Logre ver en su rostro un atisbo de remordimiento cruzó por sus ojos casi negros, y me aferré a él como a un salvavidas. Si jugaba bien mis cartas, tal vez pudiera hacerlo entrar en razón y me dejaría ir. Solo tendría que aprender a saber como llevarlo para poder lograr que ceda a mis peticiones. Su aspecto es la de un hombre fuerte y malo, pero muy en el fondo estoy segura de que no es así, —Serov —dije suavemente. Mis piernas temblaban mientras encontraba el valor de acercarme—. No hagamos esto, ¿de acuerdo? Podemos ser amigos. Conocernos. Tal vez enamorarnos. Solo... déjame ir. Me miró como si lo estuviera considerando, pero luego se echó a reír, burlándose de mi súplica desesperada. —¿De verdad crees que te dejaría ir solo porque haces un pequeño show? Acortó la distancia entre nos

