y siempre dices que ya lo dejaste, pero siempre te delatas. – dijo Melisa.
- ¡¿Y tú no me vas a regañar también!? – Manuel le preguntó a Luisa con un poco de enojo.
- No. Tú eres grande y sabrás lo que haces. No sirve que te diga nada porque ya estas preso en ese vicio. – le contestó Luisa. - No es un regaño, solo que no queremos saber nada que venga del juego. –Prosiguió Claudia.
- ¡Pues, tendrán que vivir allá, no hay más remedio! – dijo Manuel mirándolas a los ojos.
- ¿Por qué? Si estamos bien acá. Esta es nuestra casa desde que nacimos. – dijo Melisa con antipatía.
- Porque esta casa la debo… entregar. – titubeo Manuel
- ¡¿Cómo así?! – preguntó Claudia mientras se levantaba del sofá.
- Es que… yo perdí la casa – titubeo Manuel mientras se rascaba la cabeza y bajaba la mirada – Pero, lo importante es que tenemos una casa nueva – siguió diciendo.
Las tres jóvenes se enojaron tanto con su padre y hubo un gran altercado por el asunto. Su padre enojado se encerró en su cuarto, después se puso a recordar el día que se mudó con su esposa a esa casa. Rodaron por sus mejillas un par de lágrimas, mientras se preguntaba por qué hizo tal cosa, sin embargo se dijo para sí mismo que al menos recuperó una casa para sus hijas.
UNA SEMANA DESPUÉS
Resignadas las jóvenes tuvieron que abandonar la casa donde toda la vida habían vivido. Con tristeza se despidieron de ese lugar que le recordaban a su madre quien murió por una extraña enfermedad. La que más le dolió dejar ese lugar fue a Luisa porque fue quien estuvo apegada a ella en sus últimos días de su vida, y Manuel lo sabía por eso él por dentro se sentía culpable de entristecer a sus hijas, y sentía impotente de no poder controlar la pasión que sentía cuando de jugar póker se tratara.
Al llegar a Paraíso de Merek, una pequeña villa a las afueras de la ciudad de Merek, todas se asomaron por las ventanas del auto a contemplar la belleza de la laguna. No en vano lleva el nombre de paraíso, ya que se extiende a más tres kilómetros donde por el norte está un bosque lleno de hermosa flora, exótica fauna y algunas cabañas hechas de madera de roble, con buena vista a la laguna. Al sur de la laguna esta un Mirador con un hermoso parque y sillas para contemplar la hermosura de las aguas azules de la laguna, también en esta parte hay muchas cabañas de pescadores, nativos y personas muy importantes que han decidido vivir en ese lugar. Al este y oeste están unas grandes colinas donde muchos turistas suben a ver la belleza de la Villa Paraíso de Merek. La laguna es llamada Laguna de Cristal porque en invierno desde las colinas el sol hace brillar la laguna cuando está congela.
Las tres jóvenes estaban asombradas por la belleza de la villa, puesto que nunca habían ido a ese lugar. Al llegar a la cabaña se maravillaron de lo grande que era y de lo acogedora que se veía, pero no eran capaces de decir nada para no darle la razón a su padre, ya que no querían alimentar el espíritu apostador de él.
Por la tarde, Luisa salió a la laguna, entró a la parte boscosa para encontrar algún ave exótica y tomarle fotografías. Mientras caminaba por el bosque, entre los árboles pudo divisar una misión con grandes ventanas de cristal, teniendo un balcón con vista a la laguna. En el balcón se encontraba un muchacho asomado por él, como embelesado mirando el paisaje de la majestuosidad de la laguna. Luisa lo enfocó con su cámara fotográfica que siempre lleva colgando en el cuello, y le tomó varias fotografías. El joven era pelirrojo, de bello semblante, nariz fileña y piel blanca. La belleza de este joven le impactó tanto que siguió tomándole fotografías sin que él se diera cuenta, que desde abajo estaba alguien tomándole fotografías.
Mientras Luisa seguía fotografiando a aquel joven, de pronto sintió una mano fría que le tocó el hombro, la asustó, entonces volteó a mirar. Se percató que era un niño el cual se sonrió al verla.
- ¿Qué haces aquí? – le preguntó asombrado el niño.
- ¿Y tú quién eres? – le preguntó Luisa al niño mirándolo extrañada.
- Soy Diego, vivo por acá cerca, pero ¿Por qué estás sola por acá? ¿Le tomas fotos al señor Anthony?
- No… yo le tomaba foto a la casa que está muy bonita- le respondió.
- No andes sola por aquí, podrían asesinarte.
- ¿Cómo que asesinarme? – preguntó ella.
- Sí, es que por este bosque mataron una chica y hay otra que está desaparecida.- le respondió el niño.
- No lo sabía.
- ¿Cómo te llamas linda? – preguntó Diego.
- ¡Qué pena! No haberme presentado. Mi nombre es Luisa Beltrán, soy fotógrafa aficionada. Por eso estoy en el bosque buscando algo para fotografiar.- le respondió.
