—Buenos días estudiantes, para los que no me conocen, mi nombre es miranda Black, como es el primer día de clases me solicitaron que le dejara la hora a su profesor jefe por lo que ahora quedarán con él — dice ella mirando hacia la puerta, por donde entra el chico de sonrisa bonita, sin embargo, ahora está serio y mientras camina hacia la mesa que está en la esquina la cual es del profesor, va mirando a cada uno, hasta llegar a topar su mirada con la mía, al verme sonríe de lado y dirige su mirada hacia la profesora nuevamente.
—Gracias profesora Miranda — le dice él mirándola con educación dejando un libro sobre el escritorio y luego se gira para mirar hacia nosotros — Buenos días estudiantes, este año yo seré su profesor asignado para jefatura del curso, como solo algunos me conocen y me recuerdan, me presentaré — dice dirigiendo su mirada específicamente a mí — Soy Caleb Ross Davis, profesor de literatura avanzada… Por esa razón es que no muchos me conocen, el año anterior solo les hice clases a los que se apuntaron a las clases de Literatura — dice él mirando a todos esta vez — Quiero que todos pasen adelante y se presenten, sus nombres, de donde vienen si son nuevos — dice dando una fugaz mirada hacia mí nuevamente — Sus aspiraciones para los años que vienen y que hicieron en el verano — termina de decir para darse la media vuelta y sentarse en la comodidad de su silla, mientras que veo salir a la profesora y perderse tras cerrar la puerta.
Es guapo, eso no se niega, su pelo es de color castaño claro parecido al mío, podría pasar mi mano por su pelo y darle un toque salvaje si le quito sus lentes… Y sus ojos… ufff sus ojos son preciosos, unos hermosos ojos verde claro, parecidos a los míos, es alto y se nota que si tiene un buen físico, físicamente nos parecemos bastante, por lo visto.
Comienzan a pasar uno por uno a presentarse y a hablar de sus vidas, cosa que me parece un poco fuera de lugar, se nota que la mayoría les gusta dar a conocer sus vidas, de quienes son hijos y decir con exactitud que tienen dinero y que hicieron esto y esto otro en el verano, que fueron a otro país o alguna playa privada de sus padres y toda la cosa. Y por último estaba yo, solo faltaba yo, por lo que muy a mi pesar me levante de la silla y camine hacia adelante sintiendo todas las miradas en mi nuca. Al llegar al gigante pizarrón me giro quedando expuesta ante todos mis compañeros y profesor. Le dedico una mirada fugas a Caleb, bueno profesor Caleb. Me aclaro la garganta un poco incomoda por tantas miradas, debo destacar que antes no era así, tenía mi personalidad y no se me dificultaba hablar frente a un grupo de personas, sin embargo ahora es diferente porque ella no está.
—Hola — dice dándoles una sonrisa un poco forzada — Mi nombre es Chloe Dixon, vengo del Liceo Frances de Sevilla, tengo dieciocho y quisiera estudiar Literatura en Francia y tener mi propia editorial — les digo mirando a todos, quienes tienen caras interrogantes.
—¿Acaso eres becada? — pregunta un chico medio burlándose por como lo dijo — Digo… Como para tener vergüenza de decir quiénes son tus padres, tal vez seas hija de la cocinera del restaurante del insti — dice el chico riéndose y siendo seguido por algunos, sin embargo la mayoría lo mira mal.
—Cierra la boca Angus, que tu solo estas aquí por tu abuela — le reprocha una chica de pelo largo y medio naranjoojizo creo que natural por lo que puedo ver desde aquí
—A ver muchachos no sean falta de respeto con su compañera, si no quiere decir quiénes son sus padres, esta su derecho — dice el profesor Caleb en mi defensa
—Gracias — le digo dándole una leve sonrisa para luego posar mi mirada al chico que hablo — Mi padre es Dean Dixon y mi madre es Briana Foster… No tengo la culpa de que no me interese tu vida y que no quiera compartir la mía con gente que no conozco — le digo encogiéndome de hombros y caminar hacia mi asiento sin mirar a nadie
—Señor Garcia, quiero que luego que toque el timbre se quede aquí — le dice con seriedad el profesor Caleb a Angus — Bien, como queda poco para terminar esta hora de clase vamos a poner algunas reglas… — comienza a hablar y a decir cómo iban a ser los puestos, por suerte me dejo junto a Annabelle, por lo que le agradecí con la mirada, ya que dudaba que hiciera alguna amiga más aquí. Paso alrededor de veinte minutos y toco el timbre, por lo que tome mis cosas y comencé a caminar en dirección al pizarrón y luego giro para dirigirme hacia la puerta
—Espera — escucho que dice alguien a mi espalda. Al darme la vuelta veo que es el profesor Caleb
—Sí profesor — le digo caminando hacia él
—No me digas profesor… Solo Caleb, al menos cuando no estemos en clases — dice él en un susurro para que solo yo le escuche mientras que me da una sonrisa encantadora — ¿Estas bien? — me pregunta mirándome esta vez con un poco de culpa en sus ojos — Lo.. De esta mañana.. No era mi intención chocar contigo y mucho menos botarte — dice él rascándose la cabeza en forma de nerviosismo (muy evidente y tan coqueto que lo creía yo), pienso.
