El Heredero de Hielo

28

Crisis

Seth estaba revisando unos documentos en su escritorio en las oficinas de la empresa junto a Daniel cuando un gran alboroto se escuchó afuera. Ambos se miraron interrogantes antes de que la puerta se abriera con un gran estrépito y el CEO de Lotus entrara furioso.

- ¿Quién demonios te crees al humillar a mi hija de esa manera? - le gritó Ford golpeando el escritorio.

El joven miró más allá de él, hacia la entrada donde Kevin estaba en total alerta con varios de sus hombres flanqueando a los escoltas de Lotus. Más que escoltas parecían matones, pero Seth estaba confiado en que el entrenamiento de su personal era mejor. Hizo un gesto a Kevin quien asintió quedando a la espera.

- Buenos días, Ford - le dijo con una sonrisa de negocios - No tenía ninguna cita programada contigo hoy.

- Humillaste a mi hija en el hotel - le gritó - ¿Cómo pudiste?

- ¿Vas a seguir gritando o podemos hablar como adultos? - se burló - Si sigues así, mi seguridad te sacará.

El hombre se estremeció y se giró hacia sus escoltas, pero se dio cuenta que los de Starlight les ganaban en número. Apretó los dientes molesto, pero se sentó en el sofá que Seth le indicó.

- Lleva al personal de Lotus a la sala de espera y atiéndelos. - pidió a Daniel - Hablaré con su jefe en privado. Que Kevin los acompañe.

- Si, señor - le dijo Daniel caminando hacia la salida y cerrando la puerta tras él.

Seth se mantuvo quieto hasta que dejó de oír ruidos afuera y luego se sentó en un sillón junto al sofá.

- Supongo que tu hija no te dijo por qué fue desalojada ¿Verdad? - preguntó con la mirada encapuchada hacia el hombre.

- Lidia dijo que sólo hizo un comentario pensando en el prestigio de tu familia - dijo con honestidad.

- Vaya, es encomiable la preocupación de tu hija por mi reputación - contestó sarcástico - No fue solo un comentario - aclaró Seth - Humilló públicamente a miembros de mi familia - vio cómo el hombre palidecía - Si alguien hiciera eso tu también te enojarías. Cómo lo estás haciendo ahora al venir a mi despacho con tus matones y gritarme en la cara.

El hombre tosió nervioso y avergonzado.

- Parece que tu hija aprendió sus modales de ti - criticó - Yo sólo solicité que saliera en silencio, pero no quiso. Es por eso por lo que mi gente la escoltó fuera del hotel. No permitiré que nadie humille a mi familia.

- Dijo que eran esos raros metahumanos con implantes. - dijo dudando ya que los Starlight eran Norm como su propia familia.

- ¿Hay algo mal con esos metahumanos como les llamas? -le preguntó de manera peligrosa.

- No, claro que no, - le dijo sudando frio - mientras se queden en su lado de la cerca.

Seth entrecerró los ojos controlando la furia que sintió ante el comentario.

- ¿Su lado de la cerca? -repitió masticando las palabras.

- Nosotros llevamos la administración de las naciones. - dijo Ford como si fuera obvio - Tenemos el control del dinero y el poder. Ellos sólo van a donde los necesitamos, solo son...

- ¿Son qué? -interrumpió Seth cada vez más molesto.

- Son herramientas. - concluyó - Deben usar sus habilidades en beneficio de nosotros como en la industria y la seguridad.

- Si los ves de esa manera - preguntó fingiendo curiosidad - ¿Qué pasa con sus vidas? ¿No tienen derecho a comer o disfrutar de las cosas que tenemos? ¿Tener parejas?

- Esa gente no tiene parejas. - se burló - Usan a esos guías para desahogar sus instintos, como los animales. - hizo un gesto despectivo - Ni siquiera pueden tener hijos.

Los dedos de Seth se enterraron en los brazos del sillón escarchando los bordes, pero respiró controlando las emociones para que Ford no lo notara.

- ¿Has conocido a uno de esos raros en persona? - le preguntó.

- No - le dijo moviendo la mano expresivo - Cuando los he necesitado, tratan con mi gente. No necesito verlos.

- ¿Por qué son herramientas? - repitió sus palabras y el hombre asintió.

Ford hizo un gesto de atención bajando la guardia.

- Recomiendo que mantengas a esos familiares fuera del ojo público - le dijo inclinándose hacia él - No será bueno para tu imagen.

- Temo que no podré hacer eso. - dijo Seth con una sonrisa - Son familia y muy apreciados por mi mujer.

- ¿Tu mujer? - exclamó casi en un grito - ¿Qué estás diciendo?

- Trataste de meter a tu hija a mi cama por todos los medios ¿Crees que no lo había notado? - se burló - Pero no la elegiría ni, aunque fuera la única mujer que quedara en el mundo.

El hombre se puso rojo y se levantó como si lo hubieran pinchado.

- ¡Estás insultando a mi familia! - le gritó.

- Tú has insultado a mi mujer y a mi familia todo este tiempo. - le dijo levantándose también - ¿Debo quedarme quieto, Ford?

Seth se acercó amenazante con los ojos y manos brillando con su poder en la superficie haciéndolo gritar y retroceder hasta la pared aterrorizado.

- Soy una herramienta como mencionas. - gruñó - Soy un esper, maldito bastardo. - la temperatura de la habitación bajó de golpe - La gente que tu hija insultó son espers como yo y sus guías son su familia como mi mujer lo es para mí. - la escarcha comenzó a cubrir las superficies a un ritmo alarmante.

- Esto no puede ser cierto - le dijo aterrado - ¿Cómo es posible?

- Es problema tuyo si lo crees o no, pero tus palabras me han hecho tomar una decisión.

Iba a hablar cuando la puerta se abrió de golpe y Anthea entró apresurada. Su brazalete pulsaba al igual que el de Seth, quien no lo había notado.

- ¡Tu! -gritó el hombre furioso empujándola contra una mesa lateral que tenía un jarrón con flores sin darle tiempo a reaccionar - Maldita, perra rara - le gritó al verla caer sobre la mesa tirando el jarrón al suelo - Eres uno de ellos. Por tu culpa mi hija no pudo ser una Starlight.

Anthea lo miró sin entender, pero sus sentidos se enfocaron en Seth quien la miraba con intensidad. En especial un lugar en su brazo, que sangraba por el corte de un trozo de vidrio probablemente del jarrón que se quebró al caer.

- ¡Seth! - le gritó cuando sus manos condensaron la escarcha en trozos de hielo afilados que se orientaban hacia el hombre - Tienes que calmarte - pidió levantándose y sujetando su rostro entre sus manos para que la mirara - Mírame - le ordenó - ¡Ahora!