En esos días, en los que volví a la escuela, mí mamá está más tiempo en casa, me dijo que hasta final de año, no volverá a salir de viaje, que por el momento, el trabajo que tenía para hacer, lo podía hacer desde casa. fue convocada para la organización del concurso de belleza de la ciudad que se llevaría a cabo a principios del mes de diciembre, señorita Leblon. Fue una convocatoria abierta para señoritas de 15 y 16 años.
El día que salió la noticia por toda la prensa local, se armó un gran revuelo, mis primas Elena e Isabella, quisieron ser las primeras en anotarse, pero cuando se enteraron de que mí madre estaría como jurado y supervisora del evento, se llevaron tremenda sorpresa, porque una de las reglas del evento, era que no se permitía la participación de ningún familiar directo e indirecto de los organizadores, y menos de los miembros del jurado, con aquella noticia, al menos me liberé de las visitas de mis primas a casa, por al menos, un mes, hasta que se les pasó el enojo.
Esa semana posterior a la noticia, en la escuela, empecé a recibir gestos de amabilidad impensados, cesaron esas notas groseras en mí casillero, que antes recibía, una tras de otras, dos, o hasta 4 por días,
"Albondiga, boliqueso, bola de manteca, porqui" esos y otros sobrenombres que algunas de mis compañeras usaban para referirse a mi persona, inesperadamente., desaparecieron. De pronto, empece a encontrar mejores lugares para sentarme en el comedor en el momento de la merienda, casi siempre, terminaba sentada al lado del basurero, que era el lugar en donde se sentaban las perdedoras, gordas, nerds, friki, o todo aquel que no fuera del agrado de Zuleica. ella junto a sus 3 adeptas, tenían la necesidad de demostrar que todos tenían que estar por debajo de ellas, y a ante cualquier muestra de rebeldía, a la salida de la clase, te enviaba atrás su pandilla, yo misma fui perseguida en mas de una ocasión por su pelotón, compuesto por David su primo, que apoyaba todas sus vagabunderias, y dos muchachitos mas del barrio que no pasaban de los 14 años, pero tenían un tamaño que infundia temor.
lo cierto es, que ese concurso de belleza, a mi me favoreció bastante, porque Zuleica, uno de esos días, hasta me ofreció sentarme en su mesa junto a ella y a las demás chicas que siempre apoyaban todo lo que ella decía, obviamente que yo no acepte, porque sabia que estaban buscando algún beneficio, Zuleica se había anotado al concurso y a toda costa quería ser la ganadora, buscaba como chantajearme para que yo le hablara bien a mi madre de ella, su amabilidad, ya me estaba incomodando, pero con que dejara de llamarme con toda esa series de nombres que me causaban tantos disgustos, para mi, era suficiente.
una tarde bajo lluvia, Modesta por fin, había vuelto a la casa, yo la salí a recibir, como un niño que espera un regalo, la vi entrar por la puerta empapada de agua, con dos valijas mas de las que se había llevado, pero no estaba sola, para mi sorpresa, una pequeña muchacha que no superaba mi estatura, pero delgada, casi como un palo, sacudía sus pies en la alfombra, mientras se deshacía de su abrigo en la puerta. Modesta me miro con esa ternura que se desprendía de su mirada, aunque con sus ojos un poco apagados por la tristeza de haber perdido a su hija.
Me dijo desde la puerta, –mi pequeña niña, ven dame un abrazo, yo fui tras ella como cuando tenia 5, me presentó a su diminuta compañera, que ya me estaba pareciendo conocida, –Fiorela, ella es Cristal, yo no supe como reaccionar, porque ella no era como yo me la había imaginado, se veía como de 58 kilos, llevaba pantalones largos hasta los tobillos, con varias mechas de su cabello pintado de rosa y azul, un pequeño piercing en su nariz, que sobresalía por su brillo. asomo una tímida sonrisa a sus labios, y me saludos, –hola Fiorela, al fin nos conocemos.
yo salí de mi estado de desencanto enseguida, la abracé no tan fuerte como solía hacer con mi nana, por miedo a lastimarla, aquello era un costal de huesos, muy diferente a mi. Adelaida les ofreció pasar de inmediato, mi madre había salido a ultimar detalles del desfile, Modesta y Adelaida no se conocían aun, y enseguida entraron en modo conversativo –Fiorela, acompaña a Cristal para que se cambie de ropa, me sugirió Modesta, y yo estaba tan pensativa, que se me había escapado ese detalle, un poco tímida también, pero feliz, porque aunque mi mente estaba confundida porque no podía todavía unir en una sola persona, aquella voz que me había hablado al teléfono, los días en los que mi nana llamaba, con la que había entrado por la puerta de Casa.
