Besos húmedos, ardientes quemando cada pedazo de piel que sus labios tocaban, los jadeos, gemidos, gruñidos se combinaban creando una sinfonía con el fuerte choque de caderas. Sabía cuan equivocada estaba cuando me escabullí en esta habitación después de una tarde llena de tensión s****l, por fin tenia al hombre que tanto he deseado encima mio penetrando mi ser con tanta pasión. —No sabes cuanto he deseado tenerte así Lynna —gruñe en mi oído dando una estocada certera. Fue la peor de mis días metiéndome en su cama, sin embargo no me encontraba arrepentida, justo ahora teniendo su cuerpo azotando el mio solo podría darme placer y hacerme olvidar este terrible pecado; desee con tanto anhelo este momento que una vez llegado el momento apague mi lado racional dejando la l*****a apoderarse de

