Capítulo 4

2218 Palabras
Jamás creí que podría asesinar a alguien con la mirada, a mi sorpresa había llegado el momento y con la última persona con la que pude llegar a imaginarlo. En cuanto pongo un último pie al final de los escalones mis ojos ven al chico sentado con tanta comodidad que es inevitable mi ceño fruncido; no puedo creer su cinismo de estar aquí tan fresco como que si no hubiera dicho todas las estupideces aquellas, quiero golpearle, mis deseos de golpear su hermoso, varonil y perfecto rostro me invaden con tantas ganas obligando a mis manos hacer un puño de cada lado. Relájate. Me digo tres veces y una vez me he relajado carrspeo sin embargo, no se voltea. —Se que estas ahí —le oigo decir, al escuchar su voz mi cuerpo reacciona estremeciendose. Denver sigue causando estragos en mi, no me agrada —. Prefiero ignorarte ya que has proclamada odiarme por ninguna razón. Ofendida. Así me siento después de oírlo. No entiendo porque sigue siendo tan tonto ¿es que no le funciona el cerebro? Porque ya está tomando nuevas ligas de idiotez. —Te has enojado de la nada. Entonces confirmo que existe gente imbecil y luego el líder, Denver. El menor de los Brook's no demuestra tener un grado de coeficiencia intelectual. —No se si te haces o ya de plano eres estupido —ahí se gira, sus orbes mieles se conectan con mis orbes verdes —. Quizá este enojado porque ¿me rompiste el móvil? O porque ¿rompiste mi móvil o no te disculpaste? Tal vez que rompiste mi celular, querías disculpas mías, querías cobrarme por reparar algo que tú rompiste —me enfadó al ver su tarado rostro brillando de diversión —. No tengo ni idea de porque me enojaría con un alma tan buena como la tuya. Pasa su lengua por los pomposos rosados labios humedeciendolos, se ven deseables, m*****o sea por estar tan bueno. —¿Crees que las cosas caen del cielo? Si te reparo gratis el teléfono lo descontarán de mi sueldo ¿quieres eso? Volteo los ojos, esto es suficiente. —Eres tú propio jefe, genio. —Y el mejor. Comence a subir las escaleras de vuelta a mi habitación no había forma en este mundo donde yo pasaría mi tarde al lado de Denver pero no conte con ser increptada por él a mitad de camino —Aléjate de mí —pedí cansada —. Quiero que te mantengas bien lejos donde no pueda verte y escucharte. Muy lejos donde no pueda pensarte, necesito que desaparezcas de mis pensamientos, de mi corazón, ya no quiero que seas el dueño de. mi corazón. Así que por favor, desaparece. —Lynna —murmuró sosteniendo mis muñecas —. No puedo alejarme de ti. Atrapé el aire en mis pulmones porque escucharlo decir eso acrecenta mis sentimientos. Soy una masoquista, soy una estupida. —Mi hermano y mi sobrino viven aquí —me soltó dejando al frío acentuarse donde sus manos me tocaron —, Entonces no hay forma de que deje de venir. —Ojalá.... ojalá existiera la remota posibilidad de que dejes de hablarme. Sus ojos se expanden demostrando lo poco listo que estaba para escuchar de mi esas palabras, en estos años he sido tan amable y comprensiva ¿quién se podría imaginar que le contestaría así? Ni yo, pero su comportamiento me ha cansado al punto de tocar mi límite. —No lo hay, eres parte de mi familia y mi amiga —inevitablemente sonrió, por primera vez no le llama sobrina. Eso es algo —. Enojate todo lo que quieras Lynna —da un paso acorralandome contra la pared, su estatura me hace sentir pequeña —, pero no me alejaré de ti. El carraspeo de alguien me hace poner mis manos en su pecho empujando su cuerpo lejos del mío viéndose o******o de usar su fuerza para no caer de la escalera. —¡Casi muero! —¡No seas ridículo, estamos en el tercer escalón! —¡Hola! —grita mi mejor amiga. Sus ojos grises pasan de curiosos a molestos —, ¿interrumpo algo? ¿Estoy siendo mal terco?