Cristal, mostró inmediatamente esa chispa que irradiaba las veces que hablamos por teléfono, hablaba de mil cosas a la vez, para romper el silencio, –eres tal cual me había dicho mi abuela, –como, gorda? le respondí yo, –no, me dijo, tímida, pero muy servicial. –gracias por permitirme quedarme en tu casa, me dijo para sorpresa, porque yo no sabia nada, de que se iba a quedar, tampoco sabia cuanto, porque mi madre no me lo dijo, pero no quise hablar al respecto, continue escuchándola como si nada.
–tu madre es muy hermosa, me dijo, al ver una foto de ella en la puerta del pasillo que daba al baño, y de pronto, se desparramó, en lagrimas, yo no supe que hacer, nunca fue buena en consolar a alguien, todo lo contrario, yo era la que recibía toda esa clase de atenciones de las que siempre estaba carente, pero si la comprendí, estaba sensible por la muerte de su madre, la volví a abrazar, estábamos lejos de mi nana, le ofrecí que bajáramos a la cocina a tomar algo caliente, mientras el viento, golpeaba fuertemente las ventanas, y la lluvia caía incesantemente.
–hasta que por fin aparecen, dijo Modesta, Estas bien, le pregunto a Cristal, quien contesto con el gesto del hombro levantado, –les prepare una cocoa, nos dijo, no sabia llegado bien, y ya estaba envuelta en sus faenas caseras, yo la abrace y le volví a decir, te extrañe, nanita mucho, ella beso mi frente y me dijo, yo igual pequeñita mía
Cristal se sentó el la barra de la cocina, la observe, y su mirada estaba un poco distante, yo sentí la necesidad de dejarla sola, sabia por el momento que estaba pasando, y no quería ser una molestia. preste atención a la conversación de Adela y Modesta, Nani contaba como había sucedido todo aquello del accidente que había acabado con la vida de su hija, Cristal se alejó de nosotras, se poda percibir como le incomodaba escuchar tal relato, Modesta se acongojo por igual, Adelaida la abrazo, mostrando una muestra de solidaridad. – pero no hables mas de ese tema, no te hará bien, le sugirió Adela a Modesta, –es que si no hablo, siento que es peor cargar con todo eso por dentro, y aunque yo no sabia como consolar a otra persona, intente cambiarle de tema, para que su mente no se siguiera ofuscando, en buscar soluciones o culpables que no le devolverían la vida a su hija.
–nana, le dije, –mami me contó un poco de tu historia, de como llegaste a nosotros, –si, veo que mi ausencia trajo cambios, me dijo sorprendida al saber de la conversación de madre he hija, pero se alegro bastante y me lo mostró con un abrazo largo, de esos que ella Sabia darme, y yo los extrañaba. Cristal un seguía perdida un poco en su mundo, ella la miro y dijo – espero se le pase pronto esa tristeza, porque no soporto verla así
nos acercamos hasta la sala, la Nana busco el mismo álbum que habíamos ojeados días atrás con mi madre, pero que no habíamos visto por completo.
