La madrugada llegó con una sensación de quietud, como si el tiempo se hubiera detenido después de las revelaciones de la noche. Mis pensamientos eran un torbellino de emociones, tratando de procesar la confesión de Carla y decidir cómo enfrentar el nuevo giro en nuestra historia. Me encontraba sentado en el borde de la cama, sumido en la oscuridad de la madrugada. La habitación estaba en silencio, solo interrumpida por el suave murmullo de la ciudad afuera. La madrugada se convertía en un cómplice silencioso de mis reflexiones, donde buscaba entender el impacto de las revelaciones de la noche anterior. "No puedo creer que esto esté pasando. Después de todo lo que compartimos hoy, ¿cómo llegamos a este punto?" murmuré para mí mismo, tratando de dar sentido a la confusión que me embargaba.