- ¡Genial! ¿Eres nueva por acá?
- Si, hoy nos mudamos en la cabaña que tiene el número doce.
- ¡¿Esa?! Allí vivió la chica que está desaparecida.
- Cuéntame que pasó con ella.- inquirió Luisa.
- Hace como dos meses, ella estaba cerca de la Laguna, con el señor Anthony y de repente cuando se acercó a la laguna algo la atacó, cuando el señor Anthony fue a ver qué pasaba porque escucho los gritos de ella, ya no estaba y desde entonces no la han encontrado.
- ¿Quién es ese tal Anthony? Le preguntó Luisa a Diego, pero cuando le iba a responder lo llamó su madre y se fue diciendo que se verían después.
Luisa quedó desconcertada y fue a su casa con una nube de dudas acerca de ese lugar y de la desaparición de aquella mujer que le contó aquel jovencito.
Cuando llegó a su casa encontró a Melisa y Claudia muy molestas, puesto que no les había ayudado a desempacar y a ordenar la casa. Luisa, tratando de disculparse y con pocas ganas decidió ayudarlas. Entre las cajas que estaban en la sala hay un retrato de su madre, el cual observó detenidamente mientras brotaban lágrimas de sus ojos. Recordó aquella vez que su madre estaba postrada en una cama y ella acostada a su lado con tan solo 9 años, quien le decía con tanta inocencia: -Mami, ¿me prometes que no me vas a dejar sola? – Su madre con ojos entristecidos, le contestó que siempre iba a estar con ella. Esa sensación de vacío y ausencia calaban aun en el corazón de Luisa, pero ella siempre trataba de anestesiar su corazón distrayéndose en su pasión, la fotografía. En ese instante en que estaba recordado a su madre, Melisa llegó y la abrazó, mientras le decía: - ¡Ya tonta! Vamos a terminar o quieres que mami Laura nos regañé- Luisa sonrió y siguió en sus quehaceres.
-Hola mi querida Fernanda, te agradezco que estés a mi lado, y poder cada día sentir ese abrazo tuyo que me da un poco de alivio a este amargo dolor que siento aun. Espero no te vayas nunca de mi lado y seas tú ese camino que me lleve a vivir en luz.
Te cuento que me siento vacío, desconectado, y con el alma huérfana deseando poder estar bajo el abrigo de su belleza, anhelando volar en las alas de esa libertad que me brindaba cada vez que le veía. ¿Por qué soy presa de mis pensamientos? Mi carcelero son aquellos recuerdos que apuñalan mi alma y destrozan con crueldad las razones para poder levantarme cada día y respirar un nuevo aliento cada mañana. No logro vencerme, es más fuerte mi dolor, voy cayendo en el pozo de la desesperación. Me ensordece más el grito de mi alma, que mis palabras al viento, es más fuerte la angustia que mis ganas de seguir viviendo.
Sé, mi querida Fernanda, que ya escribir cartas es algo anticuado, pero es la única forma que encuentro para poder dar alivio a mi pobre alma. Espero no aburrirte por contarte siempre lo mismo sobre como estoy después de la partida de ella. Tampoco deseo que tu te alejes de mí, porque creo que eres la única que podrá sacarme del laberinto en que me encuentro. Como dice una canción “No detengas la lluvia, porque es necesario el invierno” es decir, no guardes tu amor por mí, porque lo necesito. Con amor, A-
Claudia quedó anonadada por tal carta, se dijo así misma que le gustaría recibir una así, pero desechó la ilusión, ya que su corazón aún se encontraba roto por aquel amor que la deslumbro y después la sumió en la oscuridad, un amor que ya llevó al cielo con promesas y la bajó al infierno con mentiras. Había tomado la decisión de cerrar la puerta de su corazón, puso cerrojos de bronce para que nadie la abriera, porque ya su corazón se rindió a la soledad y a la amargura.
Por la noche Luisa se acostó junto con su gata, y se durmió rápido por el cansancio. En ese momento tuvo un sueño peculiar. En él, ella se encontraba acostada en una barca en medio de la laguna la cual estaba muy serena, ella se sentó en la barca y comenzó a escuchar las aves del cantar, esto la emocionó. A la espera de ver las aves, escucho un estruendo que hizo volar las aves y huyeron de ese lugar. A donde ella estaba llegó una multitud de murciélagos que comenzaron a atacarla, y la hicieron caer a la laguna. Al caer al agua, se habían convertido en sangre muy espesa que la hacía hundir. Ella gritaba queriendo salir de aquel lugar, pero sus gritos se ahogaban en la espesa sangre. Cuando estaba a punto de hundirse por completo, una mano la sacó y la montó a la barca. Ella cuando sin ver quien le había salvado quiso darle las gracias, pero no encontró a nadie lo cual la asustó mucho. El cielo estaba oscurecido y una voz ronca le habló cerca diciéndole: -No debiste llegar aquí- y después una figura fantasmal la tomó por el cuello, y fue donde despertó.