–Ves esa foto? me dijo, ahí enseñe a tu madre a tomar Mate. en el retrato mi madre tenia una especie de cuenco de madera con una bombilla, de la que succionaba una especie de bebida hecha con hierbas, y a ella le gustaba tomar esa infusión casi todos los días, entonces descubrí que mi nana era de un país de habla hispana por eso hablaba tan bien el español y que ademas, esa bebida llamada mate, era como el café aquí en brasil, yo nunca me anime a tomarla, pero vi que ese mismo día, Cristal, se levantó del sofá, busco en un bolso que tenia su abuela, su propio cuenco, muy parecido al de mi madre, saco también esa hierba, Adela habia puesto agua a hervir por orden de la nana, Cristal dejo caer agua sobre aquel brebaje y me dijo, quieres probar, yo, para no hacerle el desaire, pegue mi boca con mis dudas a aquella bombilla de metal, succione el agua con tal rapidez, que me queme la boca, me trague aquello rápidamente, amargo como la hiel, y puse cara de asco, de inmediato, porque si algo tengo yo, es que me cuesta disimular.
A Cristal le dio por reírse, tomo su mate, le agregó azúcar y me dio a probar otra vez y yo me negué, me dijo –pruébalo con azúcar, veras que no es tan amargo, pero lo amargo no sabia sido tan grabe como la quemadura que llevaba por dentro, –y debes tomar despacio para que no te quemes, me sugirió Cristal, yo respire profundo, y volvió a mi boca esa bombilla, y fui despacio tal cual ella me dijo, y el gusto de aquella bebida, había cambiado en efecto.
Esa tarde, se hizo una ronda de aquello, que hasta Adela se animo a probar. La nana continuaba viendo los recuerdos fondeados en ese cofre. Cuando conocí a tus abuelos y a tu madre, ella tenia tanta vida, tanta juventud, que transmitía alegría, dijo, tus abuelos estaban orgullosos de ella, para esa época, mis dos hijas y tu madre, estaban en una edad de experimentar cosas, aunque mi Laura, la madre de Cristal, tenia su cabeza puesta en nuestro país, había dejado a su novio, y extrañaba mucho a sus amigos y abuelos, Tatiana, quien ahora vive en Argentina, era menor que tu madre y su hermana, y solia estar mas tiempo conmigo.
Tu madre había avanzado mucho en su modelaje, verla tan inspirada en sus sueños, era lo que mas hacia feliz a tu abuela, porque tu madre, aunque amaba el modelar, también pensaba en ser una gran diseñadora de moda, ella junto a Laura, inventaban vestuarios en la maquina vieja de coser que tu abuela guardaba en el garaje. mi Laura por igual, tenia unas manos divinas para diseñar cualquier tipo de ropa, y una vez diseño un vestido para tu mama, a la que la habían invitado a una fiesta ahí en el pueblo.
Ese día en donde contábamos con la lluvia de compañía, me quedé atenta escuchando las historias de mí nana y mí familia, me confesó que Laura, su hija y mí madre, se hicieron muy amigas, y que mí madre, quién siempre ha sido muy hábil para los negocios y emprendiendo sueños, le propuso a Laura modelar sus diseños. –Fabiola siempre ha sido fuerte, confesó Modesta , con solo 22 años, se quería llevar el mundo por delante, sacar a flote todas sus ideas, pero a veces, los sueños se pierden en un mundo donde la gente está llena de ambiciones, indebidas, dijo mí nana
Sabes cómo llegué yo a la vida de mí mamá, le pregunté, recuerdas algo de mí papá nanita, le dije, porque he hecho muchos intentos para recordarle, pero la única figura paterna que tengo en mí cabeza es la de mí abuelo.
Modesta me miró y me abrazó, le había hecho tantas veces las misma pregunta, que presentía que me daría la misma respuesta, que nunca le conoció algún novio a mí mamá, pero sin embargo, me dijo, –el día de aquella famosa fiesta en donde tu madre modeló el vestido que le había hecho mí hija, era un vestido largo, color hueso, con una sencilla decoración en el cuello y una abertura en el costado, ese día, a tu madre la fue a recoger un señor a la puerta de la casa de tus abuelos, era un hombre elegante, de unos 45 años más o menos, rubio, alto, vestía traje n***o, yo por casualidad me asomé a la puerta, fue todo lo que alcancé a ver, escuché como tus abuelos despedían a tu madre, tu abuela no lucía muy satisfecha al ver a su hija, salir escoltada de la mano de un hombre que le doblaba la edad, ella me lo confesó después, también me dijo, que aquel hombre era el dueño de la academia de modelaje en donde tu madre asistía, y que era el agente de ella, quién también se encargaba de llevarla a esos eventos en donde llegó a conocer muchas personas importante del mundo del modelaje, que gracias a ese hombre, de acuerdo a lo que me comentó tu mamá, ella podía tener un gran futuro como modelo.