—No pasa nada, ya se lo dije.. A cualquiera le puede pasar — le digo dándole una sonrisa para que se tranquilice.
—Pues sí — dice él soltando una risa tensa — ¿Te ha dolido? ¿No te has torcido un tobillo? — pregunta esta vez con preocupación en su tono de voz.
—No, no me he torcido nada y sí, duele un poco — le digo, porque de verdad que si dolió la caída, me dolieron todos los huesos de mi trasero y si ya consideraba que mi retaguardia era plana, ahora ni siquiera sé dónde termina mi espalda (triste pero esa es mi realidad), pienso.
—Lo siento, te debo un helado — me dice riendo porque al escucharle decir eso miro hacia otro lado con vergüenza.
—Se me salió eso — murmuro con sinceridad.
—Tranquila — dice restándole importancia — Si quieres, podemos ir a la hora de almuerzo a por el helado — me dice él mordiéndose el labio creo que también con nerviosismo e inconscientemente.
—He… — iba a responderle que sí, sin embargo mi celular sonó interrumpiendo y colocándome en alerta. Por lo que con rapidez me descuelgo la mochila del hombro y la abro buscando mi celular. Al encontrarlo en el fondo de esta, lo tomo y veo que es mi papá — Lo siento, tengo que irme — le digo mirándolo unos milisegundos y sin esperar respuesta me giro y comienzo a caminar, contestando la llamada — ¿Papá que pasa? ¿Angi está bien? — le pregunto enseguida mientras salgo de la sala de clases y me apoyo en la pared con nerviosismo.
—Hija, solo te llamaba para decirte que Angi ya está en el Hospital Central, si quieres pasarte después de clases — me dice él al otro lado de la línea.
—Papá quiero ir ahora — le pido con suplicación.
—Princesa no te preocupes, tranquila ¿sí?, hoy está tú madres cuidándola, yo ahora debo ir a una reunión con O’Donnell y estoy recién saliendo del Hospital. Angi está bien, mamá la está revisando, pasa luego de clases — me dice él siempre con amor en cada palabra.
—Está bien papá — murmuró suspirando — Pero cualquier cosa por mínima que sea, mala o buena, prométeme que llamaras — le digo afligida y preocupada.
—Trata de despejar tú mente Chloe. Tú hermana no querría que estés así por ella, se va a recuperar y solo quedará esto como un mal recuerdo y vas a poder ir a estudiar junto a ella como lo habían planeado, ¿Lo recuerdas? — me pregunta mientras que yo cierro los ojos con fuerza para no soltar lágrimas.
—Sí, papá... Lo recuerdo — susurro y siento un nudo en mi garganta que trato de digerirlo.
—Esa es mi niña, te amo princesa. Te tengo que colgar, sino llegaré tarde — dice junto con el cerrar de una puerta. Que de seguro debe ser de su Jeep.
—Claro no te preocupes, ve con cuidado y al terminar las clases iré enseguida, también te amo — le digo para luego sacar el celular de mi oído y cortar la llamada. Al mirar hacia arriba me encuentro con el profesor Caleb, quien tiene su ceño fruncido y está serio — Disculpe por haberlo dejado hablando solo, era importante — le digo mordiéndome el labio por dentro por su cara de molestia.
—No sabía que su novio era más importante que hablar con su profesor, señorita — dice él con seriedad y sin tutearme por lo que miro el suelo, frunzo el ceño al repasar sus palabras, dijo ¿Novio?, creo que ya entendí.
—No, no — le digo con rapidez y torpeza posando mi mirada de nuevo a él — No era mi novio — le contradigo mirándolo.
—Señorita si no quiere que la dejen castigada por mentir será mejor que no lo haga — me dice con seriedad.
—¡Le estoy diciendo que no era mi novio, ni siquiera tengo! — exclamó con molestia.
—Ve con cuidado y al terminar las clases iré enseguida, también te amo — repite lo que yo dije al final imitando mi voz.
—Usted no entiende — le digo aun con el nudo en la garganta — Y sabe que, no importa.. ¡Lamento haberle dejado hablando solo, adiós! — exclamó molesta mientras que doy un paso para pasar por su lado y comenzar a caminar hacia el campus ignorando los llamados del profesor Caleb.
Camine unos cinco minutos hasta llegar a un árbol, por lo que me siento detrás de él para que nadie me vea y saco mi teléfono buscando los mensajes entre Angi y yo antes de que todo pasara. Comienzo a leer desde los primeros mensajes. Realmente ya me los sé de memoria, sin embargo es lo único que me hace creer que ella está bien y que no está en esa camilla. Cada conversación era una lágrima que caía y así estuve durante el recreo y luego cuando toco el timbre decidí quedarme aquí.
Luego del almuerzo iré a clases.
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