¿qué m****a estaban haciendo? Termino de bajar llegando a ella —Nada —contesto con seguridad —, Aquí no ha pasado nada de absolutamente y literalmente nada. Golpea su frente —Si se cuando mientes, eres una pésima mentirosa. Denver se coloca a un lado mío con una sonrisa —Eso es lo que le digo siempre. Ella alza una ceja —¿En que momento bromee contigo? —diría que me sorprende pero no es así. La chica opta esa posición rusa cuando se trata de mí —, mira niño bonito seré muy clara, ya no me agradas, rompiste su celular luego quisiste cobrarle así que, no, no me agradas. Coloca el dedo índice en el fornido pecho presionando ahí con fuerza —¿Auch? ¿Por qué no avanzan y lo superan? —¿Sabes quién va a avanzar y superarlo? —alza un puño —, Te rompo —alza el otro puño —, los huevos. Silbo en orgullo —Esa fue buena. Denver voltea la cabeza viéndome con una mueca —¿Enserio? ¿Estás de su lado? Me alzó de hombros —¿Por qué no lo estaría? Rompiste mi celular —lo señaló. —Ya superenlo se frota el cabello en desesperación. Ambas negamos a la vez —Como sea, no estoy aquí por ti —se aleja de él poniendo su atención en mi —, ya tengo el dinero pero no podré acompañarte porque en unos veinte minutos me voy a la casa de mi abuela por su cumpleaños y vamos a pasar allá el fin de año. Arrugó las cejas —Estamos cerca de mitad de año ¿de qué rayos hablas? Sonríe como una niña pequeña —Mi abuela cumple años mañana, por eso hago referencia del fin de año. Me comienzo a reír por sus tontas ocurrencias, ignoramos a Denver yendo escalera arriba a mi cuarto nos encierro en el cuarto para mejor privacidad, saco el celular de mi mesita de noche llevándolo a la cama donde está sentada. —Bien, no tengo el dinero como tal —se alisa el cabello signo de que esta nerviosa, me froto la sien. Esta niña me sacará canas verdes algún día. ¡Dios mío ya sueno como mi madre! —¿Qué quieres decir con eso? —no puedo evitar sonar molesta. Ella enreda un mechón de su cabello azul en su dedo índice —Es probable que sacará el celular de mi hermano —-alza el dispositivo viejo dejando a la vista la pantalla rota ¿qué he hecho yo para rodearme de cosas dañadas? —, es el viejo no se va a dar cuenta que ya no está. —¿Y si lo hace? —No lo hará —asegura —, Ni siquiera sabía donde estaba su mochila y va a preocuparse por un celular que no usa. La miró mal, desconfiada de esto, puede que Larry sea un desordenado pero estoy segura de que se dará cuenta del pronto desaparecido celular, el chico podría meterme en prisión si quisiera ¡dios mio iré a prisión! mi cuerpo reacciona levantándose de un salto simulando fuego salir de la cama. Quiero cambiar mi celular pero no de esta forma, soy la mujer más cobarde de mundo, no sería capaz de mentir con naturaleza. Primero muero ahogada. —m****a, estás haciendo eso —voltea los ojos con fastidio. —¿Qué cosa? —parpadeo múltiples veces acariciando mi mandíbula. —Actuar como una autentica desquiciada Mi boca se abre ante la ofensa —¡¿Desquiciada yo?! ¡acabas de llamarme desquiciada? —Si, loca —su dedo indice hace círculos en su sien. Me cruzo de brazos viéndole mal —Perdona por no querer ser una delincuente. —No —me mira con reproche —, tú solo estas siendo una cobarde, ¿en qué cabeza cabe pensar en que justo cuando agarro su celular lo va a querer buscar? ¿para qué querría esta basura? para empezar. Me alzo de hombros sin saber que responder a eso, cuando haces dieta no crees volver a caer en el chocolate, comidas chatarras y esas cosas deliciosas que te hacen subir de peso, y sin embargo, lo haces. Tres toques en mi puerta seguidos de una melodía me hacen respingar en mi lugar —¿Ya se entero? ¿ahí viene la policía? —prácticamente lloriqueo cuando caigo de rodillas al piso. Lara se levanta echando un suspiro exasperado de sus rojos labios —Maldita sea la hora en la que decidí ser tu amiga. —¡Ey, eso fue cruel! —me queje poniéndome