Yo estaba inspirada ese día, me di cuenta que no conocía nada acerca de la vida de mí mamá, porque ella nunca me ha querido decir alguna cosa, Cristal, se acercó más a nosotras para ser participe de la conversación, también estaba asombrada con la noticia de que nuestras madres eran amigas, entonces, ahí entendí que el conocernos ambas en esa circunstancia, fue algo celestial, aunque yo con eso de lo divino y lo espiritual, nunca me he llevado muy bien, pero ese encuentro, no tenía otra explicación. Cristal seguía brindándome mates azucarados, esa noche recuerdo que tomé más de 10, y le pregunté a mí nana ansiosamente,
Qué más supiste de ese hombre misterioso de la vida de mí mamá?
No mucho más que eso me dijo, pero sé, que ese hombre, fue causa de muchas peleas en la relación de tus abuelos y tu mamá, Fabiola, tenía una luz en su rostro que la hacía destacarse tanto, pero cada vez que llegaba a la casa, tu madre con solo ver su rostro, se daba cuenta que había estado viéndose a escondidas con ese hombre, porque su rostro lucía opaco, sin luz, pero tu madre, así como es de bella, así mismo es terca, y por llevarle la contraria a tu abuela, seguía viendo a ese hombre, aunque tus abuelos ofrecieron llevarla a otra agencia de modelaje, además, tu madre conocía a.muchas otras personas que también la podían ayudar a posicionarse como ella quería, incluso, tu madre ayudó a Laura como le había prometió, y Le presentó a un diseñador que ya era famoso en todo Sao Paulo, e invitó a mí hija a trabajar con el.
La relación de mí hija y tu madre tuvo una ruptura, cuando Laura se fue y tu madre decidió hacer su vida al lado de aquel hombre misterioso
A mí se me prendió un bombillito en el cerebro, sentía un cosquilleo en mí estómago, porque sentía que sin planearlo, me estaba a pasos de saber quién era mí padre, pero mí nana me dijo que esa relación, desató una tempestad en la casa, mí abuela, se opuso a toda costa, pero mí mamá persistió en su idea, Modesta me mostró la última foto de mí madre en el establo, antes de abandonar la casa de mis abuelos, aquel hombre, del cual no se conocia el nombre, había arreglado para que mí mamá participase en el concurso de mis universo, porque mí mamá, a parte de ser bonita, también estaba muy bien preparada, había ido a las mejores escuelas de Sao Paulo, para aquel entonces ya dominada varios idiomas, el nuestro, el ingles, el Frances, y el español lo estaba aprendiendo, con ayuda de mí nana y su hija Laura
Mí nana se explayó en contarme tantas cosas que yo no sabía de mí mamá, pero seguí indagando, necesitaba saber cómo fue que llegué a su panza. Me confesó que el día que mí madre decidió dejar la casa, vio por primera vez una tristeza y un temor en su rostro que nunca había visto, mí abuela no salió a despedirse como antes, el abuelo que es un pan de azúcar, la abrazó, sin decir alguna palabra, mí nana también, Laura, ya se había ido a vivir a otro pueblo, y que a mí madre la esperaban en un auto n***o, en la puerta de la casa.
Habían pasado varios meses desde que se fue mí mamá de la casa de los abuelos, y públicamente, todo parecía marchar perfectamente en la vida de mí madre, de quién se hablaba en los medios locales, había sido elegida para concursar en el miss universo, dentro de todas las postulantes, mí madre era la más indicada, respetaba todos los requisitos, tenía 22 años, con una altura de 1,70 metros sin tacones, y delgada, era una belleza, que por eso, cada vez que me miró, digo, y conmigo qué pasó?
Mí abuela la veía solamente en la tele, en revistas, después de esa ruptura entre ambas, mí mamá no volvió a visitarle, mí Lolita se enfermó, sentía que había perdido el amor de su hija.