Me despierto antes que Zanoah todos los días. La mayoría de las noches duerme en mi habitación porque tiene miedo, o eso dice. Hoy, espero que Serov se una a nosotros para desayunar, pero sé que Zanoah se quedó hasta tarde pintando el cuarto del bebé, así que probablemente dormirá hasta más tarde.
No me molesta. Necesita descansar.
Bajo a la terraza, donde Serov ya está sentado a la derecha de mi asiento habitual.
—Pavel —me saluda.
—Serov. Buenos días —sonrío—. Debe ser urgente si quieres verme antes de haber desayunado.
—Sí, hay cosas que quiero hablar contigo —dice Serov, sirviéndonos una taza de café a cada uno—. Cosas que creo que deben discutirse entre los dos hijos mayores.
—Aún te refieres a mí como un hijo, pero pronto seré padre —comento, tomando el café—. ¿Qué pasa?
—Esto