de pie, observando su mano girar el pomo de la puerta dejando a la vista la estúpida cara de Denver —. ¿qué quieres? —le suelto con fastidio. El hombre me mira dolido por unos segundos reparando en la cara de fastidio de mi mejor amiga —Enana, sigues aquí —le brinda una sonrisa de boca cerrada pero el rostro de la chica no cambia, ni el mio —, bien, ya he entendido que no me quieren aquí. —No me digas —uso mi sarcasmo —, por tu culpa me convertire en una criminal —lo señalo con mi dedo indice y mis ojos se entrecierran. Voltea los ojos irritado —Estás demente, medicate. —Medicate —le arremedo como una cria, sus pisadas suenan fuerte cuando parpadeo y lo tengo enfente de mi —, q-que m****a —balbuceo. —Si quieres que te trate como una adulta, comienza a comportarte como tal —su dedo indice toca mi pecho pero lo atrapo. —No me vas a decir que hacer, Brook. Su rostro se acerca tanto al punto de rozar las puntas de nuestras narices —Lo haré, haré contigo lo que me salga de los huevos y ¿sabes por qué? Quiero retener el aire pero no le permito a los nervios apoderarse de mi cuerpo —¿Quien te crees que eres? —No lo se Lynna, provocame y sabrás lo que le hago a las niñas malas como tú —su aliento a fresa choca con mi pesada respiración, algo comienza a palpitar. Sonrío con jocosidad —No te atreverías a tocar un solo cabello de mi cabeza y ¿sabes por que? —acorto el espacio ladeando la cabeza a un lado yendo hasta su oreja —, porque te has metido en la cabeza que soy tu pequeña e inocente sobrina cuando no puedes negar lo que paso hace un año —deslizo mi mano por su abdomen sintiendo los músculos tensarse —, porque justo ahora has vuelto a bajar la guardia como ese día. Su mano apretó mi cadera acercando nuestros cuerpo aún si ya no había espacio por cortar —Todavía recuerdo esa maldita noche, no debiste entrar a mi habitación y no debiste dejar mis manos recorrer tu cuerpo, no debí dejar que todo lo demás sucediera después. Atrapo el lóbulo de su oreja con mis dientes sintiendo un bulto en mi barriga —¿Por qué aun puedes sentir mis labios sobre los tuyos o por qué no puedes olvidarme encima tuyo? —Lynna...... —su voz ronca envía aquellos fragmentos de nuevo a cada parte de mi piel —, eso estuvo mal y lo sabes, no deberíamos siquiera estarlo hablando. El falso carraspeo de Larisa me obliga a separarme del cuerpo tibio para ver su ceño fruncido, su mano presionando con fuerza el pomo —No se que m****a han estado murmurándose, pero ya lárgate Denver. Aprieta la mandíbula, sus ojos llenos de fuego me miran a los ojos haciéndome sentir tan pequeña esos mismos ojos me recorren el cuerpo dejándome ver la l*****a, como hace mucho no la veía. Quiero sonreír al ver ese ardiente d***o fulminar mi existencia por provocarle una erección, asiente despacio torciendo su cuello y luego sin pudor decide girar dejando ver ese gran bulto entre sus pantalones. Lara retrocede de su lugar apartando la mirada con su rostro encendido —¿Como m****a me iré ahora? —se gira a mi mirándome con reproche —, si te dejo sola de seguro te abres de pierna a ese idiota porque estas demasiado metida en este mierdio. —No soy una niña pequeña —dejo mi t*****o impactar con la cama, mandando al fondo aquella noche —, de seguro mi mamá debe estar por llegar. —Aléjate de Denver, niña. Ya probo que no es digno de ti. Me gustaría decirle que tiene razón y que me alejare pero prefiero verla irse con la seguridad de que no haré nada tonto pero tan pronto se sube en el taxi a casa de su abuela voy en busca de Denver ciega por un d***o que podría acabar conmigo,si mi mamá no hubiese llegado, si mi mamá no hablará con tanto animo con Denver, quizá si nos hubiésemos quedado solos de nuevo.... Hubiese vuelto arder debajo de su cuerpo... Besos, Bethlimie
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR